El 2 de diciembre de 1972 se celebró en la ciudad de Manzanillo, en la provincia de Granma, el primer Encuentro de Jóvenes Trovadores en el sitio donde se fundara el Movimiento de la Nueva Trova. Ese fue el colofón de un proceso cultural que había comenzado a gestarse años atrás en todo el territorio nacional. Así lo recuerda el trovador Augusto Blanca.

“En ese momento yo vivía en Santiago de Cuba. Desde el año 1963 —quizás 1964— venía haciendo mis canciones, muy marcadas por la influencia de la Casa de la Trova. Cuando fue pasando el tiempo conocí a cantores de Oriente como Ramiro Gutiérrez, Chispa y Quevedo. Luego, a Miguelito Escalona, en Camagüey. En 1969 llegó Noel Nicola a Santiago”, recuerda Blanca.

“Lo único que queríamos era hacer nuestras propias canciones y llegar con ellas a la gente”.

Según el trovador, el detonante de esa reunión en Manzanillo había sido el primer Encuentro de la Canción Protesta celebrado en Casa de las Américas, donde participaron Silvio Rodríguez, Noel Nicola y Pablo Milanés. En la institución habanera se reunieron cantores de varios movimientos que existían en América Latina y en España.

“Fue algo muy espontáneo. En todas las provincias existían trovadores, y por eso la Unión de Jóvenes Comunistas y el entonces Consejo Nacional de Cultura tuvieron la feliz iniciativa de convocar a una reunión en Manzanillo, hace exactamente 50 años, para que nos pusiéramos de acuerdo, nos conociéramos y estructuráramos un movimiento que nos agrupara a todos, con un común denominador. No sabíamos qué dimensión iba a tener ese Encuentro. Lo único que queríamos era hacer nuestras propias canciones y llegar con ellas a la gente”, expresó el músico.

Como bien apunta, tres de los fundadores de la Nueva Trova fueron Silvio, Noel y Pablo. Me gustaría conocer su opinión acerca de cuál fue la significación de Pablo para ese Movimiento y para la cultura cubana.

En 1970 conocí a Silvio en un Festival de la Trova, en Santiago de Cuba, y a Pablo, a finales de 1971, en el Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (Icaic). Fue unos meses antes de salir para un Festival de la Canción Política en Alemania, con Silvio y Eduardo Ramos.

“Me marcó mucho su manera de ser, por la dulzura, el amor, la solidaridad y el cariño”. Foto: Internet

Para mí fue fundamental conocer a Pablo, porque ya había escuchado sus canciones. Él había estado en Santiago y había interpretado obras preciosas como “Yo vi la sangre de un niño brotar” y “Tú, mi desengaño”, pero no me le acerqué por pena. Cuando me lo presentaron en el Icaic fue algo muy grande para mí. Desde entonces fuimos amigos y hermanos, en las buenas y en las malas. Me marcó mucho su manera de ser, por la dulzura, el amor, la solidaridad y el cariño. Era una persona encantadora. Todavía no me cabe en la cabeza que no esté físicamente entre nosotros.

En el panorama de la canción cubana conviven actualmente distintas generaciones. ¿Cómo cree usted que dialogan entre sí?

Convergen de manera natural, como mismo nosotros fuimos una sucesión de la Vieja Trova (un término que a mí no me gusta). Cambiaron los tiempos y las edades; tratamos de reflejar en nuestras canciones lo que veíamos y nuestras inquietudes, sueños y problemas, al igual que los trovadores anteriores.

“La canción es una actitud ante la vida”. Foto: Tomada del sitio web Cancioneros.com

Tampoco me gusta hablar de Novísima Trova. Para mí es una sola que ha ido cambiando de generación en generación, pero el sentido y la premisa que hemos mantenido es que la canción es una actitud ante la vida a través de la cual expresamos los hechos que ocurren. A cada generación le corresponde cantar su momento histórico. Los jóvenes de hoy tienen temas muy interesantes, muy buenos y candentes para reflexionar, como mismo ocurrió con nosotros en los inicios del triunfo revolucionario.

Durante el lanzamiento de la campaña por los 50 años del Movimiento de la Nueva Trova se hablaba de declarar este género musical como Patrimonio Cultural de la Nación.

Ese es uno de nuestros objetivos. Creo que es una pretensión muy justa. En Manzanillo se quiere revisitar lo que sucedió hace 50 años. Un grupo de trovadores se van a reunir allí con la idea de hacer presentaciones en comunidades, parques y centros docentes y universitarios. Visitarán el Monumento en Las Coloradas y el Parque Nacional La Demajagua. De esa manera se recordará que durante el cierre de aquel Encuentro en Manzanillo se decretó la creación del Movimiento de la Nueva Trova, integrado por los que hacíamos la canción comprometida.