Anda por ahí en aparente calma. Suele hablar con tranquilidad, en ocasiones observa y calla. Tal vez le nacen algunos versos. Cuando pequeño veía a su madre, que es bibliotecaria escolar, rodeada de libros. Él trataba de imitarla, tomaba un papel e imaginaba historias… Así fue naciendo la pasión por la literatura.

Ese sendero de letras lo llevó también al periodismo, y ahí va, entre cuentos y poemas, vestido siempre de manera natural. Brian Pablo González Lleonart ha recibido los premios de poesía Aldabón,Mangle Rojo, Quijote y Eliécer Lazo, y el de minicuentos La cola de la serpiente.

Pablo junto a varios amigos.

Obras suyas han sido publicadas en revistas de México, Perú e Italia. Aparece en la antología La ciudad dormida. Jóvenes narradores matanceros. Es egresado del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso, y actualmente se desempeña como vicepresidente de la AHS en su provincia natal.

Asegura que la poesía y la escritura son su sostén espiritual. “Lo he repetido otras veces: si Vicente Huidobro considera que ‘la vida es un viaje en paracaídas’, la poesía y la escritura en ese viaje son mis paracaídas”, dice con seguridad.

Tal vez eso lo ha salvado en sus incursiones literarias, cuando se ha trasladado a lugares diversos. Su libro, Habitantes de Marte, “es mi primer hijo, no soy padre, pero así lo siento. Al conocer la noticia del premio Aldabón, que aseguraba su publicación, sentí una felicidad enorme. Detrás del resultado, está el constante apoyo de los amigos y la familia. El diploma lleva mi nombre, pero ahí están muchas personas que confían en mi literatura, dan consejos y me ayudan a crecer como escritor.

“Habitantes… es un viaje en versos. Aparentemente hacia el exterior, pero en realidad es una mirada hacia nosotros mismos, hacia nuestra identidad nacional. Laura Ruiz Montes escribió en la nota de contracubierta: ‘Pablo G. Lleonart ancla en el trópico una traducción de lo universal’, esa es la esencia del viaje literario que me propuse”.

Añade que para un escritor joven matancero “debe ser un privilegio publicar su primer libro por Ediciones Aldabón, la editorial de la AHS en la provincia. Además, estimula contar con el acompañamiento de Yanira Marimón en la edición del poemario y el diseño de Johan Trujillo. El agradecimiento también a su director Daniel Cruz Bermúdez y a la AHS en el territorio por apostar por este concurso, que tuve la dicha de ganar en su primera edición”, dice con suavidad.

Autor de poemas, como 1995, Pablo Lleonart es también un enamorado de la Historia “y como se conectan los diferentes procesos, la concatenación de los hechos que nos llevan a ser lo que somos, eso también lo intento reflejar en mis textos”

Próximamente debe llegar también a la vida de papel El rumor de un lejano galope de caballos, gracias a la editorial Áncoras, de Isla de la Juventud. Lleonart nos adelanta que ese poemario apuesta por la esperanza. “El título lo tomé de un fragmento de Facundo o Civilización y barbarie, del argentino Domingo Faustino Sarmiento, en el que el gaucho, en combate con un tigre y sin fuerzas para seguir, decide dejarse vencer. En ese entonces, y así literalmente lo escribe Sarmiento: ‘El rumor de un lejano galope de caballos le dio esperanzas de salvación’.

“Me propuse un recorrido por los momentos difíciles de nuestra cotidianidad posterior a la caída de la Unión Soviética, pero siempre con la esperanza de un futuro mejor como bandera”.

Navegar entre dos aguas

“El diálogo constante y el enfrentar diversidad de criterios entre compañeros y profesores durante cinco años de la carrera de Periodismo me ayudó a formar un pensamiento crítico. Otra influencia de mi profesión es que me brindó herramientas para expresar las ideas de manera clara, sin rodeos, lo cual el lector siempre agradece. Tanto la literatura como el periodismo se nutren de la misma materia prima, la palabra. Es entonces, a la hora de la creación, como navegar entre dos aguas.

“En cuanto a la disciplina, soy de los escritores que no poseen rutinas, ni creo en ellas para hacer efectivo el ejercicio de la creación, aunque aplaudo al que las tenga. La literatura me encuentra constantemente mientras desando las calles de Matanzas, en el vecindario donde vivo, en el estrecho perímetro de mi cuarto, rodeado de libros. La literatura siempre encuentra la forma de apoderarse de mí y, por supuesto, yo me dejo atrapar”, agrega quien suele reflejar sus vivencias en los versos, algo casi inevitable.

La AHS y otras pasiones

Este joven, que intenta siempre respetar la tradición literaria sin renunciar a su sello peculiar, desde hace unos meses asume la vicepresidencia de la AHS en Matanzas, otro motivo para ser mejor. “Ahora no solo pienso en la poesía y la narrativa, trato de velar por los demás miembros de la organización, sus necesidades y preocupaciones como creadores.

“Veo mis funciones como vicepresidente no como una limitación en mi carrera, sino como ejercicio de superación profesional. En la AHS no somos artistas aislados, buscamos la forma de converger, de sentirnos parte importante y fundamental de la sociedad.

“Sueño con una Asociación que se parezca más a sus asociados. Que sea cada vez más la vanguardia del arte joven, no como consigna, sino con hechos que impacten en la gente y los diferentes ámbitos, con un arte irreverente, revolucionario y digno de nuestro tiempo”.

Su libro, Habitantes de Marte, “es mi primer hijo, no soy padre, pero así lo siento”.

Autor de poemas, como 1995, Pablo Lleonart es también un enamorado de la Historia “y como se conectan los diferentes procesos, la concatenación de los hechos que nos llevan a ser lo que somos, eso también lo intento reflejar en mis textos”, añade quien anhela seguir creciendo. “Más allá de premios y reconocimientos, mi sueño es ser leído, con eso me sentiría feliz”.

Tres poemas de Pablo Lleonart

1995

I

1995

es un año que nadie recuerda

(a menos que hayas nacido en él)

No es un año tan significativo

como

1492

1789

1917

que todo el mundo conoce

o como

1868,

1895,

1959

que todo cubano memoriza

1995

a pesar de celebrarse

el centenario de la muerte de José Martí

no es tan importante

como 1953

IX

1995

comenzó un domingo

y se declaró

Año de las Naciones Unidas para la tolerancia

en 1995 mis padres llevaban cinco años

de tolerancia al Período Especial

y mis abuelos treinta y tres al bloqueo económico y financiero

en 1995

muere entre desconocidos, casi olvidado, el poeta Marimón

Julio Girona

exhibe sus mujeres en La Habana

y Murakami

publica Crónica del pájaro que da cuerda al mundo

IX

1995

no es un año de grandes acontecimientos

Cuba fomentó la inversión extranjera

mientras Lars von Trier definía su Dogma

como si hablara del pan nuestro de cada día

1995

dentro de cien años

será solo una fecha en un calendario antiguo

cuando los hombres todavía hablaban

y hacían de la calistenia un ejercicio cotidiano

V

1995

se me parece a una pintura de esas

en que Girona decía

pinto mujeres que no existen

1995

le escribo un poema

a un año que no recuerdo

BALLENAS

I

en mi cama

cada mañana me levanto con la sensación de que soy el capitán Ahab

con las ganas furiosas de domesticar una ballena, la más grande,

la mejor de todas

en la parada

me percato que soy solo un pez más dentro de todo el oleaje

II

busco a Moby Dick no para matarlo,

mis manos apenas lo atacarán con un arpón

que vale un peso moneda nacional,

pero Moby nos obvia

sigue de largo, como si fuésemos nada

nosotros que parecemos

pececitos esperando que su gran boca nos devore

Información nutricional

¿cuánto te alimenta un poema?

una lata de refresco de doce pesos

según el Nutrition Facts

etiquetado a un costado:

-40g de azúcar

-202 kcal

-un 6 % de Vitamina A, C, B5, B6, E, B3

un libro de poemas de doce pesos

-3268 palabras

-cuarenta poemas

-1077 líneas 6% intertextual de William Blake, e. e. cummings

y Federico García Lorca

cuánto pesa el verso

en el estómago

cuánto nutre el hambre al alma

un poema no resuelve tus problemas

ni de alcoba ni oficina

un poema es 100 % carne roja

la palabra prohibida

el silencio constante que te llena

brother que te llena

hasta reventar