Becas en México. La ruta del fantasma

Mauricio Escuela
4/10/2018

“Y” estudia en una beca de posgrado en México, me dice que no devele su nombre, cree que al declarar se expone a las represalias —según el último informe de Transparencia Internacional, solo uno de cada diez residentes de dicho país hace denuncias y tres de cada diez de los denunciantes reciben represalias—, “Mauro, acá las mujeres son muy discriminadas, si una de ellas se presenta a una beca, lo más seguro es que la desechen, sobre todo si ellas tienen hijos, es un país muy corrupto, busca en las estadísticas”.

Para jóvenes como “Y” las becas en el extranjero eran un paraíso, el remanso de paz donde al fin podrían ganarse un dinerito y obtener superación. “D”, otro becario cubano en México, accedió a un Doctorado en Psicología, su tono exultante cambió al darse cuenta de las tremendas diferencias entre el sistema que lo formó como profesional y este otro que le exigía, no capacidad, sino solvencia económica. “D” tiene un blog, unos días antes de irse de Cuba escribió una nota: “Lo logré, me voy, al fin”, pero el pesimismo llueve en sus actuales post de Facebook.

Foto: Internet
 

“Y” y “D” lo vendieron casi todo, incluso propiedades de sus padres, para poderse pagar la legalización de los títulos, el pasaje, los primeros meses de estancia en una renta, la comida y el transporte, porque la beca la empiezan a liquidar muchos meses después de comenzadas las clases. “A”, otro abogado cubano, accedió a una Maestría, pero no le dieron el cupo de la beca que le correspondía, así que dejó de lado los estudios y se puso a trabajar en un puesto no profesional, donde se siente explotado.

“Nos ven como ladrones que les quitan las becas, que venimos a enriquecernos a este país o a brincar a los Estados Unidos, es muy difícil abrirse camino, incluso si eres brillante, porque existe una sobreprotección del nacional que en el fondo es envidia”, me asegura “Y”, “además, se han dado casos con mujeres muy duros, no los he vivido, pero los he visto, aquí una mujer es la nada, Mauro”. Quizás por eso “Y”, quien es padre de familia, optó porque no fuera su esposa “M”, socióloga, quien se postulara, pues ambos tienen una niña pequeña y temieron el trato frío de los coordinadores académicos.

En la página web del Ministerio de Educación Superior de Cuba constan los convenios que hay con las diferentes entidades que ofrecen becas de estudios en el extranjero, pero la mayor parte de los cubanos optan por concursar en las diferentes convocatorias que lanzan dichas universidades, ya sean privadas o estatales.

Recibí, por concurso, la entrada a una Maestría en Letras Modernas en la Universidad Iberoamericana de México en 2017, en aquel entonces no tenía legalizados mis papeles y se me otorgó una prórroga de un año. Tuve tiempo de hacer todos los trámites online con la costosa internet de Cuba, en abril del 2018 gané la Beca Ibero, que ofrece cobertura completa o parcial de la colegiatura, o sea, el derecho a los estudios en esa universidad privada.

Pero, para junio del mismo año, tras esperar e insistir por la tramitación de mi examen de admisión, EXANI III, se me notifica que mi caso era “extraño” y que no sabían dónde estaba dicho documento. Sin más explicación, el Consejo Académico de Letras se reúne y falla en mi contra, en algo que llamaron "el caso Mauricio Escuela”.

Tras varios correos al rector de la Universidad, Dr. David Ávalos, insistencia y casi ruegos a la coordinadora académica, Dra. Alethia Alfonso, a la encargada de EXANI, Luz Moreno, a los tutores asignados, el Dr. Joseba Buj Corrales y la Dra. Cecilia Salmerón; obtuve una respuesta sin explicaciones de parte de la jefa de Posgrado, la Mstra. Ana Bertha: “Mauricio, tu status para esta temporada es no admitido”. Aún espero por la “investigación” que todos ellos me prometieron en torno a la pérdida de mi EXANI III, requisito por el que fui descalificado.

Para mí, para tantos cubanos, no hay legalidad suficiente, pues al entrar por concurso, las entidades académicas gozaron de un status impune. No podíamos acudir a la Constitución Cubana, ni a tratados internacionales intereducativos. Estamos en un limbo legal y a merced de los coyotes.

Cuba no solo ofrece cursos de posgrado gratuitos a todos los que se interesen y tengan la capacidad necesaria, sino que establece como derecho inalienable el acceso a la educación en cualquiera de sus niveles. En el lenguaje de la democracia liberal eso es peste, pero en el de nuestra democracia socialista y directa se trata de una verdad tangible, de la cual salen brillantes mentes, muchas de ellas escamoteadas con vileza.

La Escuela Latinoamericana de Medicina, creada por Fidel, es uno de los proyectos con lo que Cuba ha ofrecido becas gratuitas y de alta calidad a personas de cualquier extracción social. No en balde la UNESCO declaró que Cuba es el primer país de América Latina en cumplir con los requisitos de la educación para todos. La asediada República invierte un 13 % de su PIB en gastos educacionales y cerca de un 23 % del gasto presupuestario. Aun así, muchos se olvidan —nunca fue mi caso— de su lugar de formación académica y se la pasan denigrando por ahí, no bien acceden a una beca en el extranjero.

México, como otros tantos países de la región, tiene un alto récord que superar en materia de corrupción, prejuicios, gobernanza y acceso a los servicios públicos. Cuba no es perfecta, pero se está construyendo a sí misma, desde su parlamento en una trinchera, como dijera Cintio Vitier. México es uno de los tantos beneficiarios de nuestro desarrollo educacional, muchos de sus ciudadanos gozan del apoyo total que brindan las becas para estudiantes de Medicina y otras especialidades.

Si en este artículo los nombres de mis colegas becarios fueron sustituidos por letras, los sistemas capitalistas de enseñanza los sustituyen por cuentas bancarias. “Y” va más allá cuando me declara, “Mauro, en México hay un dicho, todo con dinero se puede hacer”. “L”, otro becario que fue ponchando las materias una por una y por tanto pagando por cada arrastre, ni se examinó, terminó cruzando la frontera con Estados Unidos tras estar preso un tiempo en precarias condiciones.

Ninguna de las letras citadas en este artículo sabe qué hará cuando terminen sus posgrados, ya vendieron casi todo lo que tenían, con suerte se llegarán a graduar.

Según datos publicados por el periódico El País, en 2011 la Asamblea Legislativa del Distrito Federal de México aprobó un presupuesto para becar a 45 000 jóvenes, apenas dos años después solo 2 700 habían recibido dichas ayudas, y 250 millones de pesos estaban desaparecidos.

Investigaciones del gobierno mexicano encontraron que tres encargados de manejar las becas escondieron documentación probatoria, entre tantas irregularidades, se halló un pago sin justificar de cuatro millones de pesos a una sola persona.

Ante los requerimientos de la Comisión Gubernamental Investigadora, las universidades y centros de estudios le hicieron llegar al nivel central una lista de 7 000 personas supuestamente beneficiadas por las becas, un documento con nombres y apellidos imposibles de verificar. Los legisladores lanzaron una campaña de autentificación, los estudiantes debían presentarse con su cédula y comprobante de recibo, solo aparecieron 2 700.

Una parte importante del dinero no solo era para las becas, sino para informatizar la enseñanza, así debían crearse 12 aulas computarizadas para dar servicio a distancia a 30 000 alumnos, solo se hicieron dos y no funcionaban.

¿Seguirá aumentando la cifra de fantasmas en los pasillos de las universidades?, pareciera que las autoridades no quieren entender la originalidad de este gran aporte académico al mundo de las ciencias ocultas.