Permitirse no pensar en cómo los vencedores de este juego han conseguido sus vastas reservas de riqueza mineral es beneficiarse de esa riqueza.
Kae Tempest

En aquel instituto el matón de la clase tenía bajo su mando a una parte del alumnado. Había quien le temía, quien le hacía caso porque sus familias trabajaban para la familia del matón, quien se creía sus palabras. El matón la había tomado con un pequeño grupo. No le gustaban sus ideas, que quisieran apoyarse entre sí y apoyar al resto, que no le obedecieran ni le hicieran sus tareas. A veces les agredía; otras les quitaba materiales, comida, e impedía que se los prestaran. El abuso era tan evidente que el profesorado se vio obligado a intervenir. Cada cierto tiempo, el claustro se reunía y votaba en contra de que el matón siguiera tratando así a una parte del alumnado. El matón sonreía, sabía que el claustro no quería arriesgarse a contrariarle con actos.

Votación en la Organización de las Naciones Unidas contra el embargo de Cuba por Estados Unidos. Foto: Tomada de elDiario.es

Entretanto, el pequeño grupo intentaba hacer frente al matón. Quienes se atrevían a prestarle ayuda también recibían amenazas. Para poder vivir fuera del alcance del matón y sus huestes, el grupo se apartó. Cuando te apartas, y te amenazan, vivir es más difícil. En medio de las dificultades el grupo seguía apoyándose entre sí y apoyando al resto, aunque también se fue equivocando en algunas decisiones. Empezó a haber personas dentro del grupo que no conseguían concentrase para estudiar; otras sufrían por la tensión en que vivían; otras estaban muy cansadas del acoso y perdían la fuerza y la paciencia

Pero esta historia no trata del grupo asediado por el matón. Trata del resto, de todo el instituto. Trata de cuando tras ver lo mal que lo estaba pasando ese grupo, en el instituto empezaron a decir:

–Sentimos pena de que estéis así, queremos ayudaros.

El grupo contestó:

–Muchas gracias: ¿podéis conseguir que el matón nos deje en paz?

–No, bueno, eso no, eso es cuestión de los asuntos externos, a nosotros nos interesan vuestros asuntos internos: ¿Por qué os organizáis tan mal? ¿Por qué sois tan poco eficaces? ¿Y por qué os empeñáis en no someteros y en afirmar que se puede vivir sin aprovecharse de nadie? ¿Tanto os costaría obedecer al matón? No seáis así. ¿No os dais cuenta de que si cedéis enseguida os va a regalar refrescos y bollería para vuestra merienda? A lo mejor solo se las da a quienes más trabajen para él, pero a cambio en el instituto tendremos la conciencia tranquila porque no sufriréis.

“Nadie puede exigir heroísmo ni sacrificios excepto a sí mismo”.

El grupo preguntó:

–¿Por qué os preocupa tanto nuestro sufrimiento y no el de muchísimo otro alumnado que vive en pésimas condiciones pero al que no chantajea ningún matón?

–Vale, ese otro alumnado nos preocupa bastante menos. De todas formas, creemos que vosotros os empeñáis en estar mal: el matón no ofrece ayuda a ese alumnado pobre, pero os la está ofreciendo solo a cambio de docilidad, sois demasiado exigentes.

–¿No habéis pensado que si cedemos, si aceptamos, mañana este matón u otro cualquiera os dirá que le limpiéis gratis su casa o que peguéis a alguien, y tendréis que hacerlo?

–A ver, disculpadnos el cinismo: hemos acumulado, tomando de aquí y de allá, dinero suficiente para contratar a alguien que limpie la casa del matón, y algún favor le hacemos, así que estamos a salvo. Al menos, de momento.

Entonces, aquel país preguntó:

–¿Y no sentís vergüenza y no os duele haberle exigido durante 29 años que deje de bloquearnos sin que haya hecho el menor caso? ¿No os preocupa vuestra propia ineficiencia, vuestra incapacidad para poner fin a un asedio contrario al criterio expreso de todas las naciones del mundo, a excepción de la nación causante y su mejor aliada, y una o dos, máximo tres abstenciones? Si primero permitís que obstaculicen deliberadamente un camino, ¿qué credibilidad tenéis cuando luego decís que es intransitable?

–Un poco sí nos preocupa, la verdad, pero es que los matones… ya sabéis como son. Ahora lo que nos duele es que lo estáis pasando mal. Y no digáis que es todo culpa del matón, también es cosa vuestra.

“¿Qué importan las razones ante los hechos que consuma la fuerza?”

El país respondió:

–Claro que nos equivocamos a menudo, claro que tenemos que rectificar muchas cuestiones. Pero puesto que tanto os importa lo que nos pasa, francamente, nos extraña vuestra pasividad con respecto al matón. Que en el año 2021 nada haya cambiado con respecto a 1938, cuando Antonio Machado se preguntaba a partir de la inutilidad de la Sociedad de las Naciones: “¿Qué importan las razones ante los hechos que consuma la fuerza?”.

Nadie puede exigir heroísmo ni sacrificios excepto a sí mismo. En aquel país sabían que el mientras tanto importa casi igual que los principios, los valores, la dignidad. Pero esta historia no trata del mientras tanto de aquel país asediado, trata del mientras tanto de, pongamos, el continente europeo, de su abulia, su miedo, su incompetencia.

Tomado de elDiario.es