Ahí están los viejos discos para volverlos a escuchar

Guille Vilar
29/3/2021

Hace tan solo semanas, llamó la atención en las redes sociales una noticia sobre David Gilmour, en lo relativo a que el aclamado guitarrista descarta absolutamente cualquier reunificación del legendario grupo británico Pink Floyd. Dicha declaración tiene lugar como respuesta a una propuesta del bajista Roger Waters de realizar una reunión entre Gilmour, Nick Mason y él, en el hotel de un aeropuerto de Londres en un intento, según palabras de propio Waters, por terminar “con el terrible impasse que tenemos”. En realidad, dicha situación hay que analizarla desde perspectivas diversas. Cuando Gilmour reconoce públicamente que él se siente libre de hacer lo que quiera y del modo que quiera hacerlo, son argumentos de peso ofrecidos por un músico de 75 años de edad, al que ya no le interesa presentarse en estadios sino en escenarios más pequeños. Y aunque se sienta agotado por la extensa trayectoria en Pink Floyd durante tantos años, sabe que su nombre al igual que los de sus compañeros Syd Barret, Rick Wright, Mason y Waters integran el exclusivo salón de la fama de los elegidos del rock. De todos modos, Waters le reclama a Gilmour su derecho de compartir también el mito, pero ahora y no desde la eternidad. Sin embargo, ese no fue su razonamiento de hace treinta y cinco años cuando por contradicciones internas, decide abandonar al grupo para hacer carrera de solista, aunque sin dejar de interpretar el repertorio de Pink Floyd. En realidad, toda esta lamentable situación se reduce a una natural consecuencia de causa mayor: todo acontecimiento humano tiene un momento de comienzo, otro del esplendor motivado por la madurez alcanzada, para entonces definitivamente arribar al final, historia que no siempre concluye de la mejor forma. En tal sentido, necesitamos aceptar que las condiciones físicas de cada intérprete no son aquellas que pudo desarrollar en su mejor momento de hace años y aunque para los más jóvenes sería la posibilidad de revivir una experiencia casi mitológica, pero para los que vimos crecer nuestras canas durante el disfrute de cada nuevo disco, de cada nueva canción, resulta imposible no percatarnos de cualquier deficiencia de sus condiciones profesionales, afectadas por el tamiz del tiempo.

Pink Floyd. Fotos: Internet
 

Cuando Robert Plant, Jimmy Page y John Paul Jones se reúnen como Led Zeppelin con Jason Bonham en el 2007, millones de personas intentan comprar vía Internet las entradas para un histórico concierto y se encuentran con la sorpresa de que estas se agotan en solo minutos después de anunciarse el evento, lo que habla mucho del impacto de la banda después de casi tres décadas de disuelta. No obstante, ahí está el video del concierto en donde, independientemente de la energía vital desplegada en el escenario, Page tuvo pasajes que nos parecieron por debajo de su habitual excelencia como guitarrista mientras que Plant tuvo que echar mano a su experimentada capacidad de recursos como cantante para tratar de quedar lo mejor posible. Esto para nada quiere decir que tanto Page como Plant, no sean auténticos artífices de uno de los mejores testimonios del rock de todos los tiempos, pero como dice nuestro Pablo Milanés: “…el tiempo pasa / y nos vamos poniendo viejos…” y eso, lamentablemente ni se puede evitar como tampoco ocultar. Por algo Plant no quiso salir de gira con semejante formato, aunque le pagaran millones. Cantar temas nuevos donde él pueda colocar la voz como mejor le convenga a su edad, no es igual que tratar de recrear los viejos clásicos con la misma intensidad expresiva de entonces, detalle que jamás podremos borrar de nuestra memoria y, por lo tanto, la comparación es inevitable.

Led Zeppelin.
 

Incluso, cuando vemos videos de recientes conciertos del mismísimo Paul McCartney, hay temas de Los Beatles en los que resulta evidente de cómo ya le tiembla la voz en algunas ocasiones o en otras no puede llegar a la nota que reclama la pieza. Seguro que si en este instante Paul, se para con una guitarra en cualquier esquina londinense, se arma un alboroto multitudinario por todo lo que él representa. Eso no tiene discusión alguna, pero ese no es el tema que hemos expuesto.

The Beatles.
 

En fin, quizás Gilmour se mueva en la misma cuerda de John Lennon cuando ante la consternación del público provocada por la ruptura de Los Beatles, este expresó: “Es tan solo la separación de un grupo de rock. En todo caso, ahí están los viejos discos para volverlos a escuchar”. Y nos parece, que tienen razón.

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