Arte, música y compromiso en una misma mujer

Liannet Gómez Abraham
5/3/2020

Muy pocas veces he visto reunida en una misma persona tanta sabiduría y aptitudes. Su derroche de cualidades se recordó este miércoles en Casa de las Américas. ¡Así se homenajea a los grandes!: con un calor acogedor que los hace regresar una y otra vez.

Cien años de edad cumple la musicóloga María Teresa Linares. A ella, los de la música y las artes —en general— le deben mucho. Y justo en ese intento de reconocer su gratitud y consagración, se realizó un encuentro dedicado a dicha figura.

Musicóloga y pedagoga María Elena Vinueza. Foto: De la autora
 

En el intercambio, que sentí más bien que era una reunión entre amigos, se invocaron muchas anécdotas de Teté, como se le dice cariñosamente a María Teresa. Ella tuvo la soltura de salirse de los marcos formales y explorar pragmáticamente en los terrenos de la música nacional.

“La primera vez que el Centro de la Música salió a trabajar fuera, lo hizo en Matanzas en el año 1981, y tuvo la suerte de estar dirigido por Linares. Toda su imaginación y manera de ser nos las transmitió a nosotros, que en ese momento éramos un colectivo joven. Teníamos que aprender a ser igual a ella, de ese modo lograríamos de los colaboradores de campo toda la confianza. Solo Teté con su sensibilidad podía transmitirnos eso”, cuenta la musicóloga y pedagoga María Elena Vinueza.

Además, el encuentro fue propicio para mencionar los méritos y honores de Linares, a la vez que se enalteció su quehacer específicamente en géneros como el punto cubano y la música afrocubana.

“La ardua producción de Teté como musicóloga no solo permanece como libros clásicos dentro del panorama musical del país, sino que cuentan la historia de un quehacer y una disciplina”, resalta Vinueza.

En ese sentido, se mencionó la capacidad de Linares para ser una conferencista excepcional, que puso sus resultados a dialogar con el conocimiento de los otros. Su manera de comunicar se hizo efectiva, sobre todo, por su gran sapiencia y humildad.

Momentos de complicidad llegaron de los que fueron por años sus más fieles discípulos. Entonces, fue inevitable recordar la empatía y el dinamismo que caracterizaron la relación entre Teté y Argeliers León, su mejor colega y compañero de vida.

“Tanto ella como mi padre fueron un ejemplo de trabajo, de abnegación, de cumplimiento. Siempre estuvieron en marcha. Ella enfrentó problemas de salud, y se incorporó; estaba en donde quiera, en México, República Dominicana… Su obra está presente en todos los que fueron sus alumnos, incluso, los que no la conocieron siguen su legado”, comenta Regina León Linares, hija de Teté. 

 

Como regalo a Linares se hizo un compendio titulado Textos para la escucha, que recoge la producción investigativa de la musicóloga, bajo la experticia de Inés Casaña y María Elena Vinueza.

“Primero nos interesamos en recopilar toda la discografía que produjo. Con el recuento de todos sus discos fue preciso rescatar todos esos textos, que más que notas son clases magistrales de la génesis y desarrollo de los distintos géneros que componen la música cubana. De ahí su valor para los estudiantes de música, profesores y el público en general”.

El libro, que aún está en proceso de acabado, combina la remembranza de su sabiduría con las artes visuales, pues está acompañado de la portada de los discos a los cuales la experta en ritmos siguió de cerca.

Sin dudas, es una inspiradora para los musicólogos contemporáneos. Es tanto su legado, que a través de la obra de Teté se pudiera contar la historia de la música cubana.

Y, por si fuera poco esa manera de concluir, qué mejor celebración que cantarle a quien reúne en una misma persona arte, música y compromiso. ¡Felicidades, Teté, por los 100 años! Gracias, por tanto.