Bailando en Cuba encontró historias no contadas

Ivón Peñalver
6/5/2019

Fue a finales del mes de mayo cuando inició la primera temporada del espectáculo Bailando en Cuba, la historia no contada, propuesta auspiciada por RTV Comercial que llegó a lograr récord de asistencia, a propósito de las de 3 funciones realizadas en el Teatro Karl Marx, a lleno completo.

Fotos: Roberto Ruiz
 

Se trataba de una parodia del popular espacio Bailando en Cuba, a partir de la necesidad de Ruperto (personaje de Vivir del cuento) de rememorar otro programa de competencia bailable que fue todo un referente televisivo en la década del 80: Para Bailar.

 

Así se conformó un guion donde se fundía la danza y el humor con los acostumbrados enredos, no tanto de situaciones, sino mejor, a nivel de verbo; se adicionó, por supuesto, el elemento musical con la participación, en principio, de concursantes del espacio Sonando en Cuba y la intervención de orquestas e intérpretes invitados como Alain Pérez, Diván, Alex Duval y la Charanga Latina.

 

En principio todo fue así, la aceptación fue probada y la aventura de la historia no contada logró “narrarse” en repetidas puestas: fines de semana de junio, julio, septiembre y octubre del pasado año, hasta que en esta última etapa, a petición del público, la historia fue ampliada y se exhibió en el mes de abril. Para ello se adicionó la intervención de La Banda Gigante, los chicos ganadores del más reciente proyecto de RTV.

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Desde el punto de vista conceptual se incluyeron homenajes importantes: uno a Benny Moré por su centenario, otro a la emblemática orquesta Irakere, y se mantuvo el momento que recrea la figura de Juan Formell, al estilo de Roclan y su compañía danzaria Revolution. Para esta nueva edición, además, se recibió a Haila María Mompié y Emilio Frías (El Niño), y se contó nuevamente con la figura de Alain Pérez.

 

Todo empezó con la sorpresa de un encuentro casual…

Los directores Manuel Ortega e Ignacio Hernández (Nachy), director de Vivir del cuento, concluida la segunda temporada de Bailando en Cuba, decidieron que no se quedara en el recuerdo este certamen que acaparó la atención de la familia cubana. Apostaron entonces por los ecos de la competencia y que estos mismos trascendieran al teatro. Así nació la historia a la que Roclan, al frente de Revolution, le otorgó los aires danzarios necesarios.

 

Devenida en una revista con variedad musical, el espectáculo de Bailando… la historia no contada, logró acceder a diferentes públicos. En conversación sostenida con Manuel Ortega, agradecía la acogida de las personas porque se supo que gran cantidad de ellas repitieron y descubrieron motivos nuevos cada vez.

Al respecto, Ortega y Nachy afirman que “el espectáculo se reinventó en cada puesta con todo lo que aportaron los artistas, se enriqueció con nuestra cotidianidad, y lo más importante, lo compartió un público de notable diversidad etaria y profesional, que rió, bailó y cantó con sus distintos momentos. Por cierto, hablamos de una propuesta con una duración de tres horas, o sea, un show largo en el que las personas demostraron que mantenían la atención de principio a fin”.

De tres…. tres

Otra de las virtudes de esta historia humorístico-danzaria es el trabajo armónico del diseño gráfico, de iluminación y vestuario. Una trilogía que distingue el hecho artístico que se mueve bajo la égida de Manuel Ortega.

 

Para este director, consciente de la necesidad de privilegiar el qué y el cómo, la experiencia de asumir un trabajo en el teatro lo compromete a no perder la visualidad conseguida desde la pequeña pantalla. Las personas en este otro contexto encontraron belleza, como punto de partida hacia el disfrute. Importante máxima esta en pos del entretenimiento que en ocasiones no se toma en cuenta.

Quién bien te quiere, te hará reír

El fenómeno Vivir del cuento, como espacio más popular de la TV cubana, es una carta de triunfo para cualquier proyecto en que estén involucrados estos profesionales actores, cuya empatía con el público comienza en las tantas jornadas de ensayo que priorizan y en las cuales se repasa el guion y se consultan los temas sobre los cuales poder improvisar.

Por otra parte, entre ellos y los conductores, Camila/Paula, Carlos y Marlon se estableció, igualmente, esa necesaria comunicación que permite que todos sean protagonistas del acto de hacer reír.

 

Al terminar esta temporada, muchas personas dudaron si realmente se daría fin al espectáculo. Y ciertamente concluyó este ciclo de presentaciones. Eso sí, en secreto puedo asegurar que no hubo despedidas dentro de un colectivo que desea volver a unirse; y si no es bailando, estoy segura que buscarán otros modos y motivos para contar otras historias.