Cuando confluyen las esencias de lo auténtico

Ana María Domínguez Cruz
11/12/2018

Sobriedad, elegancia, estremecimiento. Los recuerdos afloraron, y la sensibilidad, a ratos individual, fue contagiosa entre todos. Fue conmovedor percibir que la Basílica Menor del Convento de San Francisco de Asís quedaba pequeña ante el cúmulo de emociones del público que asistió el pasado sábado al concierto Canciones compartidas.


Fotos: Ettiene Armas Ricardo

 

José María Vitier había anunciado que sería íntimo, cercano, como si estuviéramos todos en la sala de su casa. Y se sintió así, sobre todo porque rememoró la presentación ocurrida 22 años atrás de la Misa Cubana a la Patrona de Cuba. Además, regaló temas de la trova cubana —tal vez los menos conocidos— escogidos del disco Flor Oculta de la Vieja Trova, grabado junto a Pablo Milanés.

El programa trajo sorpresas desde el inicio. Durante los primeros minutos Vitier tocó uno de los temas que compuso para la banda sonora de la película El Mayor, dirigida por el cineasta Rigoberto López, aún en fase de edición. Convocó a la cantautora Liuba María Hevia para la interpretación de los temas trovadorescos En falso (Graciano Gómez), Amor (Cintio Vitier y José María Vitier), Vergüenza (Gabriela Mistral y José María Vitier) y Al pie de tus altares, pieza incluida en la Misa Cubana.


 

El dúo conformado por la soprano Bárbara Llanes y el cantautor Eduardo Sosa regaló Decepción (Pepe Bandera), El Enigma (Augusto Castillo) y Lágrimas de amor (Eugenio Portuondo). Fue una atinada propuesta de Vitier  unir ambas voces en esta cita. Con su melodiosa voz Llanes interpretó Te vas de mí, Un ángel (Silvia R. Rivero y José María Vitier) y el Ave María por Cuba, que provocó ovaciones incontenibles.


 

Acompañado por Abel Acosta (contrabajo y percusión) y Adel González (percusión), Vitier ejecutó los temas Tus ojos claros y Ritual.

La anhelada presencia de Amaury Pérez fue aplaudida con fervor, cuando su voz hizo suya la Plegaria a la Virgen del Cobre, momento especial para recordar aquella cita en la Catedral de La Habana, poco más de dos décadas atrás.  

Agradezco (y agradecemos todos) un encuentro como este, donde primó no solo la sobriedad y la elegancia, sino el deseo de ofrecer, desde el corazón, lo más puro de las esencias que definen la música cubana. Agradezco, desde lo personal, la dicha de degustar, a la manera de una receta excelsa, un disco como este, Flor Oculta de la Vieja Trova, en el que confluye la autenticidad de ese género en el país.