Regresa El fantasma, pasión enmascarada…

Toni Piñera
15/12/2016

Un misterioso personaje rondará, en estos días finales de diciembre, por la sala García Lorca del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso. Lleva una capa negra y cubre su rostro con una máscara para que nadie pueda reconocerlo. Un hálito de aventura y romance se tejerá sobre la centenaria escena. Entre música, baile, misterio y pasión vuelve a cobrar vida El fantasma, pieza emblemática del Ballet Español de Cuba (BEC) que dirige el maestro Eduardo Veitía, en coincidencia con el aniversario 15 de su estreno (diciembre 2001).

El célebre protagonista de la novela del francés Gastón Leroux reaparecerá en las tablas traducido en danza, ataviado en flamenco, de la mano de una coreografía imaginativa que involucra otras artes, los días 22, 23 y 24 de diciembre (8:30 p.m.).

Como parte de su extenso y original repertorio, El Fantasma —título de la puesta— es de esas piezas que mientras más uno la ve, le encuentra siempre algo diferente y notorio. Veitía y sus huestes han demostrado en el tiempo y con creces que nada es imposible de decir desde el movimiento. Ese reto danzario que tanto aplaude el espectador es lo español contemporaneizado. Está presente el flamenco, pero también la danza, y es muy moderno. Es que el estilo del BEC, donde hay una mezcla del ballet clásico, lo español y la danza, resulta un todo que se “degusta” equilibradamente en el “paladar” de los espectadores (amantes del género).

Dirigida y coreografiada por Eduardo Veitía, El Fantasma cuenta la historia de “un hombre sensible, que aunque fue marcado por el destino, puede amar con intensidad y es capaz de sacrificarse por la persona que ama”. En dos actos  y seis escenas se resume la esencia de la acción y se arma la pieza, donde están reflejadas luchas y tormentos, amores y anhelos, rechazos y crueldades hasta que, antes de morir y como símbolo de su amor eterno, el Fantasma le regala su máscara a Christine, para quien esa deformidad de su rostro no hizo más que sensibilizarla con su sufrimiento.

Eduardo Veitía, alumno aventajado de la Alonso, sigue la esencia de la Maestra en cuanta coreografía toca, porque sabe que es algo vivo, en constante cambio para respirar siempre en su tiempo. Por eso, sus creaciones crecen al pasar los años, parecen nuevas piezas que nos llegan como la primera vez. El Fantasma no es una excepción. En esta ocasión, en una función que cierra un magnífico año para la agrupación y que saluda al 2017 —el del aniversario 30 del BEC—, compartirán las tablas con el coro Schola Cantorum Coralina, que dirige la maestra Alina Orraca, y varios artistas del arte circense de Compañía Havana, quienes en una novedosa concepción enriquecerán la puesta con su quehacer escénico.  

El Fantasma es una coreografía imaginativa que logra instantes de alto vuelo en escenas como En el subterráneo, El adiós, El rapto y La trampa, donde el coreógrafo deja en claro un nivel de creatividad sui géneris para poder trasladar al flamenco esta obra.

En el plano sonoro, la música de El Fantasma cuenta con arreglos musicales de Ernesto Bravo y letra de temas populares, así como el original de El Fantasma de la Ópera, de Andrew Lloyd Webber. El montaje para la puesta está a cargo de los músicos del BEC, y cuenta con diseños de escenografía de Támine González. Una parte del triunfo de esta puesta se debe a la coreografía y la estructura dramática, al sencillo y funcional decorado; al vestuario, informal y teatral al mismo tiempo; y a las luces, que crean y desaparecen espacios y ambientes. La otra está relacionada con los bailarines: aun cuando se observa una nueva y juvenil compañía en el elenco que ya se va sedimentando en las tablas, hay un trabajo de equipo de todos y cada uno.