Revisar el trabajo de un año de debe ser el punto de partida de cualquier organismo o institución para trazarse metas para el próximo. Por eso, este miércoles, con la presencia del primer ministro Manuel Marrero Cruz, sesionó el balance de trabajo de la radio y televisión cubanas correspondiente al año 2021.

Entre las principales deficiencias señaladas en el informe, están el déficit de programas musicales de calidad en la televisión; la limitada producción de espacios humorísticos; la atención insuficiente a públicos específicos en los que se incluyen adolescentes, jóvenes y adultos mayores; la falta de atractivo en un grupo de propuestas radiales dirigidas a la niñez y a la juventud; la escasa intencionalidad en la promoción de la programación televisiva; una débil presencia de la participación ciudadana en sus más disimiles formas; una persistencia de manifestaciones de incoherencia en el cumplimiento de la Política Editorial y el tratamiento de las jerarquías culturales y, por último, ausencia de espacios de análisis económicos que permitan una mejor comprensión de nuestra realidad.

“(…) destacaron el respaldo de la televisión al proceso docente educativo con la trasmisión de 1725 horas de teleclases por diferentes canales y telecentros”.

No obstante, destaca en el balance del trabajo anual la connotación de la red de emisoras y canales provinciales y municipales que mantuvieron su funcionamiento en las más difíciles condiciones. Por otra parte, las propuestas de corte informativo mostraron más inmediatez, amplitud y agudeza en el abordaje de la realidad del país. Pese a ello, existen limitaciones para satisfacer imperativos comunicacionales de la actualidad que tanto recalcan los públicos. 

En este sentido, los debates de los asistentes al balance, giraron en torno a la necesidad de agendas temáticas regidas por el interés público, que se apoyen en las investigaciones de audiencias.

Por otra parte, destacaron el respaldo de la televisión al proceso docente educativo con la trasmisión de 1725 horas de teleclases por diferentes canales y telecentros.

Manuel Marrero Cruz recordó que las herramientas principales —más aún en tiempos de la COVID-19— para llevar la información al pueblo son la radio y la televisión, y recalcó la necesidad de fortalecer los telecentros, dada la importancia de la información en cada una de las localidades. 

En este sentido, exhortó al Instituto a incrementar sus ingresos, hacer un análisis para conseguirlo, puesto que se hace necesario, independientemente de que seguirá siendo una institución presupuestada que garantizará la información y el entretenimiento al pueblo después de que pase a ser el Instituto de Información y Comunicación Social.  

“Con el perfeccionamiento se logra un mayor fortalecimiento de las direcciones de la televisión y de la radio, y queda bien definido cuáles son las funciones de la dirección del instituto desde el punto de vista gubernamental”, aseguró. 

“Los debates de los asistentes al balance, giraron en torno a la necesidad de agendas temáticas regidas por el interés público, que se apoyen en las investigaciones de audiencias”.

Precisamente, otros puntos de debate giraron en torno a la necesidad de innovar y estar en sintonía con las nuevas formas de hacer y contar, la articulación de ideas, la coherencia editorial, la investigación, la ciencia, la gestión del conocimiento y la necesidad de un reflejo cada vez más activo de las problemáticas de la sociedad cubana.

El vicepresidente del instituto, Guillermo Pabón recordó que el trabajo 2021 fue un desafío, pero que se mostró la voluntad de los trabajadores de la radio y la televisión para salir adelante y llevar hasta los hogares una programación de calidad. “Hay que estudiar, de esas maneras de hacer, cuáles se pueden mantener e indagar en nuevas formas de trabajo para implementarlas”.

Por su parte, Onelio Castillo exhortó a buscar vías para articular una política editorial que dé respuesta a las demandas de todos los públicos y, en este sentido, subrayó la necesidad de construir agendas en el interior de los medios que partan de la coherencia editorial. “Faltan voces en la radio y en la televisión que cuenten a Cuba, principalmente desde las propias carencias y limitaciones”, enfatizó Castillo.

“‘Faltan voces en la radio y en la televisión que cuenten a Cuba, principalmente desde las propias carencias y limitaciones’”.

Rafael Pérez Insua, director del canal Cubavisión, adelantó que está garantizada la producción de programas destinados a los jóvenes como las series Primer grado y Valientes y un conjunto de telenovelas que dan continuidad a . Insistió en la importancia que tiene el trabajo con los estudiantes y egresados de la Facultad de Artes de los Medios de Comunicación Audiovisual en los cambios de la visualidad y los relatos que la televisión cubana requiere.

Para Waldo Ramírez de la Ribera, vicepresidente primero, el reto principal es la necesaria articulación entre las instituciones, los centros educativos y el aporte que pueda hacer la ciudadanía a la hora de construir una agenda editorial. 

“Mantener la programación en la TV y la radio ha sido una proeza en medio de la COVID-19”.

A tono con el tema, la directora de dramatizados, Magda González Grau, refirió que hay que basarse en los estudios de los públicos, realizados por los centros de investigación, para decidir que temáticas abordar en los espacios televisivos:

“Mantener la programación en la TV y la radio ha sido una proeza en medio de la COVID-19. Podemos aspirar a una televisión que hable de todos los temas, pero en los momentos en que la economía está apretada, hay que escoger bien de qué vamos a hablar. Los centros de investigación tienen el diagnóstico científico de lo que es nuestro país y ahí hay que acudir. O sea, hay que hacer una selección intencionada de aquellos proyectos en los que se va a invertir el dinero”.

En el balance se citaron como prioridades para el año 2022, actualizar la concepción de los sistemas de emisoras y canales según su perfil; renovar los diseños de programación que garanticen el equilibrio entre las funciones y la atención diferenciada a las audiencias; potenciar el desarrollo de la radio y la televisión a nivel territorial; y organizar un sistema de ciencia, tecnología e innovación en la radio y la televisión.