A pesar del aislamiento, no estamos ajenos

Estrella Díaz
13/5/2020

La pintora Julia Valdés (Santiago de Cuba, 1952) como la gran mayoría de sus colegas, está por estos días viviendo el sensato y necesario recogimiento en su casa/taller. Allí continúa creando desde su personal universo abstracto, ese que la ha convertido en una de las creadoras cubanas contemporáneas con un sello distinguible en el que las texturas tienen un rol marcadamente protagónico.

La Valdés —graduada de la Escuela Nacional de Arte (ENA) en 1967 y de la Universidad de Oriente en la especialidad de Historia del Arte en 1989— en su intensa vida como pintora ha participado en un número abultado de exposiciones colectivas y personales, como El reverso del paisaje, Umbral de la nostalgia, Las puertas del reino, Memoria sobre los muros, Erosiones, Travesía, Todo mezclado y Signos del paisaje, entre otras, y sus piezas se hallan en colecciones públicas y privadas de Francia, República Dominicana, Alemania, Colombia, Puerto Rico, Estados Unidos, Austria y España.

En casa, Julia Valdés continúa creando desde su personal universo abstracto.
Fotos: Cortesía de la artista

 

Ahora nos comenta, vía correo electrónico, que este momento de distanciamiento social la ha hecho regresar al elogiado libro de cuentos La soledad del corredor de fondo (1959), del poeta y novelista británico Alan Sillitoe, quien es autor, también, de otros relevantes textos como La llave de la puerta (1961), en el que busca un camino para salir del desamor; El barco perdido (1983) y Últimos amores (1990), que tratan sobre antiguos soldados que regresan al escenario de la guerra muchos años después.

“El personaje protagónico de La soledad del corredor de fondo —nos recuerda la pintora— es un joven de origen humilde que enfrenta este reto competitivo que transcurre en solitario, dada las características del evento. Mientras corre, hace una gran introspección de su vida y pasa revista a muchos momentos dramáticos que lo marcaron. Esa es la experiencia solitaria de algunos artistas que trabajan en la intimidad de su estudio: vivimos el presente en aislamiento y revisitamos el pasado, analizamos nuestras propias experiencias vitales, que, también, son parte de la obra. A pesar del aislamiento, no estamos ajenos porque estamos comprometidos con nuestro momento histórico. Seguramente, de este alejamiento social temporal surgirán nuevas fabulaciones y complicidades”. 

Técnica mixta, acrílico sobre tela, 2017.
 

Está trabajando en una exposición personal para cuando las condiciones en Cuba lo permitan, ¿tiene ya concebido el tema o hilo conductor?

“Efectivamente, estoy trabajando conjuntamente con mi hija —Ariadna—  en una muestra que queremos inaugurar en La Habana. En estos momentos hay que replantearse las fechas, tomando en cuenta la situación de la pandemia que ha obligado a posponer todos los eventos. Tenemos dos espacios previstos para 2022, y en su momento daremos a conocer la locación definitiva. El hilo conductor de nuestro proyecto aborda —a través de dos poéticas diferentes y una misma visión femenina— la relación entre el ser humano y las transformaciones medioambientales y tecnológicas, a las que no somos ajenos.  

Nuevos paisajes interiores emergen en estos procesos evolutivos y se expresan en nuestra propuesta con los recursos y soluciones plásticas que dan continuidad a investigaciones ya realizadas por ambas. Se incursionará no solo en lo bidimensional sino también en la tridimensionalidad”.

Ariadna, hija de Julia, pintora y orfebre.
 

A inicios de marzo regresó de Chile y hasta donde sé expondrá junto a su hija, ¿de que tratará esa muestra?, ¿en otras ocasiones ha expuesto junto a Ariadna?, ¿qué de especial o atractivo puede tener este proyecto tanto para usted como para el espectador?

“Me resultará muy grato exponer nuevamente junto a mi hija, que es pintora y orfebre. Tenemos previsto mostrar las obras en la Biblioteca Nacional de Santiago de Chile. Creemos que los espectadores apreciarán dos maneras opuestas de trabajar: Ariadna es una artista figurativa, en tanto mi obra es abstracta. Este proyecto se exhibirá también en La Habana porque ese es uno de los intereses comunes de ambas. Ariadna ha expuesto varias veces en Chile y para mí será mi primera experiencia ante del público chileno, que sé es muy exigente”.

René Valdés, su padre, fue “su primer maestro”, según ha afirmado. En la madurez de su carrera profesional, ¿cuál o cuáles son las enseñanzas que más le agradece?

“Es cierto: mi padre fue mi primer maestro. Tengo recuerdos vívidos de esas experiencias, en las cuales tuve mis contactos iniciales con la madera, los pinceles, creyones y cartulinas. También, con el volumen; él me permitía tallar con las gubias y cinceles obras que tenía en proceso de realización. Mi padre, René Valdés Cedeño, incursionó en la escultura, el dibujo y el grabado aunque sus aportes principales fueron en el campo de la escultura, en el que sobresalen obras que abordan el retrato de personalidades de la historia de Cuba. La mayoría de estas piezas dialogan con la ciudad de Santiago de Cuba y sus pobladores y están emplazadas en lugares públicos. Entre los proyectos sobresalen los relieves que forman parte del conjunto escultórico Homenaje a Abel Santamaría, en el que trabajó hasta el momento de su fallecimiento. Muchas fueron sus enseñanzas, pero lo que más me marcó fue la perseverancia, la disciplina, el respeto y la ética profesional que me inculcó siempre. Me siento agradecida por el tiempo que dedicó a mi formación como futura artista y por el legado de su obra que, también, constituye para mí un patrimonio moral”.

 

Es graduada de la Academia José Joaquín Tejada de su natal Santiago de Cuba y de la ENA, ¿cuáles son las herramientas que le facilitó la academia?

“Considero de gran importancia mi formación en la Escuela Profesional de Arte José Joaquín Tejada. Valoro mucho el aporte que constituyó el conocimiento de las herramientas necesarias para el desarrollo del futuro artista. El dominio del dibujo y sus diferentes técnicas, así como las distintas posibilidades que ofrecen la pintura, la escultura y el grabado. Además de los aspectos teóricos, el conocimiento de la técnica es la columna vertebral para poder estructurar la obra. Insisto en que la técnica es el medio para lograr un fin. De manera, que el artista tendrá que enfrentar diversos retos en el largo y angosto camino que recorrerá para lograr su propia identidad”.

¿Por qué la abstracción como instrumento, como lenguaje, para comunicar, para crear?

“He encontrado en la abstracción la posibilidad de lograr una síntesis de mis experiencias y vivencias para poder expresarlas plásticamente. En todo discurso creo que es importante sintetizar para lograr una verdadera comunicación con el espectador. La abstracción es un concepto inherente al ser humano a lo largo de la historia del arte, que se aprecia desde el propio arte primitivo, en el que lo simbólico se pone de manifiesto y es expresión de los primeros signos de carácter ritual. Estos elementos continúan vigentes en el espíritu abstracto contemporáneo y forman parte de la cultura cubana, son ingredientes que han nutrido mi obra y la han enriquecido: fabulaciones, espíritu ritual y lúdico siempre aparecen en mis propuestas”.

Técnica mixta, acrílico sobre tela, 2017.
 

Fue discípula del maestro Antonio Vidal, ¿cuál fue la mayor enseñanza que le legó?

Realmente fue un privilegio tener al maestro Antonio Vidal como profesor. El estar cerca de un artista en activo de la vanguardia de la pintura cubana, me enriqueció sobremanera. Fue un entusiasta de la docencia, gran comunicador, voraz lector y hombre de amplia cultura. Ha dejado un legado en la abstracción que merece aún mucho más estudio del que ha tenido hasta el presente. Despertó mi interés por lo matérico y las posibilidades expresivas de elementos aparentemente desechables. Fue un irreverente en la forma de abordar con sinceridad, espontaneidad y transparencia las artes visuales. Otorgó una nueva visión del espacio abstracto, lo redescubrió. Considero que ofreció nuevos aportes a mi visión del arte, además de sembrar en mí la necesidad de experimentación constante sin compromisos con el mercado, amén de sus valores como ser humano extraordinario”.      
Las marcadas texturas y rugosidades es algo que ha caracterizado su más reciente obra, ¿por qué esa necesidad, casi, de acercarse a la tridimensionalidad?, ¿puede decirse que el volumen se está introduciendo en su manera de hacer?

“Estoy transitando por un momento en el que lo matérico cobra cada vez más importancia. Este interés trasciende lo bidimensional para iniciar un abordaje tridimensional de estas experiencias visuales. Es lo que avizoro en mis próximos proyectos, que ya están en proceso. Estoy privilegiando evidenciar el proceso de realización de estos trabajos y el carácter femenino de su factura e identidad de los recursos empleados. Todos estos aspectos conforman el conjunto y dan continuidad a mi línea conceptual”.

Julia Valdez sin titulo 2016 acrilico sobre lienzo 150 x 150 cm Pie: Acrílico sobre lienzo, 2016.
 

Su gama ha variado con el transcurso de los años. En este justo momento, ¿cuál es la paleta que emplea mayormente?

“He tenido predilección por los ocres, sienas, azules y algunos tonos de rojo oscuro. El blanco también ha sido protagónico. En algunos momentos majeo estas gamas, con un sentido del claroscuro, enfatizando la iluminación de algunas zonas. El efecto se torna volumétrico y, tal vez, dramático. Son colores de la naturaleza: la tierra, el mar, el espacio… simbolismos que sugieren experiencias íntimas. Estas tonalidades mantienen vigencia en las propuestas actuales.”