Un salón para Santa Clara

Mairyn Arteaga Díaz
16/7/2019

Meses antes ya se había hecho la convocatoria: a mediados de julio se inauguraría el Salón de la Ciudad como parte de las acciones de festejo del cumpleaños 330 de Santa Clara. Artistas locales enviarían muestras de sus obras y el 13 de julio, finalmente, se abrió la exposición: el resultado, un derroche de imágenes con 19 fotógrafos del patio y un habanero, Gabriel Dávalos, quien regaló a la urbe la serie Santa Clara: vivir y bailar.

 Se aprecia la historia de Santa Clara contada a través del lente de sus adeptos.
Fotos: Arelys María Echevarría Rodríguez

 

El Centro Provincial de las Artes Visuales fue el escenario escogido para develar al público las instantáneas, y las áreas de la galería resultaron chicas para quienes acudieron al encuentro con la historia de su localidad cabecera, ahora contada a través del lente, trabajo que aunó a fotógrafos experimentados y a otros más jóvenes, cada cual con deseos de captar la grandeza y la magia de una villa añeja y de su gente única.

Nombres como Carlos Valdés Fleites, Carolina Vilches Monzón, Erick Sacramento, Fredy Hernández, Roberto Ávalos, Eridanio Sacramento, Malú Vilasa o Alma González conforman un grupo que supo poner en cada fotografía su apreciación personal, capaz de redescubrir lugares, esquinas, calles, detalles santaclareños que cobran vida en los cuadros.

Para el especialista Walfrido Revilla Rondón, a cargo de la curaduría, se asiste a un desfile de imágenes diversas, empeñadas en contar historias, en reflexionar sobre el deterioro urbano y ambiental y en revivir, entre nostalgia y optimismo, el esplendor de una ciudad bella y culta.

La muestra colectiva desprende múltiples miradas: una que descubre el antes y el después de la villa, con fotos de alta carga documental; y una personal de elevada poesía dedicada a la danza.

El que asista, entre julio y agosto, al Salón de la Ciudad podrá establecer paralelismos entre sitios que han trastrocado sus funciones o renovado su imagen con el paso de los años: la antigua plaza del mercado, hoy Coppelia; el otrora hospital siquiátrico, ahora sede de las artes escénicas, los inicios del parque Vidal…

 

La actualidad de una serie de asuntos aparentemente caducos se mezcla aquí, agrega Revilla Rondón, evocaciones que nos llevan a épocas pasadas y donde interactúa lo tradicional con lo novedoso en la más noble y original forma de rasgar la piel de una urbe.

Estamos pues, al decir del especialista, y porque es evidente, ante una exposición única, que demandara de los artistas dedicación y sensibilidad.

En el plegable de presentación aparecen las siguientes palabras: “Para los visitantes, pilongos o no, será un viaje ciudad adentro que hará de ellos personas más comprometidas con la belleza y la grandeza de Santa Clara”. Y la invitación queda, para emprender ese viaje, con la certeza de que puede ser altamente disfrutable. (ACN)