“Todos los tiempos son buenos para la fotografía”

José Manuel Pérez González, Yohandra Portelles
21/1/2016

Muchos son los que se aventuran cámara en mano a captar —con más o menos acierto— la realidad cotidiana, por eso quizá la fotografía pueda ser catalogada como la más popular de las manifestaciones artísticas. Más allá de este carácter, en las lides profesionales la nuestra es, sin duda, motivo de orgullo por los brillantes exponentes que engrosan el catálogo.

Pero, ¿por qué caminos anda la fotografía cubana? A esta interrogante, y a otras, contesta el fundador y director de la Escuela de Fotografía Creativa de La Habana. El ingeniero, fotógrafo y docente Tomás Inda, polémico, como casi todo artista, y simpático, como casi todo cubano orgulloso, reflexiona con ojos optimistas sobre el futuro del arte de las luces y los lentes en nuestro país.

La fotografía cubana desde 1959 ha experimentado diversos picos negativos y positivos, como es natural en cualquier manifestación artística. ¿Dónde ubica su desarrollo actual: en un vértice de esplendor creativo, en una meseta o en un foso?

La fotografía cubana está en un muy buen momento. Me parece que salimos de los clásicos, hay un gran número de fotógrafos jóvenes que están produciendo cosas muy buenas. Hace algunos años ciertamente estábamos como congelados, un grupo selecto se robaba todo el espacio y los demás no tenían oportunidad, por tanto no crecía la masa.

Por ponerte un ejemplo en particular, en este momento la Escuela de Fotografía Creativa tiene una vanguardia de más de 60 fotógrafos que son de primera, muchos trabajan para la prensa, por cuenta propia, con cierta definición artística y otros la fotografía social, pero son muy buenos. Han sido egresados de la Escuela en los diferentes cursos de estos cinco años que próximamente cumpliremos en julio, tienen muy buenos resultados y trabajan casi todas las temáticas: hay fotografía documental, artística, pero en general tienen una estética elevada. Esto habla de una buena salud buena de la fotografía cubana, excepcional diría.

A propósito de su referencia a la Escuela de Fotografía Creativa. ¿Cómo está la enseñanza de la fotografía en Cuba con respecto al mundo: estamos en un buen nivel o rezagados?

Hay que tener en cuenta que el movimiento fotográfico no es uniforme en todos los países. En América Latina, por ejemplo, México y Argentina tienen un muy fuerte movimiento fotográfico. No sucede así con países como Bolivia o Chile, que tienen fotógrafos, pero carecen de una corriente fotográfica fuerte, de una escuela.Eso es en nuestra región. Fuera de ella, es común que en Francia haya muy buena fotografía, pues siempre la hubo, pero lo franceses no solo se nutren del arte nacional, sino también de fotógrafos tan importantes como Baksa, por ejemplo, quien era húngaro, y así muchísimos casos que los representan porque se formaron allí, pero no son de origen francés. Por eso París es la Capital de la Cultura, en ella confluyen talentos de muchas latitudes, y se ha convertido en un tope.

Por otro lado, la fotografía norteamericana también siempre ha sido muy fuerte, es una potencia. ¿Por qué? Pues porque indudablemente todo va relacionado con el nivel económico, y el desarrollo cultural es proporcional aél.

Por tanto, en Cuba hay un alto nivel de desarrollo de la fotografía y de la enseñanza de la fotografía para el desarrollo económico que tenemos. Nuestra economía no es fuerte, no está entre las primeras de Latinoamérica, ni siquiera es la más importante del Caribe. Sin embargo, el movimiento fotográfico, y cultural en general, es fortísimo.

Y creo que vamos hacia adelante, la economía debe mejorar, eso esperamos. No me parece que vayamos a hundirnos, sino todo lo contrario, tal vez con unos pasos un poco lentos, pero es el camino. Y obviamente la fotografía se va a beneficiar de eso y va a ser mejor de lo que es ahora, aunque tenga ya un nivel muy alto.

Usted habla de EE.UU.  y Francia, ¿qué paradigmas son los más influyentes en la fotografía cubana?

Influencias vienen de todas partes, dijo Arnold Newman, un clásico de la fotografía norteamericana,y me suscribo a esa idea. En efecto, hay influjos de Francia, de EE.UU., pero también de España, de México, entre otros.

Francia es una influencia muy fuerte porque culturalmente es una potencia. Con EE.UU. otro tanto, solo que en menor medida a causa de la realidad que todos conocemos, las malas relaciones de tantos años han constituido una barrera muy real para un intercambio fluido, pero esperemos que con estas nuevas mejoras esa barrera desaparezca.

Siguiendo en el tema de las academias, ¿existe “confrontación pedagógica”, por llamarlo de algún modo, desde el punto de vista del hacer y de la teoría, entre las diferentes escuelas cubanas?

No creo, cada cual se ha ido especializando en algo. Por ejemplo, la Academia Cabrales del Valle está especializada en estética fotográfica, no así en técnica, aunque también la imparten. La Academia de arte fotográfico Foto-Bastón está especializada en manejo de cámara y fotografía de naturaleza, y realmente es muy buena en eso.

Nosotros mantenemos relaciones normales entre todos, incluso muchas veces colaboramos.Hemos optado por tratar de abarcar todos los temas de la fotografía, por eso lo mismo impartimos técnica fotográfica, que estética fotográfica, también Historia del Arte y de la fotografía, creación de proyectos, museografía o curaduría, es decir, nos hemos ido ampliando. ¿Por qué? Pues porque no impartimos clases dos personas, sino 16 profesores. La Escuela es más ancha, por decirlo de algún modo. También influye el tema del espacio. Como disponemos de él tenemos la galería, espacio para Photoshop, para Premier, etc.

Nos habíamos quedado atrás en fotografía periodística y desde hace unos meses hemos comenzado con el tema y recientemente terminamos un taller de fotorreportaje,con resultados positivos, a tal punto que hemos pensado incluirlos en una nueva sección de nuestra publicación, La Revista Negra.

¿En el caso de la Escuela de Fotografía Creativa, mantiene vínculos con sus egresados, le sirve de plataforma para publicar y promocionar sus obras?

La Escuela tiene muchos proyectos, que ciertamente le permiten a sus alumnos —egresados y actuales— complementar su formación y, de paso, exponer sus obras. Por ejemplo, tenemos La Revista Negra,ávida siempre de ese tipo de contribuciones. Entre sus secciones está La Tendedera, que es una de las últimas, donde colgamos fotografía joven contemporánea. Cuando se empezó la Escuela, que no era tal sino un simple proyecto, colgábamos en tendederas las fotografías de los alumnos sin pasar por filtro alguno, sin marco, ni cristal antirreflejo. Cuando surgió la revista esta costumbre se adoptó como sección, ya con un filtro, pero la génesis es esa.

Tenemos también el proyecto Mi Habana, en Facebook, que todos los días amanece con una nueva fotografía de la ciudad y tiene una cantidad tremenda de seguidores. Apelamos a la nostalgia de muchos que se fueron y al buen gusto de los que están para que la gente vea una ciudad atractiva.Nos abstenemos de colgar La Habana fea, sucia, decadente, aunque si alguien encuentra algo bello en lo decadente pues se pone.

También está el Blog del fotógrafo cubano. Ahí ponemos tanto de Liborio o Korda, como de gente que nació aquí, en la Escuela, y ya tiene su obra. Hacemos exposiciones grupales, algunas con los alumnos de Historia del Arte que se vinculan con nosotros y, a partir de los dossiers, hacemos una curaduría y exponemos.

Ahora está una exposición en el Memorial José Martí que se llama La sombra de mi bandera y es una muestra de los jóvenes que se vinculan con nosotros. Cuando lanzamos la convocatoria, hace más o menos un año, pensamos que no iba a impactar mucho en la juventud por todo esto de la desvalorización, sin embargo ha tenido una trascendencia tremenda, hay fotografías realmente impresionantes, con mensajes muy buenos. Empezamos a desarrollar el proyecto sobre los fotorreportajes, con temas vinculados a la ciudad, a las historias cotidianas.

Saliendo del ámbito académico, ¿qué tipo de fotografía es la más común en la Isla?

La fotografía documental, pero hay de todo, la verdad. Por ejemplo, el libro de Rafael Acosta, La seducción de la mirada,trata el tema del desnudo en la fotografía cubana y te quedas asombrado al ver cuánta gente cultiva el desnudo. No es una cosa que solamente haya quedado en la historia con exponentes como Julio Bello y otros, sino que ha seguido más para acá: Alicia Albizu, Camilo Propin, Enrique Rottenberg, y otros muy buenos cultivadores de la fotografía de desnudo, por ponerte un ejemplo.

También hay muchísima fotografía conceptual, es decir, la invasión del concepto dentro de la imagen como elemento fundamental para crear. Y te quedas pasmado con las fotografías de ese tipo que puedes ver, porque realmente hay excelentes conceptualistas. La fotografía de teatro también es muy buena, está Abel Carmenate, Sonia Almaguer, entre otros.

Se está desarrollando en todos los aspectos, hay de paisaje, de retrato. Se ha diversificado, hace unos años la fundamental y casi la única era la documental.

Refiriéndonos a una polémica que usted ha tratado en muchas ocasiones, ¿hasta qué punto es permisible el uso de una herramienta como Photoshop en el retocado de las imágenes? ¿Deja de ser documental una fotografía trabajada con alguno de los programas de ese tipo?

Lo documental en Photoshop se revela. El Photoshop es el “cuarto claro”, antes estaba el cuarto oscuro. Normalmente ahora tomamos la fotografía y le hacemos el revelado en Photoshop. Antes, en la fotografía clásica, se tomaba la foto para las sombras y se revelaba a las luces. Ahora la fotografía digital impone otra metodología, se toma para las luces y se revela para las sombras. O sea, antes podías tomar una fotografía ligeramente oscura y, sin embargo, quedaba bien, le dabas suficiente tiempo dentro de la ampliadora y llegaba a ser luminosa. Ahora si haces fotografías oscuras, cuando las llevas a Photoshop se vuelve ruido si tratas de iluminarlas, por tanto, las haces luminosas, casi quemadas, para después bajarles la luz y hacer un revelado inteligente.

La fotografía documental requiere de un buen revelado, pero nada más que eso, es decir, no se puede alterar la realidad. Hay muchísimas herramientas que se utilizan para mejorar las texturas, para cambiar los tonos, pero si empiezas a trabajar con todo eso sobre una fotografía documental, puedes llegar a falsear la realidad.Ejemplo, tomas una fotografía en un solar. Hay una persona sentada, normal, bañada y vestida, pero le subes el contraste tonal y la piel luce manchada, la ropa parece sucia, las texturas del ambiente se vuelven grotescas y al final ya no es lo que era, sino que es un solar asqueroso con una persona sucia sentada, y esa no es la verdad.

No se introdujo nada nuevo, y eso si es muy condenado, pero has alterado la realidad. Por tanto, el revelado debe ser discreto, serio, decente, que respete lo que realmente fue tomado. Eso para la fotografía documental. Al resto le puedes hacer el revelado que quieras.

Me gusta muchísimo el paisaje y no tengo compromisos, el paisaje es como lo veo; Photoshop y mi cámara son las herramientas para trabajar, por tanto, si creo que el cielo no es azul, sino rojo, puedo ponerlo rojo y es válido porque es arte lo que hago, no documental. Es como pintar con un pincel, empleas la herramienta que quieras.Pero una cosa es arte y otra diferente es lo documental.

Para cerrar, decían los humoristas soviéticos en los años 80 que las crisis se prestan muy bien para los chistes, ¿aplicaría usted esa máxima a la fotografía y a nuestro contexto? ¿Nuestra situación nos vuelve“atractivos visualmente”?

Creo que Cuba siempre ha sido atractiva. Las crisis generan desarrollo, o por lo menos en la forma como nosotros lo tomamos, porque hay una forma apocalíptica que solo genera decadencia. Hemos logrado salir de todas las crisis y las ha habido peores que esta. Si salimos del Periodo Especial, podemos salir de cualquier cosa y eso es favorable para el arte y, por supuesto, para la fotografía como expresión del arte.

Todos los tiempos son buenos para el arte, para la fotografía, y este tiempo no es menos bueno que el resto de los tiempos. Está en dependencia de los creadores, de su entusiasmo o de su poco entusiasmo, de cuanto más se prepare la gente, etc.

Si hay algo que la Revolución ha demostrado es que somos una potencia cultural, tenemos una cultura que le interesa a todos, con crisis o sin crisis. Nosotros somos tropicales e isleños, por tanto, distintos: nuestro temperamento es diferente, vemos las cosas de otra forma y por excelencia, somos optimistas. Un pueblo que siempre ha visto su futuro con optimismo y la fotografía, para nosotros, tiene un futuro optimista también.