Primeras noches en el Gran Teatro

Pedro Ángel / Fotos: Nancy Reyes
28/1/2016

Tú la perdiste pero aquí se queda…

Silvio Rodríguez

La presentación de Danza Contemporánea de Cuba, la compañía que dirige Miguel Iglesias, en el escenario del reinaugurado Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso constituyó foco de indagaciones en torno a nuestra principal agrupación del contemporáneo. — ¿Cómo tiene el pulso la Compañía tras las severas sustituciones de bailarines a las que se vio sometida en los últimos meses? — Esa pregunta estuvo en mente de muchos conocedores y otros tantos  espectadores presentes en la Sala García Lorca.

La otra arista que convocó el interés de los presentes fue el estreno mundial de Heterodoxo, creación de la atractiva coreógrafa Annabelle López Ochoa,  conocida  del público cubano por sus realizaciones para Danza Contemporánea de Cuba (Reversible) y el Ballet Nacional de Cuba (Celeste), entre otras.


Heterodoxo, el estreno

Es sabido que toda agrupación danzaria que se respete lucha por confeccionar un modo de hacer, una poética escénica, un hálito vital, una base técnica que la sustente, un orden disciplinario y una ética en la que educará a sus integrantes hasta lograr hacer de todos y cada uno de ellos parte inherente a la comunidad: lo individual en y desde la colectividad; el bailarín y su compañía.

No han faltado voces que le dicen a este cronista que detrás de cada compañía profesional está una escuela (de danza o ballet). Es cierto, el sistema de escuelas de arte cubano, hasta la fecha, es fuerte y eficiente pero un bailarín no es una pieza del mobiliario que se puede sustituir en cosa de horas sin que ello  cause contratiempo alguno.

Errado está quien piense que un bailarín hecho se sustituye por otro que,aunque bien formado, recién llega a una agrupación que, más que su centro de trabajo, devendrá una nueva escuela.  Y esto nos remite a un asunto mayor y que, a todas luces desborda estas páginas de crítica artística: los fundamentos de la contratación de los bailarines, las cláusulas de compromisos y obligaciones mutuas entre artistas y las agrupaciones para las que laboran. ¿Están suficientemente definidos y atemperados a nuestros días tales aspectos en nuestra legislación?

Comenzó la noche con Reversible, la agradable pieza de Annabelle López Ochoa, coreógrafa colombo-belga que se ha hecho de bien ganado prestigio en el ámbito danzario cubano. Estrenada hace un año en las tablas del teatro Mella, se trata de una obra que desborda vitalidad y trata de penetrar hasta lo más profundo de los vericuetos de los asuntos de género y la sexualidad, a la vez que en el texto se dejan ver las más intrincadas potencialidades de los bailarines. No por gusto, un año más tarde, esta creación, que permite se juegue con sus escenas, a la más esencial manera brechtiana, continúa siendo bien recibida por los espectadores habaneros.


Identidad-1:Nuevos rostros, nueva visión

Le siguió Identidad, del laureado George Céspedes, y fue en esta obra donde de forma más diáfana se pudo observar la ausencia de algunos. El diseño del conjunto —Céspedes es un maestro en el trabajo con grandes grupos de bailarines—  nos mostros nuevos perfiles, otras definiciones de las aristas de la pirámide, de la formación. Es otra visión pero bien danzada y muy disfrutada por los presentes.

Con lógica justeza correspondió el cierre de la noche a Heterodoxo, estreno de López Ochoa. Heterodoxo, cismático, iconoclasta, apóstata, disidente, hereje, inconforme son términos que junto a fundamentalista y extremistas designan la harina con la que se cuece la masa del terrorismo radical de nuestros tiempos. Fenómeno complejo que se nutre de jóvenes insatisfechos no sólo del mundo árabe, sino también en otros lares de Europa.

A diferencia de las conocidas piezas de López Ochoa, Heterodoxo es creación concentrada y breve. La tragedia, tanto de los reclutados como de sus víctimas, constituye su base temática.


Heterodoxo, la tragedia

Creada sobre la metódica participativa de López Ochoa, resulta faena que se plantea las severas exigencias técnicas e interpretativas del gestus bélico, del atuendo guerrero y su simulación; de las múltiples insinuaciones en el trabajo de piso y las vigorosas cargadas; del afán por mostrar la tragedia. Inesperado llega el final como la muerte misma. Un baño de sangre remedan las luces y la escena deviene  cuadro de horror.

¡Bravo por la coreógrafa y sus bailarines! Ellos han derrochado esfuerzo y excelencia en la representación, como para mostrar cuan vigoroso es el aliento de Danza Contemporánea de Cuba.