Abrir la puerta para adentrar realidades que no siempre conocemos

María Carla Gárciga
29/2/2016

Dolores Prades visitó La Habana por cuarta ocasión. Esta mujer del mundo de las letras en su Brasil natal representa un bastión de la difusión de la lectura y del espacio reflexivo en torno a la misma, así como del intercambio de ideas sobre cómo se lee en este siglo XXI en el que muchos todavía dudan que la lectura tenga salvación o futuro.

Desde su espacio digital y a través del ciclo de seminarios Conversas ao pé da página (Conversas a pie de página) que tiene como premisa el intercambio de experiencias y de conocimientos en torno a los lectores, la lectura, los libros para niños jóvenes y la literatura de la formación de lectores, ella aboga por un desarrollo del acto de leer en una sociedad donde a veces esto se niega por los mecanismos usuales de oferta y demanda, que restan toda iniciativa creadora a los artistas e incluso al propio público consumidor.

En este sentido, desde su primera realización en 2011, las Conversas a pie de página reúnen especialistas brasileños y extranjeros de prestigio, tanto en el plano teórico como práctico, que apuestan por la reflexión, el diálogo y el debate como un camino para el entendimiento y enfrentamiento de los nuevos desafíos que el mundo contemporáneo impone a la promoción del libro y la lectura.

Las conversas significan pues, un irse bien lejos del camino de aislamiento y trivialización de conocimientos que a veces imponen las propias editoriales o las escuelas y otros entes promotores de lectura en aras de mantener una literatura convencional y que no haga pensar.

“La diversidad de lectores y lecturas”, “Los niños y jóvenes en el siglo XXI”, “La formación de los promotores de lectura” y “La dirección de la literatura” fueron temas que dieron pauta a las discusiones de estas conversas en los años anteriores.

Las Conversas procuran dar siempre un paso adelante en la formulación de los contenidos y en la producción de seminarios, y en 2015 se han propuesto como línea de trabajo dos seminarios principales: crear una discusión profunda sobre el carácter de la lectura y la literatura en las escuelas e instituciones promotoras, así como en las bibliotecas.Las conversas significan pues, un irse bien lejos del camino de aislamiento y trivialización de conocimientos que a veces imponen las propias editoriales o las escuelas y otros entes promotores de lectura.

A través de ellas, se posibilita crear un círculo de reflexión, sobre los principales agentes y espacios de lectura en la actualidad. Así como sobre el mercado y la producción de libros para niños y jóvenes, cuestiones fundamentales para dar sustento al trabajo de formación de promotores.

En este “Lectura 2015. Para leer el XXI”, organizado este año por el Comité cubano del IBBY, las conversas contaron con importantes especialistas que dialogaron en torno a temas como “Lecturas y lectores en el siglo XXI: más noticias del fin del mundo”, “La lectura de la violencia y la lucha contra la impunidad” y “Lectura, sujeto de derecho y conciencia ciudadana: la cultura de la «cosa pública». De su experiencia en este congreso, dialogamos con Dolores Prades.

¿Qué significa estar en Cuba y en este congreso Para leer el XXI?

Este es mi cuarto Congreso, y desde que vine la primera vez me enganché no solo con Cuba sino con la seriedad y densidad que caracteriza “Para leer el XXI”. Uno de los aspectos principales de estar aquí es la conexión con una atmósfera que, a pesar de todo, nos coloca en otro lugar, nos desplaza y nos hace pensar y reflexionar fuera de las certezas que el mundo contemporáneo impone. Y al mismo tiempo nos hace revisar muchos sueños y nos impone la fuerza de la realidad. Es una inyección, un alimento para el pensamiento, para la vida, que siempre me hace volver distinta y con una recarga de humanidad que no consigo visualizar en otro lugar.

La conversa es siempre desde su creación, un espacio de intercambio, de entendimiento y de diálogo. ¿Cómo valora las realizadas este año?

Pienso que es así exactamente, un espacio para pensar, de encuentros y de conocimiento. De manera general todos los congresos siempre me sorprendieron, pero este año tal vez, por colocar en su centro un compromiso con la memoria, sin derecho a ningún tipo de concesión y por dar voz y establecer puentes con ética y dignidad —como dijo Emilia Gallego en la inauguración— el contraste con la barbarie del mundo contemporáneo haya sido más radical. Lo que sorprende es la calidad de estos encuentros, la puerta para adentrar realidades que no siempre conocemos. Un gran aprendizaje.

Uno de los aspectos principales de estar aquí es la conexión con una atmósfera que, a pesar de todo, nos coloca en otro lugar, nos desplaza y nos hace pensar y reflexionar fuera de las certezas que el mundo contemporáneo impone.Por experiencia propia sé cuánto trabajo y responsabilidad entraña ser jurado del HCHA Award, por la calidad de los concursantes, la masividad de libros en varias lenguas que uno recibe y lo diferente de cada propuesta, así como la imperiosa necesidad de abstraernos de criterios propios y gustos para lograr entresacar entre tanto libro interesante y bien escrito, los que mejor cumplan con los ideales de IBBY. ¿Qué nos puedes decir de tus impresiones de este año como jurado del Premio Hans Christian Andersen?

¡Todavía estoy en el centro del huracán! Intentando poner en orden la enorme cantidad de libros y pensar muy seriamente en los criterios de selección. Creo que se trata de una enorme responsabilidad de los jurados, pues este premio marca tendencias y es una referencia mundial de calidad, aspecto este fundamental considerando una producción tan enorme como la que existe actualmente en el segmento de la literatura infantil y juvenil  y la necesidad de profundizar criterios de selección para los mediadores de lectura, en muchos países, quienes son responsables de presentar el libro y la lectura a las futuras generaciones.