Los amantes de las culturas antiguas pueden apreciar algunos vestigios de Grecia y Roma en el Museo de Arqueología Clásica Juan Miguel Dihigo de la Facultad de Artes y Letras (FAYL) de la Universidad de La Habana (UH).

El Museo, único de su tipo en Cuba, fue fundado en 1919 por el Dr. Juan Miguel Dihigo (1866-1952), destacado profesor, filólogo, lingüista y animador cultural.

Tuvo su primer emplazamiento en las salas del Laboratorio de Fonética Experimental, de la Facultad de Letras y Ciencias de la UH. La creación de ese laboratorio también se debe al profesor Dihigo.

En 1938, el Museo se trasladó al edificio Varona hasta que, en octubre de 1952, se diseñó un espacio para acoger, de manera permanente, este valioso patrimonio universitario. Desde entonces radica en el segundo piso de la nueva sede de la Facultad de Filosofía y Letras, hoy FAyL, ubicada en las inmediaciones de Zapata y G, en el Vedado habanero.

Sección de arte romano.

Según explicó Dianne García, profesora de Lengua y Cultura Clásicas (latín y griego) de la FAYL, para su proyecto de Museo, el doctor Dihigo procuró obtener piezas de gran calidad y buen acabado.

Dentro de la colección de arte clásico resaltan las copias centenarias de esculturas griegas, muy cercanas a los originales, como la Venus de Milo, el Discóbolo y la Victoria de Samotracia (Niké). Otras esculturas exentas se corresponden con el Auriga de Delfos, el Sátiro, la Amazona herida, las cariátides y la Atenea Partenos.

La mayor parte de las reproducciones en yeso proceden de la casa Caproni, de Boston, en los Estados Unidos. Esa casa fue una de las últimas que tuvo la posibilidad de vaciar moldes sobre los originales, práctica que dejó de llevarse a cabo en el siglo XX por considerarse nociva para las piezas, asegura la profesora Dianne.

A las obras de arte clásico se suman otras de arte arcaico, de estilo severo, arte helenístico, relieves, inscripciones, reproducciones de los frisos del Partenón, maquetas de los edificios principales de la cultura grecolatina, una sección de arte romano (bustos) y colecciones numismáticas (monedas griegas y romanas), copias realizadas con la técnica de la galvanoplastia y algunas originales.

El Museo cuenta asimismo con una pequeña colección de copias de frescos y otros artefactos arqueológicos de arte minoico-micénico, que provienen de la casa del artista, ilustrador, diseñador y restaurador suizo Emile Gilliéron (1851-1924).

El Museo, único de su tipo en Cuba, fue fundado en 1919 por el Dr. Juan Miguel Dihigo, destacado profesor, filólogo, lingüista y animador cultural.

Un tesauro renovado

Al decir de la profesora Dianne, el Museo ha atravesado por momentos difíciles en los cuales las piezas se mantuvieron en el local de la administración o diseminadas por toda la Facultad.

Debido al deterioro de sus claraboyas, como consecuencia de dos eventos ciclónicos, en 2008 se tuvo que cerrar el inmueble. Luego de un proceso de restauración de las piezas reabrió sus puertas una década después.

En 2019, en ocasión de su centenario, la FAYL recibió una donación de la embajada griega en Cuba con reproducciones nuevas de piezas como la Esfinge de Spata, el Poseidón Cabo Artemisio, el Diadúmeno (Policleto) y el Hermes de Praxíteles.

Docencia y comunidad

Asegura la docente Dianne que desde los años 90, el Museo se ha puesto en función de la enseñanza de la filología y la arqueología clásica, al constituir un referente visual físico para estudiantes de materias como Apreciación del arte, Escultura y literatura griega, Historia del Arte y Estética. De igual manera ha sido escenario de conferencias y talleres.

Labor docente y de extensión universitaria del Museo.

Antes de la pandemia de la COVID-19, la institución realizaba una labor sistemática de extensión a la comunidad a través de exposiciones, visitas guiadas para estudiantes de distintos niveles de la enseñanza, y talleres infantiles sobre manejo de los colores y dibujo.

En la medida de lo posible, dice Dianne, los trabajadores del Museo piensan retomar ese trabajo con estudiantes de los municipios aledaños de Plaza de la Revolución y Centro Habana.

Un reto que tienen por delante, advierte, es modernizar el Museo e incluir en él los llamados nuevos medios, para facilitar la navegación por Internet y que de esa forma los visitantes tengan la posibilidad de recibir información sobre las obras originales a las que se hace referencia cuando uno visita el local.

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