Benny More, eternamente iluminado por el sol de la patria

Guille Vilar
23/8/2019

Hablar sobre el Benny Moré siempre resulta un ejercicio al que acudimos por ser una de las fuentes de mayor prestigio y de incidencia directa de la música popular en la sensibilidad de la nación cubana. Por eso hoy no pretendemos el acercamiento formal a esta figura mítica de nuestro rico patrimonio, sino, justamente a partir de sus virtudes como músico, aquilatar el significado y compromiso que encierra semejante profesión en los tiempos que corren.

“Quizás la clave del secreto, que explicaría la permanencia del encanto de su obra a través del tiempo,
radica en que se trata de un músico auténtico…”. Foto: Internet

 

Lamentablemente, hay quienes se limitan a aprobar la pretensión de algunos jóvenes que buscan insertarse como músicos en la vida cotidiana, sin contar siquiera con el mínimo de aval profesional que se requiere para semejante empresa. Sencillamente creen que puede ser una forma fácil de ganarse la vida, sin tener para nada en cuenta si llegarán a ser respetados en su profesión. Sin embargo, esas mismas personas que aparentemente son tan condescendientes, cuando llegan a un hospital esperan que los reciba un médico de verdad, que les haga sentir que están en buenas manos. Otro tanto ocurre cuando vamos a abordar un avión. Si nos dicen que a cargo del vuelo va a estar un novato de poca experiencia como piloto, seguro que preferimos cambiar el pasaje para otro momento porque en eso nos va la vida. Pues la profesión de músico reclama el mismo nivel de exigencia que esperamos de un prestigioso doctor o de un experimentado piloto de aviación.

Es por eso que acudimos al Benny Moré, cuya obra constituye acertado ejemplo de cómo un hombre de extracción humilde nos ha dejado el valioso legado de una música que conserva plena vigencia en nuestros días. Por lo tanto, escuchar las grabaciones de Benny Moré va mucho más allá que hacer una nostálgica mirada al pasado. Es arribar a la convicción de que definitivamente somos testigos de una inusual capacidad para sorprendernos por la magnificencia de su música: Cuanta elegancia desprenden los boleros Como fue, Mi amor fugaz y Preferí perderte, piezas matizadas no solo por el exquisito equilibrio del arreglo musical, sino por el buen gusto del inspirado canto. Esta esmerada distinción de su estilo interpretativo jamás se extravía, incluso en temas movidos como la guajira Cienfuegos, el mambo Bonito y sabroso o el emblemático son montuno Santa Isabel de las Lajas.

Quizás la clave del secreto, que explicaría la permanencia del encanto de su obra a través del tiempo, radica en que se trata de un músico auténtico, dotado de una enorme intuición creadora que puso en función de alcanzar indiscutible popularidad a golpe de talento.

En la historia de la cultura cubana contamos con suficientes artistas de gran valía para, en su nombre, honrar el merecido prestigio de nuestra música en el mundo, pero cuando, motivados por la fecha, escogemos al Benny Moré, el orgullo que nos embarga por contar con este paladín del arte supremo es de tal magnitud, que nos vemos obligados a realizar las siguientes reflexiones. ¿Cómo es posible que ante las magníficas canciones que conforman el archivo de este músico venerado en nuestro país, persistan quienes hacen y promueven una obra matizada por los acentos de una grotesca mediocridad? ¿Cómo es posible que, para intentar alcanzar un determinado nivel de vida, se esté dispuesto, desde canciones de una sórdida estética, a violentar las normas morales de la convivencia en una sociedad como la nuestra?

La recreación de textos plagados de una vulgaridad extrema se ha convertido en la negación del picaresco doble sentido, el popular gracejo criollo que ha distinguido a nuestra música bailable a lo largo del tiempo. De todos modos, para insertarse en el sólido universo musical de la nación cubana, se debe estar preparado como para competir en una serie de Grandes Ligas, donde el rigor del nivel profesional que se exige nada tiene que ver, ni por asomo, con los llamados “juegos de manigua”, símil donde los “músicos” a que hacemos referencia piensan que de esa forma pueden llegar a ser campeones.

Por otra parte, es cierto. En el negocio de la música se gana mucho dinero, pero no olviden que tales ganancias están vinculadas directamente con el prestigio profesional que se sea capaz de sedimentar durante el desenvolvimiento de una exitosa trayectoria. Recuerden también que cuando se goza del bienestar que trae consigo la fama pasajera, es como estar encandilado por las lámparas que tengas sobre tu rostro, pero estas se pueden fundir, y entonces te quedarías a oscuras.

Lo verdaderamente trascendental es que artistas de la talla de Benny Moré permanecen eternamente iluminados por el sol de la patria, esa luz que nos permite vislumbrar su corazón agigantado por el agradecimiento de millones de cubanos que lo honramos en el centenario de su natalicio.