Baile, música, plástica y actuación en la gala inaugural del Congreso de la Uneac

Thalía Fuentes Puebla
29/6/2019

Sin cultura no hay libertad posible y sin ballet o poesía no hay cultura.

Por eso y por un millón de motivos más, la gala de apertura del IX Congreso de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba, que hasta el 30 de junio acoge la capital cubana, rindió homenaje a la prima ballerina absoluta Alicia Alonso y al poeta Nicolás Guillén.

Sadaise Arencibia, primera bailarina del Ballet Nacional de Cuba (BNC), interpretó magistralmente el clásico Muerte del cisne. Ella supo conjugar la soltura y delicadeza de las manos con los perfectos y coordinados pasos, así como lo hiciera tantas veces Alicia Alonso.

Sadaise Arencibia, primera bailarina del BNC, interpretó magistralmente el clásico Muerte del cisne.
Fotos: Ariel Cecilio Lemus

 

También los realizadores, como parte de la Uneac, y fusionando esta variante del arte con el ballet, presentaron el videoarte de Alejandro Pérez Para Alicia, donde Viengsay Valdés, acompañada por Frank Fernández en el piano, da vida a la coreografía y demuestra ser digna heredera de la prima ballerina absoluta. En la muestra audiovisual, en blanco y negro, la música se conjuga con el baile, logrando que el resultado final sea una muestra irrefutable del porqué el BNC es respetado y admirado en el mundo entero.

 

Seguido, Frank, con su virtuosismo en el instrumento, tocó a dos pianos, uno grabado y otro en vivo, los temas La tarde y Zapateo por derecho, el primero de la autoría de Sindo Garay y el segundo del propio Fernández, al tiempo que cuadros de Wifredo Lam, Mariano Rodríguez y Servando Cabrera, entre otros artistas plásticos de renombre, eran proyectados al fondo del escenario.

En una gala por la cultura no podía faltar la musicalísima de Cuba, Beatriz Márquez, quien junto a Alejandro Falcón interpretó la canción Vieja luna, de Orlando de la Rosa. Casi puedo afirmar que a todos los presentes les vibró el alma y se les erizó el cuerpo desde la primera palabra de la cantante cubana. Ella, con su excepcional timbre, con su afinación perfecta y su melódica voz, ha sabido enamorar a generaciones de cubanos, y su presentación este viernes no fue la excepción.

 

Imágenes de Harold Gramatges, Bola de Nieve, Virgilio Piñera, Carlos Martí, José Lezama Lima, Abel Prieto, Retamar, fueron proyectadas mientras Falcón tocaba otras melodías de El manisero. Quiénes sino ellos, entre las grandes figuras que han marcado el quehacer de la Uneac.

Después, el Ballet Español de Cuba presentó el estreno mundial de la coreografía Duende. Esta compañía, líder de su tipo en el país, llevó a sus mejores bailarines a las tablas para mostrar su talento, su sincronía y pasión por el baile.

 

La música popular cubana también estuvo presente. El Septeto Habanero fue el encargado de defender los ritmos autóctonos de la Isla, con el tema Papá Montero, de Eliseo Grenet. Muchos en el público movían los hombros al compás de los toques y hacían los coros. Y, recordando a este personaje del teatro musical, El Tío Molina, actor cubano, recitó el poema de Guillén El velorio de Papá Montero.

Finalmente, el Septeto Habanero cerró con Bururú Barará, de Ignacio Piñeiro y Tres lindas cubanas, de Antonio María Romeu, en esta confluencia perfecta de todas las artes en un mismo espacio.

 

Majestuosa, solemne y magistral: así fue la gala de apertura del IX Congreso de la Uneac. Todos los que allí se presentaron dieron una muestra fehaciente del talento artístico que hay en Cuba, que desborda y enamora.