Vivos ducere vultus o Pensarse la historia

Lays Lexis Díaz Ramírez
11/5/2016

Por si quedara alguna duda, desde su colección de arte, Casa de las Américas vuelve a la carga para configurarse centro de referencia del ámbito cultural cubano. En medio de la gozosa algarabía de la Primera Bienal de Diseño de la Habana, donde se celebra la creatividad y se ensalza lo novedoso, Casa recuerda; porque se hace imprescindible repasar el pasado, sobre todo en sus lecciones que perduran en ejemplos, para poder aquilatar lo que es hoy el diseño gráfico. Entonces, sin pretensiones de juez o parte, mantener en la memoria colectiva es la gran tarea que la Casa se impone, para, como dijera el famoso latino, “hacer un retrato a lo vivo”. Porque, ¿quién lo duda?, De unos y de otros es una muestra palpitante.

Extraordinariamente variadas son las categorías bajo la que estos carteles se dan cita. Por ejemplo, en la numérica podrían señalarse como 66 piezas, de artistas de 16 países y en homenaje a la celebración, en 2016, de los 57 años de la institución. Como recuento de sucesos: anuncios de obras teatrales, coloquios, campañas publicitarias, exposiciones de arte, estrenos cinematográficos, etc., se suceden en las paredes casi como gritos en la pared [1]. Y podría citarse otra amplia gama. Basta con que el espectador se sienta impulsado a volver sobre el despliegue museográfico de las piezas para que encuentre ese hilo de Ariadna que sus curadoras han lanzado para provocarlos a perderse en esta exposición. Según sus propias palabras, “el cartel como documento y testigo está presente para armar desde diferentes criterios, coincidencias históricas, eventos o corrientes artísticas ese rompecabezas; para dejarnos atar desde el presente esos lazos de la historia” [2].

Con esta idea como meta, la muestra provoca y ameniza pero, sobre todo, enseña. Aprehender los diferentes discursos, métodos, recursos, herramientas comunicativas, es la tarea de prioridad. Solo entonces es recomendable salir a visitar las diferentes muestras que hacen de la ciudad un hervidero de ideas y ejemplos de lo que es hoy el diseño.

Los “académicos” a cargo de esta tarea son aquellos creadores, multifacéticos muchos, que hicieron de la producción cartelística latinoamericana de la segunda mitad del siglo pasado, un hito dentro de la esfera mundial de este tipo de creación. Gran parte de ellos, sin ser netamente diseñadores, contemplaban claramente la primera función de este tipo de piezas: la comunicativa.

A la sazón, una fuerte preocupación era engarzar tipografía e imagen como un todo único e inseparable —algo que muchas veces se olvida en las producciones contemporáneas, llegándose alienar uno de estos componentes—. Tal esfuerzo se reconoce en obras tan tempranas como la de Lorenzo Homar, 5to Festival de Teatro de Puerto Rico (1962), y Bye bye Brasil (1979) de Fernando Pimienta, donde el tratamiento plástico de la tipografía hace indivisible los componentes, fundidos en un todo colorido y rítmico.

De igual modo se presentan otras preocupaciones, medulares en su época tanto como en el presente. Entre ellas, la traslación de movimientos o tendencias de las artes plásticas (pop, op art, etc.) al lenguaje del diseño, bregar que aún hoy día encuentra entre los cultores de la gráfica espacio de preocupación. En esta muestra destacan las obras del argentino Julio Le Parc, Raúl Martínez, Pedro Ramírez Vázquez y Lance Wyman, quienes logran integrar los componentes del cartel haciendo alarde de maestría y destreza sobre los recursos del lenguaje artístico que escogen, sin perder de vista las diferentes funciones que debe cumplir este tipo de obras.

El uso de la fotografía como el asiento visual más directo del proceso comunicativo es otro interesante foco de atención. Piezas como Strindberg. El viaje de Pedro el afortunado. Teatro Latinoamericano Sandino (1981) de Fernando Zabala y Pepe Viñoles, o Cine Club IMBA (s/f) de José Bracamonte, resaltan por el meditado trabajo con la imagen fotográfica que, conciliada con la dibujada, precisa desde la bidimensionalidad emitir mensajes que superan la barrera de las superficies. De manera similar funciona el dibujo humorístico. La efectividad del o los metamensajes que encierran obras como El tigre saltó y mato. Pero morirá…morirá (1973) o Vecinos (1985), del maestro Eduardo Muñoz Bach, dan fe del alcance de este dispositivo en lo tocante a niveles de decodificación de la imagen.   

Pero estos no son los únicos saberes que comparten De unos y otros. Vale la pena plantearse la excursión al medio siglo del cartel latinoamericano con que Casa de las Américas convoca al público de esta Primera Bienal de Diseño, y encontrar muchos más. Dado que se pone a nuestra disposición una muestra amplia, bien pensada y elocuente de la variedad de soluciones que han transitado por la historia de esta manifestación, no cuesta nada pensarse la (esta, nuestra) historia.    

* Vivos ducere vultus: (lat.) Hacer un retrato a lo vivo.

Notas:
  1. Gritos en la pared; Hitos del cartel cubano de 1959 a 2012, exposición antológica realizada en 2012 en el Museo Nacional de Bellas Artes, de obligada referencia para todo análisis en torno a la producción cartelística cubana y como ejemplo del buen hacer del trabajo curatorial con piezas de esta manifestación del diseño gráfico.
  2. Cristina Figueroa. Testigos históricos y del presente, carteles en la Historia. En De unos y de otros. El cartel latinoamericano en la Colección Arte de Nuestra América. Catálogo. Casa de las Américas, 28 de abril de 2016 – marzo de 2017, La Habana, Cuba.