Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) concedieron recientemente el Premio del Barrio a 38 familias, instituciones y personas, entre ellas la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales Egrem, casa discográfica por excelencia de la Mayor de las Antillas.

El mérito otorgado a esta institución de la cultura se sustenta en las  tareas de la organización y por el bienestar de la comunidad, pues la Egrem, además de contribuir a preservar y divulgar el patrimonio sonoro cubano, constantemente realiza labores sociales, especialmente con niños y jóvenes.

Arnaldo Rodríguez, miembro del catálogo fonográfico y de representación de esta casa, relacionado directamente con los CDR, conversó con La Jiribilla sobre este premio y el compromiso que genera.

¿Qué retos supone para la EGREM el Premio del Barrio? ¿Cuál sería el camino a seguir a partir de ahora?

“Pienso que el reto es mantener y perfeccionar un trabajo que la Egrem viene haciendo desde hace mucho, y estar cada día más cerca del pueblo.  El camino a seguir ya está trazado y la Empresa, claro, ahora estará más comprometida con esa ruta, con esa voluntad de que la música cubana vaya a los barrios, a las comunidades, de acompañar también las celebraciones populares, las campañas que la mayor organización de masas del país promueve”.

¿Cómo se siente usted, como músico y como miembro del catálogo de la Egrem, al recibir un reconocimiento de tal envergadura?

“Ante todo es un gran reconocimiento, porque es una expresión de la gente, es una expresión de pueblo. Creo que este Premio del Barrio es también una muestra de la admiración por la calidad del trabajo; pero sobre todo reconoce a los artistas y las instituciones culturales que de forma natural o porque se lo han propuesto, mantienen un vínculo con la comunidad, con la gente, con el barrio, sufren y gozan lo que se vive allí día a día.

“Es un mérito muy importante para una empresa que representa a los músicos y a una gran parte de los intérpretes de la música popular cubana, que, como lo dice su nombre, son músicos que están del lado de la gente, pegados al pueblo todo el tiempo, ofreciendo su arte, que llegan a lugares recónditos, a sitios inhóspitos a veces, donde normalmente no van agrupaciones de gran convocatoria. El mérito también es de la Empresa que representa a estos artistas y que, por supuesto, ayuda a que lleguen hasta esos sitios a exponer su música”.

¿En qué se centra el trabajo de la Egrem que directamente tributa a los CDR?

“La Egrem es una empresa con una misión, por supuesto, comercial, pero también tiene una arista de promoción cultural y, por lo tanto, realiza actividades en las que no median intereses económicos, para que el arte llegue a todos los lugares.

“Esta casa discográfica auspicia muchos festivales importantes, como es el caso del Piña Colada, que llevan la buena música a la gente, no solo fuera de La Habana, sino incluso más allá de las capitales de provincia.

“Al menos desde que yo, como artista, estoy en la campaña de los CDR, hace alrededor de 15 años, la Egrem siempre ha puesto de forma desinteresada los estudios de grabaciones, todas las herramientas necesarias, para que la producción artística de los temas musicales alegóricos a cada campaña se hagan con la calidad necesaria, o sea, la Egrem también ha sido un colaborador desde su función de empresa que promueve cultura, un aliado de una organización de masas como son los CDR”.