Feminismos —en plural— para un Caribe diverso

Kenia Méndez Mederos
23/5/2019

Este miércoles tuvo lugar el panel Feminismo, movimientos de mujeres y estudios de género en el Caribe, en el marco del VII Coloquio Internacional La Diversidad Cultural en el Caribe: Revolución y Rebelde, organizado por el Centro de Estudios del Caribe de la Casa de las Américas. 

De izquierda a derecha Aracely Rodríguez, Georgina Alfonso, Yuleidys González y Gretel Marrero.
Fotos: Abel Carmenate

 

El espacio fue moderado por Yuleidys González Estrada, coordinadora de la Plataforma Feminista de Promoción Sociocultural La Cuarta Lucía, y contó con las presentaciones de Georgina Alfonso, directora del Instituto de Filosofía; Gretel Marrero, profesora de la Universidad de La Habana y la investigadora Aracely Rodríguez. La relación del pensamiento feminista y los procesos educativos, los feminismos negros y el papel de las mujeres en la Revolución cubana fueron de los temas centrales abordados.

Según Georgina Alfonso, la Revolución cubana no adoptó el término feminismo en su andar, pero sí bebió de los conocimientos y prácticas aportadas por los movimientos de mujeres que existían en el país y reconoció el carácter activo de las mujeres como sujetos de esa Revolución. Además —señaló como aspecto positivo—, “el proceso revolucionario promovió la atención a temas que son prioridad para el movimiento feminista de América Latina, entre los que destacan la salud sexual y reproductiva, el tema de lo cotidiano (lo privado, las relaciones a lo interno de la familia) y el empoderamiento de las mujeres”.

Por su parte, Gretel nos llevó hasta ese objetivo de la Agenda 2030 que persigue una educación inclusiva como punto de partida para identificar los principales desafíos del Caribe con relación a este tema. La interseccionalidad de las diferentes brechas de equidad que tiene como resultado primero la múltiple desventaja de las mujeres pobres, indígenas, afrodescendientes o de las zonas rurales —y esto por solo citar algunas dimensiones—; los contenidos sexistas que exponen los libros de textos y la influencia de la educación en las selecciones profesionales —que termina influyendo de manera significativa en ese proceso que denominamos división sexual del trabajo— fueron algunos de los desafíos fundamentales planteados por la profesora.

 

Aracely Rodríguez también abordó el tema de la interseccionalidad centrándose en el feminismo negro. Las pioneras de esta corriente y la necesidad de visibilizar los aportes de las mujeres negras a los estudios de género y las corrientes feministas fueron elementos centrales de su ponencia.

El momento de debate y cierre de la cita propició un intercambio que muestra la diversidad de los feminismos y, por supuesto, la diversidad del Caribe: participantes de diferentes generaciones, nacionalidades e instituciones/ proyectos se unieron para reivindicar lo que debieran ser principios básicos de la existencia humana: la equidad, el respeto a las identidades individuales y la no discriminación. Camila Valdés, del Centro de Estudios del Caribe, comentó el interés de esta institución por dedicar más espacios al debate del tema: “creo que es necesario que nos enfoquemos en el espacio del Caribe y sus diásporas, porque si bien trabajamos América Latina, a veces perdemos la oportunidad de conocer la pluralidad de movimientos sociales de mujeres que hay en todo el espacio del Caribe, con diferentes agendas, pero todas interrelacionadas entre sí”.