Hermanar ciudades como a la conga con el Mardi Grass

Karla Castillo Morét
16/1/2020

Las calles de La Habana atestiguaron una algarabía singular: a pasito de nuestra conga tradicional, se celebró el primer Mardi Grass en Cuba, llegado directamente de New Orleans con los músicos que forman parte del intercambio cultural con el Getting Funky in Havana.

Fotos: Cortesía de la autora
 

Como explicara Bill Taylor, presidente de la Fundación Trombone Shorty, La Habana y New Orleans son espíritus afines, y así quedó demostrado durante el pasacalle que abarcó varias manzanas del Centro Histórico.

Con paso de conga, se fundieron en una las dos ciudades. En una versión cubana del Mardi Grass, caminaron por calles de La Habana los estudiantes del conservatorio Amadeo Roldán y la Shorty Foundation, junto a miembros de las Bandas de New Orleans, jóvenes de la Compañía Lizt Alfonso, y público en general, que terminaron unidos todos en el Parque de la Ceiba, en San Isidro.

Este second line —que es como se le llama al grupo de personas que camina detrás de las bandas y músicos, llamada first line o sección principal, de los desfiles del carnaval de Nueva Orleans— fue una de las acciones más esperadas en la presente edición del Jazz Plaza.

 

La ocasión permitió aliar ambas tradiciones; y antes, durante y después del pasacalle, en el Parque de la Ceiba, de San Isidro, se llevó a cabo una especie de fiesta, en la que participó la Galería-Taller Gorría con proyectos como Barbers Street, Cuba Educational Travel y Reforma Estudio.

La chispa afrocubana llegó de manos de Beyond Roots, Turbant Queen, Maquillaje Afro y la pasarela de la academia de modelaje Reflejos, que expuso productos disponibles en la tienda de Beyond Roots.

Luego, los jóvenes de la agrupación RCM dieron un vuelco musical a la tarde, y con más de la música y danza dentro del estilo afro, hicieron bailar hasta a los pequeños pioneros que se incorporaron a la actividad.

Getting Funky in Havana es un proyecto que pretende fortalecer el histórico vínculo musical entre la ciudad norteamericana y La Habana, así como la interacción de proyectos comunitarios.

Como explicaran miembros de Tank and The Bangas y The Soul Rebels, durante una conferencia de prensa, para ellos siempre valdrá la pena llegar a la Mayor de las Antillas para compartir su música con el público cubano, y a la vez nutrirse del talento local, a pesar del bloqueo impuesto por Estados Unidos y las nuevas sanciones de Donald Trump hacia Cuba.

El Getting Funky in Havana cerrará el viernes 17 de enero, con la que se promueve como una noche de funk y soul bajo las estrellas; los protagonistas: The Soul Rebels, Trombone Shorty Foundation, Tank and The Bangas y Cimafunk.

Si se va hablar de la 35 edición del Jazz Plaza en la posteridad, habrá siempre que resaltar su actuar como puente, para lograr que estos artistas estadounidenses compartan el mismo escenario de los cubanos, y no en cualquier sitio, sino en la mismísima Cuba.