Audis Vargas en el Patio de Baldovina

Taissé del Valle Valdés
10/8/2018

Iniciaba el siglo XXI y con él un guantanamero se sumaba a los defensores de la canción de autor. Su primera pieza se tituló Guitarra. Así, instrumento en mano siguió la vasta tradición trovadoresca. Empezó a perseguir las peñas, los cafés literarios, las cruzadas y todo espacio, siempre en Guantánamo, que le diera la bienvenida. Vital en su formación fue Josué Oliva, un verdadero maestro.


Fotos: Maité Fernández

 

Audis se embarcó en ese viaje sin boleto de regreso que es la canción de pensamiento, reconociéndose entre trovadores, amando los mismos acordes y soñando un país. De la mano de buenos amigos llegó a La Habana, a República Dominicana y a México, en este último radica actualmente. Viene de la 42 Jornada de la Canción Política en su tierra natal donde protagonizó el primer concierto plagado de añoranzas para aterrizar en el Patio de Baldovina, peña que acoge la Casa del Alba Cultural.


 

“Después de dos años, tocar en mi ciudad, con mi gente, y abrir la Jornada de la Canción Política es un honor para mí, aunque creo que no es un honor merecido. Esta edición se dedicó a Josué Oliva, un gran trovador para nosotros los guantanameros. En verdad me sorprendió que estuvieran esperando mis canciones. Desde la primera hasta la última fue aplaudida. Confieso que no conocía antes este espacio. Lo conocí, gracias a Jacomino, director de La Jiribilla. Creo que es una bendición que exista un lugar como este.

“Para hoy traigo las canciones de siempre, las que nunca me aburren como Canción de otoño, Ciudad Libélula, El Cuchún del Guaso, Anastasia y Guitarra Luz, esta última es de la autoría de Josué Oliva, pero la siento como mía. En este tiempo que estuve lejos mucho ha cambiado, principalmente lo que están haciendo los amigos. Ha cambiado mi tierra. Incluso van a cambiar la Constitución, pero lo que sí percibo es que la rueda sigue girando, siento que todos hacen su función y que se han abierto puertas a los trovadores”.