Festival de Música Piña Colada, 15 años de una aventura musical

Lisandra López Pérez
13/4/2018

Mantener un evento durante 15 años es muy difícil, pero se puede y el Festival de Música Fusión Piña Colada es un ejemplo.

Ese comentario se repite entre invitados a un certamen que arribó en el 2018 a su aniversario 15 y ha ido ganando su espacio en el reconocimiento nacional.

Para los avileños cada abril, el regreso del encuentro se vuelve de lo más esperado, en una provincia donde las propuestas culturales no son suficientes como deberían y en muchos casos no tienen la calidad necesaria para atraer al público. Muchos dicen que esta ciudad es como un puente, pues las giras van de una provincia a otra y quedamos olvidados en numerosas ocasiones.

Pero en los días del Piña las cosas cambian un poco, se desperezan las carteleras y se sacuden la falta de alternativas para llenar instituciones con conciertos y presentaciones variadas.

No recuerdo con exactitud los momentos iniciales del festival. A veces la memoria no guarda todo lo que quisiera, o tal vez en aquella fecha como era solo una niña no gustaba de salir demasiado y por tanto esa nebulosa mental.


Presentación de la agrupación Rumbavila, en la primera noche del XV Festival de Música Piña Colada,
en la Plaza Máximo Gómez de Ciego de Ávila. Fotos: Osvaldo Gutiérrez

 

Los mayores referentes son de las últimas ediciones. En algunas no me motivé demasiado a encontrarme con los invitados porque no estaban dentro de mis preferencias musicales, pero recientemente creo haber encontrado una mayor variedad en las propuestas.

Son muchos los nombres incluidos en la historia de este proyecto, ideado por el músico Arnaldo Rodríguez, quien escogió a su provincia natal para desarrollar un intercambio con diversidad de géneros y sus representantes en otras partes de la Isla.

Por solo mencionar algunos de esa larga lista en un ejercicio evocativo y sin hacer distinciones en cuanto a relevancia, han pasado por aquí: Tendencia, un habitual en la cita desde sus comienzos, Karamba, Alexader Abreu y Havana D´Primera, Vania Borges, Will Campa, Polito Ibáñez, David Blanco, Raúl Paz, Interactivo, Ivette Cepeda, Leoni Torres, el dúo Cofradía, y este 2018 estuvieron Haydée Milanés, Luna Manzanares, Buena Fe, Qva Libre, William Vivanco, Frasis, Toques del Río y Raúl Torres, entre otros.

Ante tantas alternativas que se congregan con frecuencia en un mismo año, el público tiene la oportunidad de escoger dónde dirigirse para encontrar un rato de diversión.


La agrupación Toques del Río, durante el  XV Festival de Música Piña Colada, en Ciego de Ávila

 

Arnaldo ha resaltado en más de una ocasión el apoyo institucional que recibe, mas parece que todavía hace falta cuajar algunas ideas y que ese soporte crezca, pues en esta oportunidad se proclamó por la realización de una suerte de ensayo de lo que podría ser el evento con un alcance internacional al extenderlo a Jardines del Rey y fue un intento fallido. Además de insertarse entre las ofertas recreativas del polo y en la promoción del destino sería esta una buena manera de lograr participación de artistas de otros países. Queda ahí una asignatura pendiente para la comisión cultura-turismo del territorio. La puntualidad de las presentaciones sigue siendo un talón de Aquiles. Actividades propuestas, por ejemplo, para las nueve de la noche en muchas ocasiones arrancan pasadas las doce. Que suceda alguna que otra vez es perdonable porque dificultades con el sonido y la logística existen; pero, que se repita demasiado es cuando menos, reprochable. A los centros de la provincia escogidos para las actuaciones les falta preparación técnica. El Teatro Principal, que acoge las más importantes presentaciones que llegan, choca una y otra vez con la misma piedra: los desperfectos que hacen deslucir un espectáculo y desconcentrarse a los artistas.

Si se sabe con muchísima antelación sobre su presencia hay que buscar todas las formas de lograr una calidad de sonido que los respete a ellos y a los espectadores.

No se trata de poner “la mala” y sacar la caja de Pandora al hablar del Piña, pero hay cuestiones que atentan contra su desarrollo a plenitud y echan por tierra a veces el trabajo de sus organizadores. Desconozco del todo los filtros por los que pasa el cobro de la entrada en algunos sitios, cuando en un inicio esto era gratis y ahora en el Patio de Artex hay que pagar cuatro CUC —Moneda Libremente Convertible— sin consumo para disfrutar de un concierto. Aunque las formas de financiamiento y patrocinio cambian hay esencias que, por su importancia, deben mantenerse.

Hace ya tres años que se incorporó a esta vorágine un momento dedicado a ver la música desde la investigación, desde la producción científica en torno a estas temáticas, durante el Simposio Música, Juventud y Sociedad, que crece y abre líneas para pesquisas futuras, según comentó su organizadora, Paula Sánchez Ortega, profesora titular y consultante de la Universidad de Ciencias Pedagógicas Enrique José Varona, de La Habana.

Incorporar con más fuerza a las agrupaciones avileñas también es loable dentro del evento, porque no deja a un lado a los locales y además propicia un acercamiento de los visitantes a lo que nos caracteriza y distingue, aunque, ciertamente, estos espacios no son los más concurridos por el público que gusta más de encontrar aquello que el fatalismo geográfico les dificulta apreciar con frecuencia. Abril se vuelve una fiesta en Ciego de Ávila, unas veces más animada, otras menos, pero siempre las expectativas están presentes ante el advenimiento de otro Piña Colada que tiene el perenne desafío de no defraudar a sus seguidores y de seguir sumando.