Frasis fusiona la fusión

Vasily M. P.
6/4/2018

El concierto de la agrupación Frasis, en la primera noche del XV festival de música fusión Piña Colada, ocurrió el jueves 5 de abril de 2018. La velada presentó música cubana fusionada desde la forma y el contenido, con formato de cámara: primer y segundo violín, viola, chelo, bajo, guitarra; mezcladas a la manera cubana de un combo de música popular: percusión menor, timbales, cencerro, claves, güiro, tumbadoras y pailas, entre otros. Todo aconteció bajo la magia de una buena orquestación que respeta lo bailable y lo popular, sin perder el rigor del arte de academia.


Foto: Facebook

 

No existen, para Frasis, los pulsados mal ejecutados o los glissandos sucios. Todo en su conjunto es bello, auténtico, digerible y genial; todo, desde su desenfado, pudiera parecer accidental, pero no lo es. Detrás de cada tema interpretado hay horas de ensayo y búsquedas del sonido casi perfecto. Eso es disciplina de academia.

Por sobre todas las cosas, es música cubana de todos los tiempos. Van desde el bolero, la guaracha y el mambo hasta la canción más trasnochada, el charlestón o algo parecido; pasan por Lecuona o Samuel referenciados, y siguen su viaje por lo mejor del catálogo cubano y universal.

Roxana Iglesias, directora y primer violín, también canta. Y canta con una frescura que baña cada uno de los rincones acostumbrados a trovar, a descifrar acordes de jazz o de música clásica. Su voz va, desde el registro bien agudo y luminoso hasta una profundidad que, sin ser bajo, puede llegar a notas bien bajas. Tiene color su voz, nacido entre los tonos cálidos, cubano, encendido por la belleza espiritual y el amor por una música cubana que se respeta y se hace respetar.

Frasis gustó al público avileño que tuvo a bien asistir a este concierto realizado sobre la base de su nueva producción discográfica con el sello EGREM, Parafraseando. Es un álbum que no deja de tener deseos de vender, pero que vende con decoro y con un alto dominio de la técnica de los instrumentos pulsados, rasgados, percutidos, y de aquellos que pueden sufrir variaciones en su ejecución.

Así la noche se llena de estrellas, de los pizzicatos del primer violín, de Roxana, y del chelo profundo de una artista de la magia como lo es Isabel. Un segundo violín no solo dobla o le hace la segunda al primer violín, sino que tiene su propia voz y transmuta hacia otras voces y otros espacios.

La noche encanta entre tanta música buena, música cubana. Se agitan las almas y los aplausos llueven, como acordes finales de una canción tremenda.