Abel Massot, la plástica y la perspectiva de la convivencia

Thalía Fuentes Puebla
11/9/2019

Abel Massot cumplió el sueño que tienen todos los artistas plásticos: inaugurar su propio Open Studio durante la XIII Bienal de La Habana. El lugar: Empedrado entre Compostela y Aguacate, muy cerca de la Bodeguita del Medio, en La Habana Vieja, continúa siendo, meses después, un recinto de arte y de intercambio entre amigos.

“Un Open Studio en el marco de la Bienal es siempre importante; invitar a varios amigos y a todos los que se lleguen para que vean las obras nuevas que se están haciendo. Este lugar es una posibilidad y una ventana abierta para mostrar lo que hago”, comenta.

Open Studio de Abel Massot. Empedrado entre Compostela y Aguacate, Habana Vieja.
Fotos: Ariel Cecilio Lemus

 

El espacio, donde también trabaja, siempre está repleto de caballetes, de pinturas por todos lados, de cuadros acabados y aún sin terminar. “Quien desee entrar es bienvenido, aquí se conversa, se habla”, dijo Massot a La Jiribilla.

Su serie más conocida, expuesta también durante la pasada Bienal de La Habana se llama “Espacio Mutuo, en ella abandona el trabajo con las figuras solitarias para plasmar el vínculo emocional entre las personas que nace bajo la convivencia, sin renunciar a los temas de la religión y otros más personales, de doble visión o de doble traducción por parte del espectador.

 

Massot tiene ese concepto de que en la vida siempre tenemos un espacio donde coincidimos con otras personas. “Esta serie versa un poco sobre eso; en ese tiempo que compartimos con otros; en como la experiencia de una persona se correlaciona con la otra y por ahí va la fragmentación de la figura, una cabeza dentro de la otra”.

 

En los cuadros —acrílico sobre tela— usa la espátula como base fundamental del trabajo. Sus obras hablan sobre la fragilidad de las uniones y sobre otras uniones más duraderas como los vínculos familiares.

“Para hacer un trabajo, primero hago fotografías en la calle y a partir de ellas empiezo a hacer mi obra. La fotografía aporta una perspectiva diferente. La combinación de luces, una entrada de luz por un ángulo determinado puedo unir dos o tres fotografías, y la perspectiva puede ser un contrapicado, puede ser un lateral, puede variar”, describe el artista cubano.

Sobre esta perspectiva, Massot agrega que por mucho que quiera recrear la foto siempre sale a relucir la perspectiva del ángulo fotográfico. “La variación de la perspectiva apoya un poco el reflejo de la convivencia entre las personas, cómo nos relacionamos, cómo mi huella queda en ti, las experiencias que se trasmiten, cómo se crea un espacio mutuo de intercambio y de reflexión”.

 

Al hablar de la Bienal, Abel Massot considera que a veces es contradictorio para los propios artistas por la poca promoción en muchos casos, y en otros lo complicado que llega a ser la aceptación de un proyecto en algunas galerías.

No obstante piensa que: “Al final es una oportunidad que se nos brindan, una oportunidad que en sentido general tenemos los artistas de mostrar lo que se está haciendo. Es un marco al que viene un público especializado, un público diferente del que acostumbramos a recibir los artistas. Es un marco donde se abren puertas a otras experiencias”.

Entre los planes del artista cubano se encuentra inaugurar a finales de año una exposición de esculturas, basadas en los mismos preceptos de sus pinturas: llevar las relaciones humanas al contexto del arte.

 

Mientras, el Open Studio de Massot seguirá abierto al público, un espacio artístico que hoy, tres meses después de su inauguración, traspasa los límites de la Bienal.