Alex y Nilusha: el mundo hecho canción

Ana María Domínguez Cruz
13/4/2020

Los buenos recuerdos se agolpan en medio de estas necesarias jornadas de aislamiento social, y cuando vienen acompañados de buena música, ¡bendita la memoria! Así me sucedió por estos días cuando me reencontré con una foto que me devolvió aquella tarde en la que conocí a Alex Pertout y a Nilusha Dassenaike, quienes encontraron en Cuba un paraíso musical, ideal para continuar con sus experimentaciones, y donde recibieron el Premio Internacional Cubadisco 2015 por su álbum Tales to tell.

 
 Alex Pertout y Nilusha Dassenaike conforman un proyecto musical nutrido de sonidos interculturales
que matizan el jazz como género base. Fotos: Cortesía de la autora

 

Los conocí a propósito de la buena nueva, y el disco regalado me abrió las puertas al universo sonoro que defienden como resultado del trabajo que realizan de conjunto en un proyecto espectacularmente creativo en la música, a la par que llevan adelante su relación amorosa. Después volvimos a encontrarnos en Cuba nuevamente al año siguiente y fue Afterglow el pretexto para conversar y “engancharme” otra vez con su quehacer. Entonces son dos discos los que ahora recomiendo de este dúo singular, conformado por un chileno radicado en Australia después de una estancia en Italia y una singapurense devenida australiana a partir de su mudanza con cinco años de edad a ese país.

 
Su primer álbum, Moments in time, recibió muchas críticas favorables, y tuvo el respaldo de los
Cinco mejores álbumes de jazz de Australia de 2012 de ABC Jazz Notes
 

Alex, uno de los principales percusionistas versátiles de Australia, ha ampliado su diapasón y toca bongoes, cajón, cencerro, quijada, pandereta, zampoñas, marimba, shekere, congas, vibráfono, kalimba, birimbao, nyunga nyunga, entre otros instrumentos de diferentes orígenes. Es miembro fundador de la Orquesta de Arte Australiano dirigida por Paul Grabowsky, ha producido álbumes y trabajado en diferentes bandas sonoras y orquestas de teatro, y es profesor titular de música en la Universidad de Melbourne. Nilusha, cantante (quien ha incursionado incluso en español), es egresada de Bellas Artes y Música en el Colegio Victoriano de las Artes y ha trabajado en varios programas de televisión como Got Talent de Australia y The Singing Bee. Juntos impulsan este proyecto, nutrido de sonidos interculturales que matizan el jazz como género base.

Su primer álbum, Moments in time, recibió muchas críticas favorables, y tuvo el respaldo de los Cinco mejores álbumes de jazz de Australia de 2012 de ABC Jazz Notes. En Cuba fueron noticia con Tales to tell, grabado en Melbourne, Nueva York, Buenos Aires, Londres y La Habana con la participación de afamados músicos como el guitarrista estadounidense Mike Stern, el cantautor indígena Tom E. Lewis, el flautista de jazz latino Dave Valentin, el pianista puertorriqueño Edsel Gómez, el percusionista egipcio Hossam Ramzy, el trompetista Miroslav Bukovsky, entre otros, además de los cubanos David Alfaro (pianista) y el violinista William Roblejo (quien repitió en Afterglow, donde también participó Pancho Amat).

Tales to tell, galardonado con el Premio Internacional Cubadisco 2015,
fue la carta de presentación para el público cubano, del que se enamoraron tras su concierto en La Habana.

 

Disfruto mucho escuchar Tales to tell, porque las letras en español y en inglés se entremezclan con sonidos, tal vez nuevos para este lado del mundo, y los que sí son más conocidos en el jazz y en el acercamiento a la world music. Afterglow es la paz, la melancolía hecha canción, el sosiego, la gracia… con las mismas credenciales de lo que les define como hacedores de un compendio experimental de sonidos de diversas latitudes.

La música es una sola, me dijeron en la primera ocasión, y enlazar al mundo en canciones es su objetivo.