50 años de danza en puntas

Yanais Vega Bacallao
1/12/2017

El Ballet de Camagüey (BC) puede presumir hoy, sin modestia alguna, de contar con cinco décadas danzando y dejando su huella en numerosos escenarios nacionales y extranjeros.

Por 50 años ha sido cantera de decenas de bailarines que han realzado el prestigio de la Escuela Cubana de Ballet, y también fértil terreno donde coreógrafos cubanos y foráneos han dado rienda suelta a sus habilidades creativas. Ahí siempre han encontrado bailarines ávidos de dejarse llevar por la magia del baile de las puntas.

Primero de diciembre de 1967: la gran noche

Con la función de esa noche se inauguró oficialmente el BC y se concretó así el anhelo de la camagüeyana Vicentina de la Torre que siempre manifestó su anhelo de crear en la provincia una compañía, desde que era alumna en 1948, de Gilda Zaldívar (precursora de la danza clásica en Camagüey).
 

Nosotras comenzamos cuando éramos niñas, pero siempre la fuerza de Vicenta nos dio la confianza.
Fotos Rodolfo Blanco Cué
 

Vicenta —como todos la llamaban— desde joven se rodeó de relevantes profesores y coreógrafos del ámbito nacional e internacional, gracias a su profesora que la impulsó a conseguir una beca en la habanera compañía de Alicia Alonso. Allí aprendió a perfeccionar su formación como bailarina y posteriormente tener las herramientas necesarias para en 1957 abrir su propia escuela de ballet en su provincia natal.

Allí se forjó el Alma Mater del futuro Ballet de Camagüey, que ofreció la gala inaugural el 1ro. de diciembre de 1967 en el Teatro Principal. Se interpretaron las obras La fille mal gardée, Las Sílfides, y el Pas de trois del primer acto del Lago de los cisnes.

“Nosotras cuando empezamos éramos prácticamente unas niñas, pero siempre la fuerza y el empeño de Vicenta nos dio la confianza para seguir adelante, constantemente bajo una sólida disciplina”, recordó en una ocasión Elinor Fuentes Manzanares, fundadora del BC.

Sin embargo, no es hasta dos años más tarde, con la llegada del primer bailarín del Ballet Nacional de Cuba (BNC), Joaquín Banegas que la compañía experimenta un mayor despegue escénico, más aún porque junto a él viene su esposa, la primera solista Silvia Marishal, cuyo trabajo y experiencia enriquece el quehacer del naciente colectivo.

Comenta el Maitre José Antonio Chávez, con 48 años de experiencia dentro del quehacer del BC, que ellos le insuflaron su estilo al colectivo y cada puesta en escena adquirió madurez respecto a la anterior.

Nosotros causamos revuelo en nuestra primera visita a La Habana en 1971, porque recibimos muy positivos comentarios por parte de la crítica y gran afluencia del público; nadie se imaginó que un colectivo de provincia pudiese exhibir creaciones de semejante acabado como Coppelia, por solo citar un ejemplo, comentó.

Era la época en que el coreógrafo del BNC Iván Tenorio hacía colaboraciones con el BC y se estrena Cantata, la cual abrió una vertiente más contemporánea en el quehacer danzario de la compañía.

También el notable y ya fallecido Gustavo Herrera crea Saerpil que logró un gran éxito no solo en aquella temporada, sino en años sucesivos, hasta la actualidad.
 

Diecisiete años junto a Fernando Alonso

En 1975 el artífice de la Escuela Cubana de Ballet, Fernando Alonso, asume la dirección del BC, etapa en la que hasta 1992 la compañía logra un marcado perfeccionamiento profesional y adquiere carácter internacional con la realización de varias giras por el extranjero.

Es en esa época cuando prestigiosas figuras de renombre mundialtambién visitan la nueva sede, —actual casona donde radica el BC— entre ellos Elena Vinográdova, del Ballet del Teatro Kirov; los mexicanos Federico Castro y Javier Carranza, Edik Aroutinian, Ramiro Guerra, Iván Tenorio, Gustavo Herrera y Víctor Cuellar.

De igual forma aportan sus conocimientos prodigiosos coreógrafos, como fue el caso de Alberto Alonso y Jorge Lefebre, quien fue nombrado director artístico del Real Ballet de Wallonie, de Bélgica, puesto que mantuvo hasta su muerte.

Este último crea para el Ballet de Camagüey las obras Romeo y Julieta, Episodios e Images, está interpretada íntegramente por hombres, y solo Aida Villoch como protagonista.

Por su parte, Alberto Alonso entrega en los primeros años de su contacto con la compañía lugareña Paso a tres, En tus ojos y Muñecos, piezas de su inspiración, las cuales fueron interpretadas nuevamente en julio último en el contexto de las celebraciones por los 50 años del BC.

En esa ocasión le fue conferida la distinción Espejo de Paciencia, máximo galardón que otorga la Dirección de Cultura en Camagüey, por sus aportes al desarrollo de esa disciplina tanto en la provincia como en Cuba.

Explica Regina M. Balaguer Cabrera, actual directora del BC desde hace 20 años, que en ese entonces Fernando Alonso crea los talleres coreográficos, lo cual devino oportunidad para formar a Francisco Lang, José A. Chávez, Lázaro Martínez y Humberto González, entre otros.

Desde 1996 ella asumió la responsabilidad, luego de que por dos años Jorge Rodríguez Vedes ocupase el cargo cuando Fernando marchó hacia México en 1992 y Vedes salió también a otras tareas.
 

 
La compañía logra un marcado perfeccionamiento profesional y adquiere carácter internacional.
 

Fernando era capaz de impartir hasta cinco clases por día, según rememoran quienes trabajaron con él, incluso a estudiantes de diferentes niveles, sin dejar de atender sus responsabilidades administrativas y de otra índole, porque para él la docencia era una expresión de disciplina y siempre decía que el futuro de cualquier ser humano, puede desembocar en fracasos permanentes si no se rige por ella de forma estricta.

Ya van 50

Durante medio siglo el Ballet de Camagüey ha llevado su estilo y formación profesional a países como México, Perú, Panamá, a otros de Europa, Asia y América Latina; así como a Grecia, Chipre, la República Popular China, Venezuela, Brasil, Jamaica, Islas Guadalupe y Martinica, y Nicaragua.
Regina Balaguer ha asegurado que no se debe olvidar la historia y por eso siempre ha trabajado para que el nivel técnico artístico de la compañía no decaiga, y honrar así el legado de todos los que la han precedido, que son los cimientos del Ballet de Camagüey.

Ella siempre resalta la labor cohesionada de cada trabajador, porque, según afirma, sin eso hubiese sido imposible llegar a este aniversario 50. Es Regina actualmente la directora que más ha permanecido en la compañía y anda con paso seguro, y a pesar de la constante renovación del elenco, tiene la confianza en que la compañía permanecerá.

Camagüey tiene también el Centro de Promoción de Ballet y Danza Fernando Alonso, institución fundada en 1990 por iniciativa del propio Maestro, con el objetivo de instruir a todos los niños interesados en el estudio de las vertientes clásica, moderna y española.

Desde sus inicios es dirigida por María Herminia Martínez de la Torre —Minita, como todos la conocen— y es la principal emisora de estudiantes a la Academia de las Artes Vicentina de la Torre Recio.

Para Regina se trata de una institución que no solo ha contribuido al desarrollo del talento desde edades tempranas, sino que también ha creado un público más culto y conocedor, pues son los propios infantes, quienes incentivan a sus familiares a acudir al teatro y apreciar el ballet.

Tal vez ese sea uno de los tantos motivos por lo que, en esta tierra de larga tradición del ballet, sea el BC motivo de orgullo para los camagüeyanos y que entre croisés, arabesques, brissés, cambrés, el público siga cada una de sus presentaciones durante otro medio siglo de danzar en puntas.