Caballas… del sueño a la realidad

Fiorella Franco Duany
23/6/2017

Basta escuchar Caballas y se descubre la fortaleza de la nueva puesta en escena del Grupo Estudio Macubá, basada en la serie Sueños de Caballas, de Alberto Lescay Merencio.

“Estos seres aparecen en mi proceso creativo de manera espontánea. En general, en mi obra ha habido en algunos momentos cierta expresión hacia el humor, lo sarcástico, la crítica, por algunas líneas que yo nunca había asumido como tal, y que algunos teóricos no habían definido, que eran las que me caracterizaban: lo épico o lo relacionado con la historia, el eros, o sea, la temática del amor, que la he sentido bastante, y dentro de esas líneas un poco lo onírico, un tanto hacia el surrealismo.

“Es en ese proceso que surge el personaje, yo lo asumí poco a poco. Aparece dentro del infinito espectro temático, casi como un juego, pero lo fui tomando en serio, y llegó un momento en que tenía un conjunto de obras, entonces me di cuenta de que era una serie, una línea de trabajo; me salía en esculturas, en cerámica, en dibujo, en pintura; fue un tema que me atrapó, me fue subyugando, atrayendo, me fue dando satisfacciones espirituales, ya que quizás por ser un asunto al que no tomé tan en serio,  se me hizo serio, no era algo pensado ni razonado, sino que entraba por la vía de las sensaciones, por la vía subjetiva, la vía de la abstracción, del pensamiento, de un mundo sin respuestas necesarias. A mi modo de ver, las caballas, más que una respuesta, pudieran parecerse a una pregunta o a muchas preguntas, es como una temática muy abierta y, en gran medida, lo que me ha motivado”.


Sueño de Caballas, en su inauguración en el complejo Morro-Cabaña. XII Bienal de la Habana. Foto: Intenet

Así me cuenta Lescay en el tranquilo y placentero ambiente de su oficina, balanceándose con la calma que lo caracteriza, rodeado de esculturas, cuadros y libros.

Las Caballas expresan un poco eso que se ha convertido en el sentido de su trabajo como artista plástico: tratar de pintar, esculpir y dibujar el espíritu, reto que se ha planteado, y que aunque parezca difícil, ha conseguido. 

Fátima Patterson, una mujer con puras agallas, se ha propuesto llevar a la escena estos personajes que marcan el trabajo de Alberto Lescay. Conversando un poco con ella, confiesa que logra tener una comunicación con la obra del artista donde no solo la interpreta, sino que más bien puede descifrarla, dialogar con la misma.

“Cuando me encuentro con ella, tengo un diálogo, sé de qué me está hablando, la puedo escuchar, y eso debe ser lo que me motivó a este reto que ya tenía, porque realmente la obra plástica es muy fuerte, y está consolidada; para mí era como hacer un regalo a alguien, o hacerle una broma, una broma linda, poderle dar la palabra a eso que él soñó, o a eso que idealizó; sería un regalo para un amigo querido”.

foto de una Escena de Las Caballas del Grupo Estudio Macubá
Escena de Caballas. Foto: Sonia Almaguer

Así la actriz y directora de Macubá expresa su objetivo al llevar a las tablas estos seres fantásticos, que ahora son de ambos.

De esta forma me di cuenta de que tienen cierta conexión, ya que el escultor declara que las ve, las ve en la calle y en todas partes, no solo en Cuba:

“Ese personaje pasa por mi lado, pasa y sigue; están dando vueltas y nadie se refiere a ellas, pero siempre están conmigo; las he visto en Estados Unidos, en París, en Rusia, están donde quiera, y por tanto son universales, eso me hace sentir que están cerca de lo humano, y a mí siempre me ha interesado esa temática; como esto es un fenómeno humano, ha entrado en mis intereses profesionales de una manera natural”.

He podido llevar bien de cerca el proceso de trabajo de la puesta, y Fátima da vida a las Caballas como esas mujeres que han decidido decir qué son y cómo llegaron al lugar donde están, que dejan ver sus angustias, satisfacciones y necesidades más profundas, su inconformidad. Al haber sido más fuertes como imágenes que como entes reales, hacen que en un mundo de sueños y revelaciones expresen sus contradicciones, las que de alguna manera les han impedido ser quienes esperaban en el mundo real.

“Yo estoy disfrutando mucho el trabajo de preparación y montaje; este proceso, el más complicado, me ha puesto en encrucijadas difíciles, pero he tenido que resistir a las tentaciones de la obviedad. Aun así, me siento contenta, recibo lo que he hecho; lo que la escena me devuelve es hermoso, pero no quiero que sea solamente hermoso, quiero que la gente pueda pensar, disfrutar y saber de qué va. No les estamos dando conclusiones a nada, no estamos haciendo una historia con soluciones finales; estamos dándole voz a mujeres que él pensó, que imaginó y que plasmó en el lienzo, y queremos que otras mujeres se adivinen en la obra de teatro”.

Estas son las palabras de Fátima, que se dio a la tarea de descifrar los Sueños de Caballas del artista, quien también muestra su conformidad y alegría.

“Es una gran sorpresa y muy agradable, porque quiere decir que esas Caballas significan algo no solo para mí, sino para otra persona, y en el caso de ella estoy hablando de una dramaturga de mucha experiencia, de una artista en potencia, con mucha sensibilidad, profesional, y el hecho de que ella haya sentido cosas a partir de estas obras me ha impresionado y me gusta mucho la situación. Por eso lo he tomado muy en serio, y la apoyo para que logre su objetivo. Es un enorme reconocimiento; que la serie haya motivado tan temprano otra manera de manifestarse artísticamente, es una de las cosas que más puede impresionar a un artista, por lo menos a mí; ver que una obra puede ser vista por otro creador, pero reinterpretada y enfocada desde su punto de vista, ya sirvió de algo, y eso me da mucho aliento.

“Por supuesto, es otro lenguaje, otra manera de presentar las ideas y las sensaciones, son otros recursos y estoy convencido de que quizás el resultado es otro y no tiene que ver con lo que pasa cuando uno se para frente al cuadro, pero es lógico, puesto que el teatro crea un mundo diferente; se trabaja el espacio, la idea, incorpora otras cosas. Y estoy feliz; por primera vez oigo a las caballas hablar, nunca las había escuchado, ¿qué dicen ellas?, aquí dicen cosas, de manera que yo también como público estoy interesado”.

Las Caballas han sido inmortalizadas, pero ahora son realizadas. Fátima y Lescay se unen en este sueño, para hacer trascender esos seres en un sueño común, el de Las Caballas. Su plenitud no ha sido alcanzada en el día a día, sino en la eternidad, y no todos lo entienden, solo quien mire profundamente y con los ojos del corazón.