Aquí se habla de cómo conceder la nacionalidad cubana a un amigo*

Guille Vilar
14/4/2020

* Retomamos esta crónica que publicara Guille Vilar en La Jiribilla sobre el concierto La trova le canta a Eduardo. Sirva de merecido homenaje a Luis Eduardo Aute.

Seguro estoy de que muchos de nosotros nos preguntábamos, algo temerosos, cuán estrujado debía estar el corazón del español Luis Eduardo Aute en esta jornada de homenajes que ha recibido durante su actual estancia en La Habana. Semejante carga de amor, impregnada en lo profundo de su esencia, lo lleva del modo más natural a pedir, en pleno escenario del teatro Karl Marx, que se le conceda el deseo de ser ciudadano cubano. En momentos como este, vale la reflexión acerca de quién es realmente el privilegio: si de Aute, por los tantos regalos al alma otorgados o nuestro, que por saberlo desde siempre al lado de la belleza, nunca nos ha abandonado. En esta noche de luna llena que abre el comienzo de la primavera, un grupo de notables artistas cubanos traducen la gratitud de un pueblo que lo enaltece por tanta hermosura cantada.

Luis Eduardo Aute en concierto en La Habana junto a  destacados trovadores y cantautores cubanos.
Foto: La Jiribilla

 

En medio de una intimidad propia de las reuniones entre hermanos, convocada por la complicidad del talento y la firmeza de los principios, el alborozo de la lírica en el concierto La trova le canta a Eduardo, es infinito. Y como para no poner en duda tal afirmación, es Silvio Rodríguez quien junto al trío Trovarroco, el grupo vocal Sexto Sentido, la flautista Niurka González y el percusionista Oliver Valdés, nos ofrece como tema inicial del concierto una acriollada versión de “Me va la vida en ello” para continuar con “Dentro”, emblemática pieza que, entre su extenso repertorio de obras que aluden al tema erótico, define a Luis Eduardo Aute como un Alquimista Mayor en la canción hispanoamericana, por la sutileza al combinar imágenes sublimes. Concluye Silvio con una aplaudida “Quién fuera”, cuya dinámica entre el solista y el coro le imprime una renovada vitalidad, mucho más allá de lo que pudiera hacer un tradicional grupo acompañante.

La inspirada actuación de Liuba María Hevia y su grupo en esta noche constituye la huella de la admiración y el respeto que pervive entre nosotros por Aute, ya que solo una intensa afinidad de ella por lo cantado puede convocar la nostalgia original de la obra “De alguna manera” o la solemnidad y el dramatismo de ese himno llamado “Al alba”. La joven representación de la trova, en la persona de Karel García, acompañado por el guitarrista José Luis Beltrán y la cantante Aurora de los Andes, emociona hasta las lágrimas al autor de “5 minutos” y “Donde crecer es ir”; mientras que un entusiasta Amaury Pérez nos deleita con esa cualidad de lo bello que magnifica su obra al mostrarnos el duende que colma el teatro en “La belleza” y extiende hasta el esplendor de la amistad en su canción “Se te olvidaron”, sin dejar de acentuar la presencia de temas clásicos del género como “Te amaré”, de Silvio; “Yolanda”, de Pablo Milanés y “Es más, te perdono”, de Noel Nicola.

Por su parte, otro de los imprescindibles como Vicente Feliú, acompañado por el guitarrista Alejandro Valdés, el tresero José Ordaz, y Aurora, aportan lo épico en Aute con la pieza “Un beso por fusil”; estimulan al inesperado coro de la sala en la movida “Sin tu latido” y aportan “Al filo de las 4 y media”, una canción que bien pudo haber sido de Aute. El humor a lo Santiago Feliú es un hecho tan coherente en su personalidad como el vehemente canto al también interpretar “Dentro” en compañía de Yusa al bajo y del guitarrista Elmer Ferrer, además de dedicarle una emotiva joya de amor a Aute y a su esposa.

La actriz Coralia Veloz, quien ha intercalado escogidos poemas de Luis Eduardo Aute durante la noche, da paso al segmento final del programa con Carlos Varela y su grupo. Cierre bien arriba, motivado por el sello de un sonido tan personal como intenso, Carlos se apropia, y de qué manera, de los temas “Siglo XXI” y “Hafa Café” para entonces, con su obra “25 mil mentiras sobre la verdad”, declarar que una verdad evidente es el cariño que el pueblo cubano le ha entregado a él y a su Mariuchu en estos días.

Cuando parece que ya las emociones han llegado al tope, el mismísimo Aute se persona en este escenario, ambientado por Kcho y Rancaño a partir de grandes réplicas de las pinturas del músico, para entregarnos, junto a “Rosas en el mar”, su impresionante versión a cappella de “Al Alba”, la misma que le enrojeció las pupilas cuando la interpretó aquí en la sede de La Jiribilla.

Así este musicazo, humilde y sencillo como el que más, a quien puede que pronto se le agote la reserva de palabras para agradecer tantas atenciones, se ha ganado su espacio vital entre los hijos de esta Isla. No podía ser de otro modo por parte de un convencido de que las canciones nos pueden hacer mejores seres humanos, quien justamente ha dedicado todo un largo tiempo a jugarse la vida en ello.