Ediciones Loynaz en la Feria

Onaisys Fonticoba Gener
16/2/2017

Como en años anteriores, la Feria Internacional del Libro sirvió de escenario para presentar los resultados del Concurso Hermanos Loynaz. En la categoría de Poesía mereció el reconocimiento Partos bajo la Tierra, del pinero Daniel Zayas, por su “intención de comunicar vivencias sin gratuidades, palabrería insulsa y -sobre todo- por su originalidad”.

El sueño en alguna parte, de Maykel Paneque, llevó el lauro en Narrativa. Según consta en el acta del jurado: “por el modo inteligente y sutil con que fue capaz de relacionar las historias, la manera descarnada de abordar la realidad -que los mantuvo en vilo hasta el final del cuaderno- y por el empleo adecuado de las técnicas de narración”.

En Literatura para niños y jóvenes, por otra parte, fue ¡Antonina no te rajes! la galardonada. En su noveleta –trascendió–, Maylén Domínguez inserta problemas del universo contemporáneo a través del manejo simpático y penetrante de situaciones políticas, económicas y humanas en sentido general; apoyándose en una prosa que descuella por su frescura.

El Hermanos Loynaz es un concurso convocado anualmente por el Centro Dulce María Loynaz de Pinar del Río, para promocionar a los jóvenes talentos de la Isla.

 

Tres títulos de la más occidental

Como los discos de rock sinfónico de los años setenta pensó Raúl Flores Irriarte Extras (Versión en DVD) y Las dispersiones. “Trato de ver mis libros como algo de música -dijo durante la presentación del primero de ellos-; son parte de un mismo proyecto, como dos mitades que se complementan”.

Extras… que mereció el año pasado el premio de Narrativa del Concurso Hermanos Loynaz, fue descrito por el mismo autor como un libro que se desenvuelve en una Cuba futurista y al mismo tiempo actual. Va más allá del concepto de ciudad, dijo, porque mezcla sitios de todo el mundo, utilizando además elementos del séptimo arte.

Raúl manipula el mundo real para entregar este cuaderno que sobrepasa la frontera meramente literaria, explicó la escritora Yeney de Armas. “Estos textos se convierten en el making off de alguna producción cinematográfica independiente. Están compuestos por protagonistas deficientes, tímidos, que resumen lo que puede significar sobrevivir a la realidad.

“Algunos son escritores, o quieren serlo, lo intentan; pero en el afán de crear sus propias historias van descubriendo otras. Los personajes con metas ideales también se cuestionan ese ambiente donde se borran los límites entre la realidad y la ficción.

“En Extras…, como en un buen drama cinematográfico, los objetos dejan de ser puras figuraciones para convertirse en carga dramática. Con este libro puede que sientas como si estuvieras en una pecera todo el tiempo, como si tu vida fuera parte de un espectáculo que todo el mundo persigue”, concluyó.

Del género poesía, la editorial pinareña trae títulos como Lupus, de Eduard Encina, también ganador del Premio Hermanos Loynaz en su edición pasada. En el texto, que va del lenguaje directo hasta el más alto vuelo lírico, se alude lo mismo a “héroes” que a personajes comunes.

Tras la imagen más humilde, comentó el escritor José Raúl Fraguela, se respira lo tremendo. Hay un retrato y una denuncia de la atmósfera asfixiante que vivimos,  el sujeto asegura haber aprendido a vivir sin fe, a mirar con temor la parte más dulce para contradecirse de inmediato.

“No hay verso gratuito, poema simple o pequeño en este conjunto, añadió. Una gotera, un mueble defectuoso bajo el cual se gestan las relaciones sociales, el perro aplastado en la carretera, todo es materia lírica, y la más mínima desencadena las más profundas reflexiones filosóficas. Si nos miramos bien, parece decirnos el poeta, encontraremos en nosotros el mundo, con todas sus lacras y virtudes”.

Otra de las propuestas es Fábulas impúdicas, del narrador y ensayista Alberto Garrandés. De acuerdo con su autor, “la impudicia de estos cuentos no pasa de ser la consecuencia de que se adentren en la vida, o en la vida secreta de los personajes; en sus obsesiones con el cuerpo, el sexo, lo erótico o el placer, que son sin duda tan legítimas como cualquier otra cuestión de la existencia.

“En un cuento –explicó- me refiero a la aventura de escribir ficciones difíciles en tiempos difíciles; mientras que en otro me refiero al miedo al cuerpo. Hay un relato experimental donde el imaginario de la impudicia y el sexo es como una pantalla circular que arropa a una especie de masturbador imaginario. Y una cuarta historia donde lo erótico posee un carácter casi ensayístico.

“También incluí una reescritura de Una temporada en el infierno y un cuento que me satisface a medias -no por razones de escritura- y que el cineasta Lester Hamlet convirtió en esa película que se llama Fábula. Aquí hay cuerpos, deseos, ofrendas y agonías”, señaló.