Alegorías del dolor: Lisandra López en la Biblioteca Nacional

Maikel José Rodríguez Calviño
15/3/2019

En fecha reciente, la galería El reino de este mundo, de la Biblioteca Nacional José Martí, acogió Más que anatomía, muestra personal de la artista visual Lisandra López Sotuyo. Con curaduría del ensayista, investigador y crítico de arte Rafael Acosta de Arriba, la propuesta incluyó más de veinticinco instantáneas y varias esculturas realizadas por la creadora espirituana que la escritora francesa Rauda Jamís definiera como “una Frida Kahlo moderna”.

He tenido la suerte de seguir muy de cerca la carrera de Lisandra. Hemos conversado mucho sobre su obra; le he curado dos o tres exposiciones; he contribuido al crecimiento de su fortuna crítica. Ello me permite asegurar que cada proyecto expositivo protagonizado por ella constituye un escalón de ascenso dentro de su poética, la cual (y en ese sentido, comparto la opinión de Rafael Acosta) no haya paralelos en otra propuesta visual dentro de nuestro país.

"Para consumir", de la serie Anatomía de la rosa, fotografía digital, 2013-2018. Fotos: Cortesía del autor
 

Más que anatomía no constituye una excepción en ese camino ascendente. Con ella, la fotógrafa, escultora, performer e instalacionista, bajo los criterios de selección de un experimentado curador (máxime cuando hablamos de fotografía), nos propuso una muestra que supera con creces los estamentos estéticos de Anatomía de la rosa, su tercera muestra personal, exhibida en la Fototeca de Cuba durante marzo del 2018. Ahora, al conocido tratamiento de la objetería clínica y quirúrgica, a la constante manipulación del cuerpo femenino y al empleo de la autorreferencialidad, se sumaron algunos homenajes a reconocidas figuras u obras de la Historia del arte occidental y representaciones del cuerpo masculino; esta última, una faceta del trabajo de Lisandra poco visibilizada hasta el momento.

López Sotuyo produce una obra sumamente personal, que expone con sinceridad y valentía. Junto a Marta María Pérez Bravo, Cirenaica Moreira, Marianela Orozco, Carolina Vilches Monzón, Lidzie Alvisa y Yanahara Mauri, integra la significativa nómina de creadoras cubanas interesadas en lo que he denominado fotografía performática.[1] Luego, para comprender dicha obra es necesario ahondar en la historia clínica de la artista, en las enfermedades y malestares que ha sufrido durante su vida. Ello, fundamentado en una concepción utópica de la salud que le permite, desde lo privado, articular un discurso de carácter universal donde, tal y como he referido con anterioridad, se hermanan belleza y dolor, lirismo y sufrimiento, enfermedad y alivio, muerte y sanación corporal.

Pocas piezas dentro de Más que anatomía fueron expuestas con anterioridad. La mayoría, por completo inéditas, nos mostraron a una Lisandra que, sobreponiéndose a inconvenientes y fatalismos geográficos, no detiene su camino artístico; que constantemente cuestiona y expande los límites de su poética, articulando un corpus visual propio con marcado enfoque de género (aunque, muchas veces, no sea consciente de ello); que no solo piensa la obra y luego la produce, sino que la vive, la sufre, la degusta en todos sus detalles y procesos: desde la manipulación de los objetos hasta el performance a puertas cerradas que antecede al acto fotográfico.

La muestra se articuló en torno a un motivo iconográfico principal: los paños de gasa, símbolos de lo dañado que debe regenerarse, de lo separado que debe ser nuevamente unido, del tratamiento médico y de la curación. La gasa es aquí segunda piel que recubre el cuerpo agredido, hilos de seda que propician la metamorfosis, ataduras que habremos de romper antes de alcanzar la liberación definitiva, paredes de un laberinto identitario que asume la forma de una huella dactilar. En algunas instantáneas nos remite al proceso de la mitosis o suprime la identidad del cuerpo femenino, discursando sobre la forma en que la sociedad occidental valora a las mujeres como objetos de consumo; en otras, se convierte en vestido que embellece y decora o se transforma en corsé que suprime los movimientos, asfixia y silencia.   

 "Después de la tormenta", de la serie Anatomía de la rosa (fotografía digital, 2013-2018).
 

Asimismo, las fotografías estuvieron acompañadas por siete jarras de cerámica pertenecientes a la serie Rotos, inspirada en las historias clínicas de pacientes que padecen diversas malformaciones faciales. Con ello, la creadora se muestra capaz de abarcar múltiples técnicas o manifestaciones dentro de las artes visuales. En este sentido, pienso que la propuesta curatorial hubiese podido incluir otras esculturas de mediano y pequeño formato en las que López Sotuyo ha hecho gala de talento y agudeza intelectual.   

Cuando, durante un breve encuentro que sostuvimos en 2014, al ver las obras de esta artista, Rauda Jamís terminó llamándola “una Frida Kahlo moderna”, pensé que la escritora francesa exageraba. Precisamente ella, autora de una magnífica novela biografiada sobre la pintora mexicana más mediática de todos los tiempos. Algunos años después he terminado por darle la razón, y lo hice porque conozco a profundidad la obra de Lisandra, quien, al igual que Frida, no hace más que representar su dolor.

"La última cena", de la serie Anatomía de la rosa, fotografía digital, 2013-2018.
 

Para ambas, transformar el sufrimiento psíquico y corporal en materia prima artística constituyó y constituye una forma de lidiar con el sufrimiento que la mexicana padeció durante gran parte de su existencia y la cubana ha debido soportar muchas veces en silencio, dientes y puños apretados, asumiendo posición fetal falsamente consoladora o abandonando la cama para buscar consuelo en el libro, en la cámara fotográfica, en el pensamiento. Precisamente, Más que anatomía nos aproximó a dichas angustias, que pueden ser las suyas, las mías, las de muchos. A fin de cuentas, el dolor no conoce fronteras.

Notas:
 
[1] Para profundizar en este particular, véase mi artículo Nosotras: fotografía performática con enfoque de género, en: revista Artecubano, número 2 de 2018, pp.: 5-13.
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