Adentro: Bitácora de una (la) familia cubana

Raúl Martínez Mursulí
24/12/2018

De andar rápido, elegante, caballeroso, ágil con la palabra, combina muy bien el gesto intelectual con una humildad enorme en estos tiempos de todos contra todos. Así es Roger Fariñas (Sancti Spíritus, 1989), quien hoy irrumpe como director dentro de un panorama teatral en el cual ha crecido, y que además tantea las bases de asentamiento en Madrid, España, donde ha tenido varias experiencias recientes. Primero como actor, y luego en un proceso en ascenso (meteórico) que lo ha dado a conocer como crítico de teatro por sus constantes publicaciones en revistas nacionales e internacionales. En este, su debut como director, no indago sobre las particularidades de un novel buscando el camino dentro de este arte tan complejo. Ese camino Roger lo tiene bastante recorrido, alcanzando experiencia y alimentándose cual manantial con la lluvia de mayo de los mejores referentes que tuvo a mano conocer e interactuar.

foto de Roger Fariñas
Roger Fariñas, joven actor y crítico dramático. Fotos: Internet
 

La búsqueda constante de su arché lo ha conducido a los caminos de sus maestros declarados: Laudel de Jesús, Abel González Melo y Carlos Celdrán. Estos nombres son imprescindibles para entender el quehacer teatral de Fariñas, su contexto y la razón social del uso de la contemporaneidad cubana en su obra. Su acuciada visión nos permitirá disfrutar de Adentro, su ópera prima como director, escrita por Abel González Melo, un autor al que ha estudiado mucho en los últimos años. Cabotín Teatro, el Consejo Provincial de las Artes Escénicas y Los Impertinentes se abrazan para que esta obra sea estrenada por primera vez en Cuba. A propósito, La Jiribilla dialoga con él.

¿Por qué Adentro y no otra obra de Abel González Melo?

Adentro no es la obra que prefiero de su dramaturgia, lo confieso, antes están Chamaco, Talco y Epopeya. Pero esta solo se ha estrenado en Chicago, por Aguijón Theater, dirigida por Sándor Menéndez en 2012, y a Abel le hacía ilusión que se estrenara también en Cuba. La leí por primera vez en Madrid hace como un año, y le comenté la idea a Abelito de montarla aquí en un futuro. Él accedió y, entonces, ya fue un sueño que empezamos a alimentar juntos. Lo que nunca previmos es que lo consumáramos tan pronto. Hoy siento que estoy profundamente enamorado de esta obra.

¿Por qué eliges a Cabotín Teatro para hacer tu ópera prima?

Cabotín es mi casa. Somos una familia. Conozco bien este laboratorio liderado por Laudel de Jesús, ha sido mi escuela esencial. Soy fundador del grupo, primero como actor, luego he sido asistente de dirección, asesor y ahora director artístico.

Es la primera vez que esto sucede en el grupo.

Nunca, hasta este momento, otra persona que no sea Laudel ha dirigido un proyecto dentro del grupo. Esto habla de la confianza que él tiene en mí; pero también de una enorme humildad de su parte al brindar apoyo a los jóvenes, a nosotros sus discípulos, y la oportunidad de que podamos idear nuestras propias fábulas. Ojalá que otros se lancen también.

Te conocemos esencialmente como crítico y dramaturgo, ¿por qué inclinarte ahora por la dirección? ¿Evolución lógica o reto artístico?

La verdad es que a estas alturas no lo sé bien. Si me hubieses preguntado cuando comencé a montar Adentro hace varios meses, quizás te respondería que fue una manera de probarme, algo así como un reto. Pero ahora, viéndolo un poco distanciado, me doy cuenta de que tiene que ver con una especie de evolución y madurez muy particular, y de necesidad también. Hasta este momento era impensable para mí dirigir teatro; la implicación que tenía con la creación teatral estaba relacionada con otra cosa. Tenía que ver más con el análisis —como tú decías, con el ejercicio crítico— a la hora de indagar sobre las particularidades de determinada estética o línea de trabajo de algún grupo.

Pero de pronto sentí la necesidad espiritual de encontrar a cuatro actores, enamorarlos, lanzarnos a la aventura y contar esta epopeya de una familia cubana que lleva las manos manchadas de sangre.

Pero si me pongo un poco más enigmático, creo que esta obra tiene un don “maldito” de sacar a la luz a directores noveles: acabo de conocer un dato importante, y es que, coincidentemente, el estreno mundial de esta obra en Chicago fue el debut de Sándor como director. 

 

¿Alguna influencia en especial?

Mis referentes en la dirección y lo que pienso que es o debe ser el teatro recae en estas dos personas: Laudel de Jesús y Carlos Celdrán. Laudel es mi maestro. El culpable de que hoy me estés haciendo esta entrevista relacionada con el tema del teatro y no sobre la medicina o la pelota. Es quien me confió su grupo para realizar este sueño. Carlos es un referente ineludible en la dirección escénica, y Argos, la experiencia que más frecuento en el teatro cubano. Si tuvimos a un genio como Vicente Revuelta en el siglo pasado, en este tenemos a un Carlos Celdrán.

¿La fábula de la obra va por la lógica de desentrañar los conflictos socio-familiares de una Cuba actual?

En Adentro todo es grandioso desde la particularidad. Habla de una familia que sobrevive, calla, miente, traiciona y asesina, y donde cada quien, como eco rashomónico, cuenta la historia a su conveniencia. Es la historia de los hermanos Enrique y Daniel, un policía y un tatuador. La ubicación de Aleorka en medio de ambos provoca el desgaste fraterno y me hace recordar el relato “La intrusa”, de Jorge Luis Borges. Es la causante, en gran medida, de las fisuras entre los hermanos.

Esta es una obra que nos lleva por un viaje interior al ser humano. Lo que más me obsesiona, el principal motivo por el que decidí montar Adentro, es entender cuán perversa puede llegar a ser la mente del hombre cuando quiere algo y está dispuesto a hacer lo que sea por conseguirlo. Cuatro personajes —los ya mencionados junto a la madre de los hermanos: Victoria— urden diálogos y monólogos cáusticos, en una estructura de fragmentos y flashbacks que va descubriendo la intrincada manera en que, movidos por el gesto sensible del deseo, sacamos a la luz lo mejor y lo peor de nosotros.

¿El texto original sufrió reajustes para tu montaje?

En realidad sufrió una metamorfosis casi radical, desde el punto de vista estructural. Estaba escrito originalmente en monólogos individuales, cada escena era un monólogo y no existía una relación directa entre los personajes. Las escenas estaban dispuestas como pequeñas islas aparentemente dispersas, que como texto dramático funcionan muy bien, pero el discurso de la puesta en escena requería para nosotros de otros códigos. Y fue lo que pretendimos, ganar en relación sobre todo, en cohesión, y brindarle como valor agregado al texto una dinámica más conversacional, de relación directa entre estos personajes. Entonces los pusimos a dialogar desde distintos planos de narratividad, sin perder la perspectiva de una estructura para nada aristotélica y rica en saltos temporales, a modo de flashbacks, y que mantuviera la esencia del argumento original. Fue reescrito por ambos, atendiendo a los intereses de lo que especulábamos podría ser el futuro montaje. Ajustes exclusivos para esta puesta con el privilegio de trabajar directamente con Abelito.

Roger Fariñas y Abel González Melo, autor de la obra Adentro
 

Háblame del elenco y del equipo artístico que te rodeó durante el proceso.

Francamente, el elenco lo integran actores poco o nada conocidos por la mayoría de las personas, ninguno hace televisión ni cine, lo cual no asegura un éxito de taquilla, pero son de una disciplina, compromiso y talento extraordinarios. He tenido la dicha de contar con ellos, seleccionados, además, de manera muy cuidadosa, y de poder viajar juntos y soñar día a día, y durante los últimos meses, este proyecto. Anna García, Yudith Gallo, Alexander Cruz y Alejandro García son los nombres de estos maravillosos actores.

El equipo artístico en esencia lo conformó el diseñador José A. Rodríguez, mi asistente de dirección Liobis García y como asesor dramático Carlos Celdrán.

¿Qué significa en el plano personal y en el profesional para Roger Fariñas este nombre que voy a mencionar?

Nunca he sido bueno en la agilidad mental.

Abel González Melo

El autor que siempre priorizo y no puede faltar en mi equipaje de viaje. Amigo y confidente. Un dramaturgo imprescindible, excepcional. El autor cubano de la contemporaneidad.