Jazz Plaza 2019: garantía de emociones musicales

Ana María Domínguez Cruz
18/1/2019

Por tercera vez, Dave Weckl tocó en Cuba en la noche del miércoles 16 en el Teatro Mella. Primero estuvo en el emblemático club de jazz La zorra y el cuervo, luego, en el teatro del Museo de Bellas Artes. En los dos primeros conciertos tal vez brilló con más intensidad su arte, el manejo de la batería, instrumento al que ha dedicado su vida. No porque en el tercero no sucediera, sino porque innegablemente, en un contexto en el que prima la sonoridad cubana en el jazz, Dave tiene ante todo que aprender y sumarse a lo que sucede, como expresó ante el público desde el escenario.


Dave Weckl y Janio Abreu. Fotos: Ettiene Armas
 

Es que, sin dudas, se disfrutó sobre todo el jazz a lo cubano, como lo tocan los músicos cubanos, y como lo baila todo aquel que se conecta con la energía de Cuba. El virtuoso instrumentista norteamericano se sintió a gusto, “porque uno tiene que aprender siempre, todo lo que pueda, y de Cuba quiero aprenderlo todo, si pudiera”.

Previsto estaba que el maestro de la batería en Cuba, Ruy López-Nussa, y su proyecto La Academia —con 10 años de creado— iniciara el concierto con temas de su repertorio, teniendo en las trompetas a Robertico García y Maikel González, a Octavio Rodríguez en la percusión, Arnulfo Guerra en el bajo y Adrián Estévez en el piano.

Luego el convite fue para deleitarnos, con la presencia de Dave Weckl en la batería, junto a Aire de concierto, agrupación que lidera el clarinetista y saxofonista Janio Abreu, carismático desde la escena y dispuesto a favorecer el diálogo de Dave Weckl con el auditorio. Ahí estuvo Edgar Martínez y Raúl Rizo en la percusión, Hugo Cruz en el timbal, Fabrizio Pereira en el bajo/contrabajo y en temas alternos, Carlos Gaitán y Alejandro Falcón en el piano. Fue este último quien compuso el tema “Mambo de concierto”, presentado también en esta ocasión.


El concierto fue completamente ovacionado y aplaudido por extranjeros y cubanos presentes.
 

El cierre fue impresionante porque se esperaba la guitarra vivaz de Emilio Martiní, y sorprendieron un grupo de jóvenes (entre ellos la única mujer del concierto) con bombo y otro tipo de instrumentos percusivos, como el bongó que sumó Degnis Bofill y el cajón de Ruy Adrián López-Nussa.

Recordamos clásicos del repertorio jazzístico del país y escuchamos temas recientes de la discografía de Aire de Concierto y de La Academia en un concierto que, condiciones técnicas aparte, fue completamente ovacionado y aplaudido por extranjeros y cubanos presentes.

Así será en cada una de las presentaciones previstas, como la que une a las familias Valdés y O’Farrill, o la que promete Harold López Nussa junto a Gregoire Maret y Pedrito Martínez, o la de Yosvany Terry & Bptiste Trotignon al presentar Ancestral Memories, entre otros.

Jazz Plaza siempre propone este tipo de emociones musicales, y lo mejor es que podamos encontrar, en la misma escena, a cultores del género en el país y de otras latitudes, en franca convergencia de virtuosismo.