Casa de Payasos: pacto audaz con el espectador más exigente

Leonardo Estrada
9/11/2017

Es domingo en la tarde y algunos espectadores no han podido entrar a la sala Adolfo Llauradó para ver la obra Casas de payasos, de la Compañía Merlin Puppet Theater. Otros, han conseguido sentarse en sillas reacomodadas junto al lunetario; y otros, suspiran felices de al menos encontrar un espacio vacío en el suelo para ver la maravillosa puesta en escena que en pocos minutos comenzará.

El argumento se compone de cinco fabulosas historias que dialogan con las  problemáticas más actuales. Inicialmente, vemos un hombre obeso que parece condenado a la rutina del hogar, con el único entretenimiento de aferrarse a programas televisivos y realizar ejercicios gimnásticos justo antes de embriagarse con canales porno. La historia se complica cuando la señal se difumina y, ante los golpes a la tele, este artefacto cobra vida y lo asesina. Bella es la conexión de la muerte construida bajo el concepto de “lo que hace gozar, también puede hacer sufrir”.


Casas de payasos, de la Compañía Merlin Puppet Theater. Fotos: Jorge Ricardo

 

Luego asistimos al magnífico relato de la ama de casa que tiene un niño pequeño y quien a destiempo demanda atención, o “leche” para satisfacer su voraz apetito. En esta historia también el humor es protagonista. Por momentos, la señora parece estar más absorta en las tareas domésticas con la aspiradora que en la atención a su hijo. Sin embargo, el humor se engrana perfectamente con la situación trágica cuando la aspiradora cobra vida y electrocuta a la madame. El cuadro cierra de manera espléndida con la entrada del niño que grita “mamá, mamá”, como queriendo leche nuevamente, sin comprender que su madre no está dormida, sino muerta.

La tercera historia también se desarrolla a partir del tema hogareño, específicamente la convivencia difícil de una familia numerosa. Destaquemos la disposición espacial de la escena. En un primer plano se encuentra la protagonista y al fondo en un nivel elevado los demás miembros de la familia. Asimismo, el contraste logrado, pues mientras niños y adultos pelean la señora parece inerte, como ida del mundo; inclusive, cuando su cabeza comienza a arder. La técnica de sombras que se utiliza le da un vuelo mayor a la composición recreada. 

La penúltima historia es la del magnate que se sienta cómodo en su oficina a velar por el buen funcionamiento de su trabajo, a relajarse mientras cuenta su dinero. La narración expone brillantemente los objetivos, motivaciones y conflictos de un personaje con características similares, con remarcada síntesis y progresión. Gozamos de imágenes bellas para construir la partitura como el dinero con alas que vuela  y que el millonario intenta atrapar desesperado. De igual modo, el deceso debido a las monedas que vomita el millonario es sencillamente maravilloso. El relato nos habla de lo enfermizo que resulta el dinero cuando se convierte en una dependencia así de asfixiante.


“La técnica de sombras que se utiliza le da un vuelo mayor a la composición recreada.”

 

Por último, la historia del borracho, la cual se presenta con detalles más bien existenciales. Mientras el borracho bebe a la luz de la Luna una muchacha intenta suicidarse. Lo curioso: el borracho la incita a que se arroje desde la azotea y la doncella parece no estar segura. Se teje así una relación absurda entre ambos, basada en el interés absurdo de que se consuma la muerte. Cuando ya el borracho parece desistir de sus intentos, es la Luna quien baja desde el cielo y le corta la cabeza. 

Sin lugar a dudas, Casas de payasos atrae gracias a esos temas actuales que se presentan de manera humorística, poética y muchas veces absurda. La muerte, lo trágico se mezcla hábilmente con tonos paródicos y de ridiculización. Se vislumbra en la obra un excelente diseño de los personajes, con toques expresionistas que dialogan verazmente con el género de terror, huella de los diseños que aparecen en los filmes de Tim Burton.

Los retablos son pequeños y efectivos. Denotan las distintas locaciones con remarcada limpieza y al mismo tiempo complejidad en la escenografía utilizada para ambientar los espacios ficcionales. El uso de las luces y penumbras llenan de poesía y vida las atmósferas de suspense y terror. El trabajo de animación es brillante. Pareciera que los títeres se mueven solos y no gracias a los titiriteros. Logran un entendimiento magistral entre los muñecos y los espectadores, amén de la barrera lingüística.

De todas maneras, hay que señalar algunos detalles que pudieran mejorarse. La estructura dramatúrgica cae en demasía en zonas repetitivas. Las escenas se componen de la misma distribución, donde luego de la narración en off se presentan los personajes, se desarrolla la acción y luego entra la música justo antes de la muerte de los personajes. ¿Qué pasaría si la música entrara en otro momento? ¿Qué pasaría si la muerte no aconteciera al final? O, por otra parte, ¿qué pasaría si no tuviera lugar el fallecimiento de los personajes protagónicos?

Nos hacemos estas preguntas pues creemos podrían funcionar cómo estrategias positivas en torno a elevar aún más la calidad de la pieza. Contribuirían a establecer dinámicas diferentes en cada cuadro y a generar un poco más de suspense en los espectadores. Asimismo, desde el punto de vista del formato de cada escena, sería bueno también que la extensión de las secuencias variara y así encontraríamos zonas de contraste si unos cuadros son más extensos que otros.

Por último, las acciones físicas también se repiten y el efecto de humor negro se debilita un tanto debido a reiteraciones innecesarias. Inclusive, pasa lo mismo con las muertes: su tiempo de duración se extiende demasiado, rozando el melodrama. Interesante sería que hubieran momentos más cortos, con mecanismos diferentes. Esta variante lograría un efecto más diverso e inusitado de recepción.

Casa de Payasos es una obra excelente, con un exquisito trabajo de animación y del diseño de títeres. Quienes pudimos entrar al pacto escénico salimos todos maravillados. Quede como una muestra exquisita del FTH.