Cuando Hugo Rafael Chávez Frías dijo adiós hace 10 años, quizás no tenía una dimensión exacta de cuánto influiría su pensamiento o cuán vigente está en toda Latinoamérica, una década después de su muerte. El político venezolano, presidente de ese país desde 1999 hasta su fallecimiento en el 2013, pertenece a todos los hombres y mujeres que tienen deseos de libertad en el mundo al ser un referente ético, moral, de lucha y de victorias.

Cuba no podía ser indiferente a esta fecha y hasta la Casa del Alba —sitio donde convergen la cultura de la Mayor de las Antillas y Venezuela— llegó la música y la danza este lunes de la mano de los niños para rendir tributo al comandante bolivariano.

“Venezuela es tuya, aunque la muerte nos haya sorprendido aun cuando cantaban las aves en los cerros, aun cuando la noticia trotó desbocada por los Andes, el Orinoco y cada rincón, cada paraje, cada piedra, cada barranco, cada rastro de lluvia, cada encrucijada lloró la muerte de un líder”, dijo en la cita Liliam Mendoza Estrada, directora de la Casa del Alba.

Una muerte no significa derrota —agregó— porque Chávez se convirtió en miles y su ejemplo se pintó en multitudinarias voces que día tras día, con el hacer de sus manos, con el pensar de sus mentes y el aletear de sus corazones apuestan por la dignidad plena del hombre. “A 10 años de aquel día en que su corazón se volvió espiga, seguimos creyéndolo eterno”, refirió.

Bajo el nombre “Corazón adentro”, el homenaje “al mejor amigo de Cuba”, sencillo, pero desbordado de afectos y tradiciones, unió la cultura de ese país sudamericano con la de la Mayor de las Antillas. Una representación de la enseñanza artística cubana mostró parte de las prácticas culturales venezolanas que adquirieron tras la Misión Cultura Corazón Adentro, iniciativa creada por Chávez en el 2008 que impactó positivamente en la conformación de una nueva identidad en las comunidades de ese país.

La Orquesta de Guitarras Clave de Sol interpretó los temas Cachimbo y Si eres, y Rita, integrante del grupo de teatro Los chicuelos, de la Casa de Cultura de Guanabacoa, declamó Un caballito que era muy bonito, de la autoría del venezolano Aquiles Nazoa.

“A 10 años de aquel día en que su corazón se volvió espiga, seguimos creyéndolo eterno”.

El coro masculino de la Escuela Nacional de Música deleitó con la cubanía que trae intrínseca el tema Lágrimas negras, de Miguel Matamoros, y la agrupación danzaria Creando Horizontes, de la escuela José Martí del municipio Arroyo Naranjo, trajo hasta la sala de la institución cultural habanera los mejores ritmos de ese país hermano con un popurrí de estampas venezolanas.

Breve, preciso, con alegría, talento y mucho arte. No hicieron falta más ingredientes para traer el recuerdo de Chávez hasta La Habana. Se homenajeó a un líder, a un amigo, a un hombre de pueblo. En sus mejores fotos siempre estaba rodeado de la risa de los niños.