Defender la música popular bailable en Cuba debe ser bandera, así como tomar las tradiciones más autóctonas, agregarle elementos contemporáneos y seguir mostrando el arte que se hace en la mayor de las Antillas en el escenario nacional e internacional.

Miles de personas, de diferentes edades, asistieron al evento.

Ejemplos se pueden citar muchos. Recientemente concluyó, en el Parque Metropolitano de La Habana, el Festival Internacional de la Salsa, con presentaciones de agrupaciones cubanas que representan lo que más vale y brilla de la música bailable en Cuba, como Papucho y Manana Club, Haila, Tania Pantoja, El Noro y Primera Clase, Issac Delgado y su Orquesta, Manolito Simonet y su Trabuco, Chispa y los Cómplices, Maravillas de Florida, Adalberto Álvarez y su Son, Havana D´Primera, Pupy y los que Son Son, Elito Revé y su Charangón, Maikel Blanco y su Salsa Mayor, la Orquesta Aragón, N.G La Banda, Klímax y  Los Van Van. Ellos animaron las noches del festival, de conjunto con la presentación única del boricua Jerry Rivera.

Miles de personas, de diferentes edades, asistieron al evento, dispuestas a bailar, disfrutar del espectáculo y corear a la par temas clásicos y nuevas propuestas de manos de los anfitriones.

Más que salsa, en Cuba este género musical sería una fusión entre el changüí, el son, la timba, ritmos afrocaribeños mezclados con jazz y tantos otros sonidos foráneos que, unidos con un toque propio, resultan en un llamado casi innegable a bailar casino, que desde finales de los años 60 se disfruta en la Isla. Cada agrupación logra tener una sonoridad propia que lo distingue en el público, pero eso sí, teniendo siempre como base la clave de son y el patrón rítmico del son cubano.

Músicos unidos en un mismo afán

Internacionalizar la música cubana; tocar puertas; divertir al público; poner la música en alto y no solo en un espacio de tiempo, sino en un año entero; converger artistas e idear proyectos, son algunos de los objetivos que busca Maykel Blanco con el Festival de la Salsa.

Maykel Blanco, principal promotor del evento.

Y este rescate no solo se queda en el propio evento o en otros de esta índole. Según cuenta César Pedroso, director de la agrupación Pupy y los que Son Son, un grupo de artistas cubanos de renombre se han unido en un proyecto “Alianza musical”, para unificar la música popular bailable y agrupar todo el que quiera participar en la iniciativa. Hasta ahora, son miembros Adalberto Álvarez, Manolito Sibonet, Maykel Blanco, Elito Revé, Alexander Abreu y el propio Pupy.

Cada intento es necesario en defensa de la identidad musical que siempre ha caracterizado a la isla caribeña. Pedro Lázaro Ordóñez (Papucho) considera que la timba está en buen momento, desmiente la idea de que la música cubana está decayendo, para él solo hace falta un mayor apoyo al movimiento por parte de todos los involucrados. “Tenemos que enseñarle a la juventud que existe este tipo de música, que está viva y con muchas agrupaciones jóvenes que suenan muy bien, alimentándola con nuevas ideas y comunicación con el público”, añade.

Elito Revé, por su parte, cree que es necesario cuidar a los nuevos talentos que van surgiendo. “Tenemos que darles nuestros consejos para que la nueva generación siga haciendo música popular bailable cubana. En Cuba hay muchos y buenos músicos. Es la isla de la música, la isla del sabor”.

La misma hipótesis la defiende Mayito Rivera. Para él la salsa que se hace en Cuba es única, razón por la cual no se le denomina salsa, sino música popular bailable, un género que está mezclado entre sí con ritmos caribeños y condimentado con una sonoridad propia.

“Hoy la música popular cubana está en un momento impresionante, porque hay muchas orquestas que han asumido el reto de no dejarla morir. Nosotros somos timberos por encima de las cosas, las agrupaciones de Cuba tienen una sonoridad única con la cadencia de la timba, la relación con el público, el coro, además de la participación del bailador. Eso es una alegría y un resultado universal”, afirma Rivera.

En este sentido, Maykel Blanco considera que no es necesario buscar nuevos espacios para colocar la música cubana, sino que hay que trabajar en perfeccionar, divulgar y variar las propuestas de los que ya se tienen.

La música tradicional se define como aquella que se crea, se desarrolla y se transmite de padres a hijos, manteniéndose en constante proceso evolutivo, y portando determinados patrones o sellos identitarios. De ahí el afán en defender las tradiciones musicales cubanas, principalmente dentro de la propia Isla. Idear nuevos espacios, otorgarle visibilidad a los músicos que van surgiendo y buscar mayores espacios accesibles de intercambio con el público, deben de convertirse en la premisa para los que hacen música popular bailable en Cuba.

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