El último recurso para no perecer

Leonardo Estrada
1/6/2017

La danza ha seducido a quienes escogen el milenario arte de contar historias mediante el cuerpo con eventos citadinos como Focus Danza 2017 o un poco más hacia el Oriente, el Festival de Coreografía e Interpretación Solamente Solos 2017, recientemente finalizado en Holguín. Para continuar el convite artístico, la compañía Los hijos del director, dirigida por George Céspedes, nos invita a la sala teatral El Ciervo Encantado, las dos primeras semanas del mes de junio próximo en sus horarios habituales de viernes, sábados y domingos.

El último recurso es una pieza articulada con el propósito de asistir al Colors International Dance Festival, del 6 al 19 de julio, en Stuttgart, Alemania. Surge, según su director, como “último recurso” para componer una coreografía (Hombre-Achaea Apeiron) aún estéril, con la cual aunar a su troupe disgregada debido a problemas logísticos, de espacio e inclusive motivacionales. Fue ese torbellino de fatalidades cotidianas, cual coro de Willis, el sino que llevó a George a dialogar con estados de profundo vacío e inapetencia que apuntaban hacia una danza mortífera; y que para bien del arte, resultaron un torbellino de Willis, pero hacia la vida.

A raíz de ese estado de metamorfosis, que signa el antes y después de la propuesta, nos confió su creador: “Yo trabajo por impulsos, digamos que por motivación. Tenía una imagen, una idea, un sentir, y a partir de ese sentimiento empecé a separar; y esas cosas que separaba las iba desfragmentando cada vez más. Así desarrollé herramientas, sistemas… hasta llegar a movimientos. Todo eso fue trabajado en conjunto, pues sin los bailarines no soy nada. Casi todo sale de los bailarines, yo únicamente los guio, busco cualquier recurso para lograr un resultado”.

En efecto, la coda que por adelantado auguramos es la profunda conexión entre los bailarines y la coreografía, entre el mundo tejido en escena con el mundo interior del espectador. Sin lugar a dudas, durante la presentación se rendirán ante el desasosiego y la incertidumbre que provocan los pasos dinámicos ejecutados por los bailarines. Inclusive, desde el punto de vista interpretativo, de sus expresiones faciales rígidas, agónicas, las cuales se conectarán, trasmutarán y cuestionarán la verdad más íntima del público con los demás seres sociales, pero sobre todo, de su esencia.

“Mi trabajo gira alrededor del hombre y su existencia en este mundo: cómo vive, cuál es su cultura, su forma de ser, qué le preocupa, qué le hace sufrir”… Ciertamente, El último recurso deviene resistencia, último suspiro ante aquello que nos atrapa y obliga a mutar constantemente, a preguntarnos qué hacer para sobrevivir.

Todas estas ideas serán desarrolladas gracias al material coreográfico de George Céspedes en colaboración con los ejecutantes Aymara Vila, Álvaro Torres, Odelis Mederos, Rafael Doimeadios, Arianna Nuñez y Thais Doimeadios. También en razón del diseño y confección de vestuario de Paula Fernández y el diseño de luces perteneciente a Guido Gali. La banda sonora facilitará los solos de los bailarines y los partes en conjunto de manera imprescindible. Nacerá toda audacia desde géneros del rock and roll hasta baladas o música electrónica que posibilitarán el desprendimiento de las frases y lenguajes corporales —entre lo metafórico y lo cotidiano—, que se manejan en la puesta cual efecto catártico.

El último recurso es una propuesta vigorosa que vela por un arte cuestionador, de tensiones; un arte que a cada instante nos hará adentrarnos en la quimera del bosque hasta quedar atrapados por el torbellino de las Willis… Pero solo será hasta que aparezca el orquestador escénico, George Céspedes, y nos revele “el último recurso” para no perecer.