Gala de estrellas de la danza, el posible destello en La Habana

Andrés D. Abreu
19/8/2016

Anunciada está la presentación de reconocidas figuras del ballet mundial, que tendrá lugar este sábado 20 de agosto en la prestigiosa Sala García Lorca, del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, en lo que ha de constituir el inicio en Cuba de Galas de estrellas de la danza.

La nómina que deberá destellar sobre las tablas del legendario escenario cubano de la danza clásica, y el repertorio a base de solos y pas de deux que se ejecutará (escenas de La sílfide, Giselle, Don Quijote, La bella durmiente, El corsario, El lago de los cisnes, Las llamas de París, La muerte del cisne y Le bourgeois), de seguro son suficientes como para generar expectativas ante este suceso; añádase que solo habrá una noche para admirar ese fulminante relumbrar de bailarines como un paso insólito de  cometas.

Cuba no ha sido un escenario propicio para estas galas postmodernas, en esencia muy comerciales; los sucesos más parecidos a ellas se daban en algunas noches, sobre todo de clausura, de las más y mejores nutridas ediciones del Festival de Ballet de la Habana. Pero incluso la mejor de esas galas festivaleras ocurría en medio o al final de un evento que se deleitaba, en varias ocasiones, con el esplendor de esas  admirables estrellas. Entonces no se puede negar que esta Gala tiene una excepcionalidad en la historia del ballet en Cuba.

Tal vez, como ya se ha escrito, la primera proyección de lo que hoy constituyen esas altísonas galas la estableció el Grand Pas de Quatre, que el 26 de junio de 1845 reunió a las estrellas más influyentes del ballet de mediados del siglo XIX: Marie Taglioni, Fanny Cerrito, Carlotta Grisi y Lucile Grahn, sustituyendo a Fanny Elssler, quien declinó la invitación a participar en el show competitivo que, con gran maestría, coreografió Jules Perrot en el Her Majesty’s Theatre de Londres, por idea del director de ese coliseo, Benjamin Lumley.

Años después, un buen número de estos encuentros se han organizado bajo la idea de una reunión de amigos, que protagoniza un gran bailarín invitante, muchas veces para celebrar algo especial como sus últimos pasos por la danza o simplemente cumplir un sueño anhelado. Aun así, no dejan de ser, en su mayoría, una especie de conciertos sin magnos argumentos que superen el sensacionalismo de los nombres convocados.

Otro de los atractivos más comunes de estas convocatorias está en la "diversidad global" que sugiere el origen de las estrellas implicadas. Revisemos, por ejemplo, el elenco del próximo sábado.

De la docena de figuras anunciadas, seis le deben una evidente formación a la legendaria escuela rusa, tres crecieron dentro del sistema norteamericano de academias, dos provienen de la escuela cubana y uno lleva la escuela italiana en su sangre, pero sus carreras pasan por un transitar internacional amplio entre importantes compañías, premios y eventos de Estados Unidos, Europa y Asia, que de seguro les han ido aportando otros tonos a sus estilos y modos.

La tropa organizada por el cubano Rodrigo Almarales, bailarín principal del Ballet de Cincinnati, fundador de Improvedance y cofundador de Ballet Royalty, debió estar encabezada por la experiencia de Desmond Richarsond, el primer bailarín principal negro del American Ballet Theater, quien acumula una carrera llena de éxito bajo el influjo de múltiples compañías y coreógrafos que han puesto a  relumbrar su escultural cuerpo; pero esta estrella ya no llegará a La Habana y en su lugar se sumó el italiano Carlo Di Lanno, bailarín principal del San Francisco Ballet

El brillo de la noche dependerá también de muy demandadas figuras actuales de la danza como Ivan Vasiliev, del Ballet Mikhailovski y el American Ballet Theatre; Semyon Chudin, del Ballet Bolshoi; y Matthew Golding, del Royal Ballet, quienes aportarán sus destellos junto a bailarinas principales como Iana Salenko, del Berlin State Ballet; Maria Kochetkova, del San Francisco Ballet; Misa Kuranaga, del Boston Ballet; y Jurgita Dronina, del National Ballet de Canadá.

Las grandes luces que promete el elenco las cierra la cubana Adiarys Almeida, quien luego de su desarrollo en el Ballet Nacional de Cuba ha continuado una carrera como bailarina invitada de diversos elencos mundiales, pero sin accesos todavía a las más renombradas agrupaciones, junto a su compañero Joseph Michael Gatti, otro importante invitado de  múltiples elencos internacionales.