A propósito de Humor sin lupa

Laidi Fernández de Juan
9/6/2016

El crítico de arte Axel Li (autor de varios títulos dedicados a la gráfica cubana) reunió en el año 2010 varios de sus trabajos sobre la temática del humorismo gráfico. El resultado es el interesante libro Humor sin lupa (Editorial UNICORNIO) que, irónicamente, lleva seis años esperando la difusión que merece. La ironía a la cual aludo consiste en que es precisamente la desmemoria uno de los asuntos que más obsede a este investigador.

En los 11 trabajos que integran Humor sin lupa aparece señalado el olvido como óbice fundamental (e injustísimo) para el estudio profundo que debe dedicársele a nuestra gráfica. Ya en el prólogo, Axel advierte que “es este volumen un modo de incidir en el humorismo a través de la reflexión de ciertas noticias que han sido olfateadas y arrebatadas a la desmemoria”. Y más adelante señala queya se sabe que en humorismo tenemos falta de memoria visual y escrita” (p. 88).

Cuatro grandes caricaturistas son analizados por el autor: Juan David, Garrincha, Girona y Massaguer. En el primer caso alude al libro La caricatura: tiempos y hombres, escrito por Juan David luego de muchos años de investigaciones; la espera para la publicación de dicho volumen fue tan desmesurada que al momento de su aparición, ya fallecido el autor, no fue posible mostrar las 200 caricaturas que se pretendían, debido a “la carestía de papel y recursos por todos conocida” (p.12). De Garrincha, quien colaboró durante varios años en DDT, nos dice Axel: “La relación de pareja llega a rebajarla al plano del chiste para situar en contexto todo hecho que se concentre en el plano del diálogo o de la acción. Sus caricaturas atienden a varios momentos, desde el cortejo hasta el instante de la intimidad más deseada”. (p.25)

El Centro Pablo de la Torriente Brau es mencionado con toda justeza en varios de los ¿ensayos? que Axel reúne en el libro que comentamos. Gracias a la editorial de dicho centro, vio la luz el trabajo de Juan David (como puede verse en el capítulo “Juan David agigantado”), y fue dicha institución cultural quien rindió homenaje al artista Julio Girona al cumplirse un año de su muerte. Así comienza el texto “Girona: El despertar artístico desde la caricatura”. El análisis de la obra de Girona es, quizá, uno de los más abarcadores de Humor sin lupa. Todas las facetas de este creador son comentadas (y los pies de página remiten a fuentes más que confiables), hasta llegar a la conclusión de que “La vida, las oportunidades, la ampliación de los intereses artísticos hicieron del caricaturista Girona al escultor, del escultor salió el pintor y del pintor sobrevino el artista […] En Girona la caricatura personal o el humorismo gráfico fueron etapas de transición para abarcar y dominar plenamente el arte” (p. 41).

“Hablemos de Massaguer”, último capítulo de Humor sin lupa, rinde homenaje, obviamente, a Conrado Massaguer (1889-1965), el famoso caricaturista. Más que un recorrido por la obra de este artista que llegó a disfrutar de considerable fama internacional, este trabajo describe los últimos momentos (muy tristes, debe añadirse) de quien dirigiera la revista Social. Según un viejo amigo, citado por el crítico Jorge R. Bermúdez en su libro inédito Epílogo, Conrado W. Massaguer: entre la república y la vanguardia, al velorio de Massaguer no fue casi nadie. Tampoco al entierro (p.106).

Axel insiste en señalar el daño que causan el descuido y la desidia, no solo en cuanto a la investigación y la perpetuación del humorismo gráfico cubano, sino también en materia de museos que resguarden la obra de muchos de nuestros artistas plásticos. Así, sentencia: “Los museos no nos enseñan la figura y mucho menos su trayectoria artística. Bellas Artes exhibe muy pocos Conrados y el Museo del Humor carece de una muestra permanente de (casi) todas sus caricaturas” (p. 100).

En aras de mantener el espacio de esta columna, no me extenderé en los otros trabajos que incluye Humor sin lupa; no obstante, me permito mencionarlos dada la importancia que tiene la lectura de sus propuestas: “Antología del vuelo visual o el cd de la nostalgia”, “Caricatura: arte de circunstancias”, “Una curiosa caricatura escultórica”, “Dos mil a primera vista”, “¡Editores, editores…un libro para el DDT!”, “Caricatura nuestra que estás…¿en los cielos?” y “El humor: manjar de polillas, de la desmemoria”.

Este libro para nada complaciente, crítico y muy bien documentado, resulta un referente para los estudios del humor gráfico en Cuba (pendientes, ya se sabe), y celebro tanto al autor como a la Editorial, contribuyentes ambos en la evitación de que sea la ponzoña del tiempo y no la mera voluntad humana la que cargue, a la postre, con la responsabilidad de obstaculizar una de las más radiantes expresiones de la cultura nacional. Al menos, en cuanto a historiografía y archivo se refiere.