Andrés García Benítez: rescate de un notable del arte gráfico cubano

Jorge R. Bermúdez
18/9/2018

El pasado 14 de septiembre, en el Palacio de Lombillo, en La Habana Vieja, se inauguró una muestra de veintidós originales del ilustrador y escenógrafo holguinero Andrés García Benítez (1916-1981). Esta exposición es la primera en más de medio siglo que se le hace a este artista gráfico, quien durante más de dos décadas ilustró las portadas de la emblemática revista Carteles. Su sensual e incisivo dibujo se hizo tan personal como representativo de la citada revista. Semana tras semana, el posible comprador que se enfrentaba a la amplia muestra de revistas en venta en el estanquillo o kiosco del barrio, donde no faltaban las importadas de Estados Unidos y Europa, no tenía duda alguna de que aquella portada que sobresalía entre todas por su colorido y humor era la de Carteles.


Revista Carteles. Técnica Mixta. 13 de octubre de 1946. Fotos: Cortesía del autor

 

Con tal producción, Andrés, como firmaba sus portadas, generó una línea ilustrativa relacionada con los tipos y costumbres representativos de la sociedad cubana de los años 40 y 50 del pasado siglo. Obra que con mucho viene a culminar lo que podríamos llamar una segunda etapa de la vanguardia gráfica del período republicano, la que contó con creadores de la talla de Jaime Valls, Conrado Massaguer, Rafael Blanco, Enrique García Cabrera y José Manuel Acosta, entre otros.

En su obra ilustrativa la mujer es el núcleo visual dinamizador de aquellas variables relativas a las virtudes de su género y nacionalidad. Andrés supo ver en ellas lo mejor de la estirpe criolla insular. Vistió como nadie los tipos populares, lo que también redundó a favor de su interés por darle un estilo digno al rostro pobre de la calle, no exento de belleza.

También fue uno de los escenógrafos más notables y notorios del ámbito teatral habanero de la década del 50 y el primer quinquenio del 60. Su trabajo en esta disciplina de las artes plásticas fue reclamado por directores de la talla de Francisco Morín, Antonio Vázquez Gallo, Rubén Vigón, Modesto Centeno y Adolfo de Luis. Su arte ambientó el escenario para la representación de obras tales como Electra Garrigó, Edipo Rey, Medea en el espejo, El dulce pájaro de la juventud, La zapatera prodigiosa y El jardín de los cerezos, entre otros clásicos del teatro nacional e internacional. Mientras que en el género musical realizó escenografías para obras de Ramiro Guerra y Alberto Alonso. Concibió el vestuario de fantasía “La rosa blanca” con el que Alicia Alonso estrenó el ballet Los versos sencillos (1953), en homenaje al centenario del natalicio de José Martí.


 

Su trabajo como escenógrafo abarcó el cabaret y la zarzuela, destacándose en este último género musical su diseño escénico para Cecilia Valdés. También concibió una versión cubana de la Carmen de Bizet para la Ópera Nacional de Cuba, proyecto que quedó interrumpido por su viaje a España. Su último trabajo en Cuba fue el musical Mi solar, de Alberto Alonso, estrenado en 1965.

Entre los premios obtenidos por Andrés merecen citarse el Juan Gualberto Gómez por la mejor portada del año 1954, y el internacional de ilustración que le concedió la revista española Mundo Hispánico, en 1966. Andrés García Benítez murió en Holguín, en 1981. El rescate definitivo de su obra se materializará en el libro que, bajo el título de Andrés, verá la luz próximamente. En tanto, la muestra del Palacio de Lombillo es un prólogo visual donde el receptor, de manera anticipada, podrá valorar la importancia y trascendencia de la obra de este artista de la cultura visual cubana del pasado siglo.

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