El pianista Dayramir González hizo vibrar la sala Avellaneda del Teatro Nacional con su música

Ana María Domínguez Cruz
20/11/2018

Por primera vez estaba en la Sala Avellaneda del Teatro Nacional. Los que lo conocemos bien éramos conscientes de  toda esa energía que, aun queriendo contenerla, no se quedaría quieta en los límites de su cuerpo.

Dayramir González Vicet puede, incluso, sacar parte de ella a través del piano, pero a veces no le resulta suficiente. Por eso vibra, se emociona, se retuerce en la banqueta mientras toca, toma el micrófono y bromea. Así va contagiando a todos con su música y su carisma, haciendo del concierto no una unidireccional muestra de talento, sino un encuentro cálido entre él, sus músicos e invitados y el público.

Dayramir González Vicet. Foto: Tomada del perfil de Facebook de  Dayramir González Vicet
 

El pianista, único cubano residente en el país que obtuvo una beca en el Berklee College of Music en Boston, anunció un mes antes este concierto de jazz afrocubano sinfónico, y demostró el pasado 16 de noviembre, como parte del programa del Concurso de Jóvenes Jazzistas Jojazz 2018, que su sueño pudo ser realidad gracias a la complicidad de Javier Moreno Piloto en el drums, Jorge Coayo en la percusión y Dean Torrey en el bajo.

Contó en el escenario con la Orquesta Sinfónica Juvenil del Conservatorio Guillermo Tomás, de Guanabacoa, nombrada ArimaS, dirigida por la maestra Samira Fernández y con invitados muy especiales para él, como el trompetista Django Raúl Vives, el saxofonista Michel Herrera (Premio Jojazz 2005 y 2006) y el tresero Mario Salvador (Premio Jojazz 2017), ambos galardonados con el Jojazz.

Las voces de Ivette Cepeda, Teresa Yanet, Idania Valdés y Leo Garrido en los temas “Si yo hubiera sabido”, “El Manisero”, “A la manera mía”, respectivamente hicieron saltar los aplausos de las butacas, y con certeza, no pocos corearon las letras de esas canciones, tan conocidas en el cancionero cubano.

Mooving Forward” fue el primer tema del repertorio escogido, le siguió “Smiling”, y un momento único fue compartido desde la sensibilidad de Dayramir, en homenaje a su hermano, quien falleciera con solo 25 años. Conversó desde el escenario, donde se hizo acompañar en varios temas de la compañía Iberodance, e incitó a todos los presentes a soñar, a ser optimistas, a pensar en grande para alcanzar resultados grandes, a avanzar, a crecer, a estudiar, a conseguir lo que se quiere.

Ya me había comentado que en abril verá la luz su próximo disco, y que continúa inmerso en varios proyectos a la vez y en la docencia en su academia en Estados Unidos. Sin embargo, justo esa energía ciclónica que se desprende a través de su sonrisa amplia, y su destreza en el piano bastan para salir del teatro, convencidos de que a él nada lo detiene, y que a cada de uno de nosotros tampoco.