Vivimos en Cuba en una sociedad patriarcal, pero que comienza a dar claros signos de erosión de este sistema de dominación.

Fragmentos de las intervenciones de Yamila González Ferrer, Teresa de Jesús Fernández González y Manuel Vázquez Seijido en el panel “Comunidad LGBTIQ+ en Cuba. ¿Dónde estamos y a dónde vamos?”, conducido por Kenneth Fowler y transmitido en el canal-emisora colaborativo Malas Compañías, el 16 de mayo de 2021.

Kenneth Fowler: Como yo comentaba, este encuentro se enmarca temporalmente dentro de las XIV Jornadas Cubanas Contra la Homofobia y la Transfobia y creo que antes de comenzar podríamos usar dos minutos de cada panelista para que me pudieran dar una valoración general de todas las actividades que han acontecido, en las que han podido participar, y también de ahí caer y tratar de esbozar una respuesta a la primera gran pregunta que tenemos en el debate que es: ¿Dónde estamos en la sociedad cubana actual con respecto a la lucha por los derechos de la comunidad LGBTIQ+? Entonces ya no los molesto más, voy a dejar que mis panelistas tomen la palabra. Profe [Yamila], usted pudiera comenzar con una valoración general de la situación en la que estamos en el país con respecto a estos temas y de las actividades acontecidas en estos días.

Fragmentos de intervenciones de tres panelistas. Imágenes: Tomadas del muro de Facebook de Cimarronas

Yamila: Reitero las buenas noches. Yo pienso que estos días han sido días muy intensos realmente. Días en que, al estar inmersos en la Jornada Nacional Contra la Homofobia y la Transfobia, que también se hace coincidir con el Día Internacional de las Familias, han salido por supuesto a relucir todas las cuestiones vinculadas al futuro Código de Las Familias, los retos que tenemos en materia familiar en este momento y que serán llevados a consulta popular y a referendo próximamente.

Me gusta ver las cosas siempre en positivo y creo que esta ha sido una semana realmente intensa, pero yo la veo muy positiva. La Mesa Redonda del Cenesex con la presencia de Teresa y de Malú me parece que fue una cosa excelente. Creo que también fue muy bueno que pudiera salir un spot de la diversidad familiar con la calidad que tuvo, elaborado por la Famca. Tuvimos desde el principio todo el apoyo de su decano, de su consejo de dirección, de los estudiantes que trabajaron intensamente para ello y de las propias familias.

Quisimos, en este proyecto conjunto entre la Federación de Mujeres Cubanas, el Cenesex y la Unión Nacional de Juristas —en colaboración con Famca— que fueran familias reales, familias cotidianas; y creo que fue un logro que se pusiera en nuestra televisión y que generara una sensibilización con respecto a este tema.

Creo que, en definitiva, son muy grandes los retos que tenemos por delante, no solo en la elaboración del proyecto, sino también en la sensibilización que tenemos que hacer con toda la población. Un futuro Código de Las Familias necesariamente tiene que reflejar los principios y los valores que proyecta nuestra Constitución de la República en materia de igualdad y no discriminación, en materia de diversidad familiar…

Y es muy importante que también nuestra población conozca de todo el contenido amplísimo que va a tener ese Código de Las Familias, un código en que todas y todos vamos a estar de alguna manera implicados y beneficiados también, porque siempre de alguna manera en nuestras vidas vamos a tener contacto con alguna institución del derecho de las familias y no podemos cerrar el código ni la discusión del código al tema del matrimonio y la unión de hecho, porque son muchas las instituciones y muchos los retos como ya decía que tenemos por delante.

No quiero dejar de mencionar que tenemos ahora un Programa Nacional para el Avance de las Mujeres que también tiene una proyección muy avanzada desde los preceptos constitucionales, que incluye, por supuesto, las transformaciones legislativas y obviamente una de las más importantes que tenemos en este momento es precisamente la de nuestro Código de Las Familias.

Por último, en esta presentación inicial quiero convocar a todas las personas que están participando aquí a que se lean las normas jurídicas que han salido ahora para el debate popular, que son las vinculadas a los procesos, fundamentalmente el Código de Procesos, que incorpora las materias civil, familiar, laboral y económica, y la “Ley de Procedimiento Penal”.

Creo que dentro de los tantos retos que tenemos para desarrollar los artículos constitucionales vinculados a la prevención y enfrentamiento a la violencia basada en género y la violencia familiar, estos proyectos nos traen cosas muy novedosas y cosas muy positivas para ello, y me parece que es el momento que tenemos como ciudadanos y ciudadanas de opinar y de mirar estas normas jurídicas, y también de aportar en lo que creamos necesario. De verdad los invito a que se lo puedan leer porque tiene cosas muy interesantes y cosas que desde hace mucho tiempo hemos estado proponiendo que se incorporen.

“¿Dónde estamos en la sociedad cubana actual con respecto a la lucha por los derechos de la comunidad LGBTIQ+?”

Teresa: Yo coincido muchísimo con Yamila. Este es un momento, yo particularmente lo considero así, que es importante, en el que toda la población LGBTIQ+ de nuestro país, sin distinción de donde se encuentre o donde haga su activismo, tenemos que sentirnos implicados, tenemos que sentir que, si no es ahora, nos vamos a demorar mucho más. Según mi experiencia personal, las cosas que últimamente han sucedido, de seguro que no sucedían en mi adolescencia ni cuando era estudiante universitaria.

Nunca Granma, por ejemplo, había publicado un artículo donde hablara de nuestras ideas [las de la población LGBTIQ+], nunca un Noticiero Nacional de Televisión en horario estelar hubiera hecho un comentario como el que hizo —a mi entender acertado y equilibrado— [Abdiel] Bermúdez anoche, o nunca se habían hecho los programas que han ido saliendo. Por lo tanto, independientemente de los escollos que hay que salvar, independientemente de las resistencias que sabemos que existen, independientemente de fundamentalismos de todo tipo, yo sí creo que estamos en un momento positivo y que es deber de todos los activistas de toda la población LGBTIQ+ trabajar en este sentido unidos.

Muchas veces nos perdemos en caminos que no nos llevan a ninguna parte y este es un momento en que todas las personas que hemos vivido sin derechos reconocidos, que hemos vivido violencias, que hemos vivido vulneraciones, este es un momento en que todas esas personas tendríamos que tirar hacia el mismo lugar.

Sobre todo para enfrentar además esa oleada tan fuerte que tiene la agenda fundamentalista, una agenda evidentemente política, una agenda muy bien respaldada desde el punto de vista económico, que además está construyendo todo el tiempo opiniones montadas en puras mentiras, como cuando dicen que el 98 por ciento de la población votó en contra del matrimonio [igualitario] o cuando siguen clasificándonos como depravados o enfermos, cuando siguen diciendo que el modelo original es uno solo, en fin. Yo hoy en mi muro [de Facebook] me dediqué un poco a reírme de todas esas veleidades.

“Un futuro Código de Las Familias necesariamente tiene que reflejar los principios y los valores que proyecta nuestra Constitución de la República en materia de igualdad y no discriminación, en materia de diversidad familiar…”

Pero sí pienso que es un momento importante, sí pienso que independientemente de todo se ha logrado mucho y también pienso que es mucho lo logrado por muchas personas, pero es importante también que las instituciones estén apoyando esa realidad. Y al momento hemos estado siguiendo los debates, hemos seguido también los foros que hay en Juventud Rebelde, en Cubadebate, los encuentros que se han hecho a través de distintos canales con activistas de aquí del país y con activistas de América Latina, y creo que por ahí están las cosas. Creo que lo mejor realmente es que nos llamemos todas y todos a capítulo y que pensemos que es el momento de trabajar en función de lograr lo que se quiere.

Manuel: Primero te voy a pedir mencionar algunos elementos sobre las dos primeras preguntas que hacías, porque además considero que es vital para cualquier debate que se dé sobre estos temas ahora mismo. Sobre el programa o sobre las jornadas no me siento en condiciones de hablar mucho porque la recomendación vendría de muy cerca, pues hace varios años tengo la responsabilidad de presidir el comité organizador de esta jornada.

Por lo tanto, sobre eso solo voy a comentar que detrás de las Jornadas Cubanas Contra la Homofobia y la Transfobia ha habido en estos catorce años, en estas catorce ediciones, mucho esfuerzo de muchísimas personas que los ha movido —que nos ha movido, y ahí también ha estado Teresa, también ha estado Yamila.. han sido partícipes de estos refuerzos— pues a todas estas personas que hemos estado detrás de las jornadas nos ha movido en principio nuestro compromiso con la justicia social. Más allá de un rol institucional, nos ha movido eso.

Y cada jornada es un espacio de aprendizaje, después que terminan hacemos balances en los que muchas veces alguien decía “nos apretábamos demasiado la tuerca y nos exigimos demasiado”, pero creo que esa es la única manera de poder ir afinando nuestro accionar como activistas, como impulsores de esta iniciativa desde el lugar que la estemos impulsando.

Y sobre el tema que tú nos comentabas —¿dónde estamos actualmente?— a mí me gustaría decir que, por supuesto, en 2021 seguimos viviendo en una sociedad cubana patriarcal. Pero fíjate, una sociedad cubana patriarcal que comienza a dar claros signos de erosión de este sistema de dominación y lo voy a sostener en tres elementos fundamentales:

Primero en la existencia de un Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030, que yo siempre digo es la concreción de la voluntad política —o una de las concreciones de la voluntad política— del Estado cubano, para no hablar de esa frase de voluntad política sin aterrizarla concretamente. En este caso este es un plan que obliga el accionar estatal, el accionar de las instituciones, y justamente en este plan, en este programa de estado, se hace descansar la idea de sostenibilidad y la idea de prosperidad del Estado socialista cubano en la necesidad o la urgencia de ir contra todo tipo de discriminación, incluyendo la orientación sexual y la identidad de género. Esto es un tema que está planteado de manera clara desde 2017.

El otro tema es la Constitución, no voy a abundar porque puede ser una pregunta de las que se pueda formular, y además lo he dicho ya en varios espacios —espacios públicos—, una constitución de este tipo que desde mi punto de vista blinda los derechos de las personas LGBTIQ+ en el ámbito constitucional, que no es suficiente, que no es el único, que tiene que estar respaldado por un proceso de desarrollo a nivel de normas de nivel inferior, de normas jurídicas, no solo leyes propiamente dichas sino otras normas jurídicas a diferentes niveles que tienen que garantizar los derechos reconocidos.

¿Termina la lucha con la concreción del matrimonio igualitario?

Y yo diría que otro de los elementos que nos colocan en clave de percibir esos claros signos de opción de patriarcado son todas las modificaciones de las normas jurídicas que tenemos a futuro, y específicamente la manera en la que se está proyectando un posible Código de Las Familias, y ya sobre eso hablaba Yamila. Y les quiero comentar que, además, si lo llevamos a este mes que estamos viviendo, vamos a ver una sintonía increíble en la implementación de las Jornadas Cubanas Contra la Homofobia y la Transfobia. Hoy, por ejemplo, el 15 de mayo [el debate ocurrió el día 16], el Presidente y Primer Secretario del Partido tuitea por el Día Internacional de Las Familias y lo hace sobre el spot al que Yamila hizo alusión. Un spot que pone sobre la mesa a todas las familias, incluyendo las familias conformadas por una pareja donde una persona es transgénero y familias conformadas por dos mujeres lesbianas y dos hombres gais. Yo creo que eso es un mensaje muy potente a nivel político, que nos permite ver por dónde va el asunto.

Se me ocurre colocar sobre la mesa cómo las emisoras, los telecentros y los periódicos provinciales han respondido con trabajos centrales sobre las formas de expresar nuestra sexualidad de manera no hegemónica, la visualidad de ministerios de organismos, de instituciones, el tuit del presidente que les comentaba, el propio sitio de la presidencia de Cuba emitiendo en redes los spots de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia, el comentario de Abdiel Bermúdez que fue muy interesante, muy atinado. Desde los propios espacios de las Jornadas Cubanas contra la Homofobia y la Transfobia ahora mismo se está transmitiendo la Gala Cubana Contra la Homofobia y la Transfobia.

Ayer fue, yo creo que fue relevante la Mesa Redonda, donde dos de sus participantes —por primera vez representando a las poblaciones de mujeres lesbianas y a las personas transgénero cubanas— pudieron hablar en primera persona sobre sus necesidades, sobre sus vivencias y sobre sus aspiraciones.

Todo esto yo estoy claro [de que es] un escenario de contradicciones, porque por ejemplo hoy estuve siguiendo el tema de la película [Ammonite] donde se mutiló, se censuró una escena de sexo entre dos mujeres. Y por supuesto ahí están las contradicciones y esas son contradicciones que hay que agarrar con la mano. Y yo sobre eso quiero destacar algo. Alguien decía en un post “¿de qué vale la Mesa Redonda o el comentario del NTV si hoy vemos que se censura una película?”

Yo no sería tan absoluto y propondría un análisis a la inversa: ¿de qué vale que no se hubiese censurado una escena entre dos mujeres o entre dos hombres o entre la pareja que fuera, una escena con contenidos sexuales, de qué vale esto si no estuviera concretándose la voluntad política de manera particular en espacios tan trascendentales como la Mesa Redonda, el Noticiero Nacional de Televisión y otros espacios? Digo yo, para que pensemos —lo uno no justifica lo otro— evidentemente si la censura se corrobora no es justificable, sobre todo porque no tiene un respaldo ni una cabida en las proyecciones políticas actuales.

Manuel: A mí me parece interesante agregar que en Cuba, como en muchos lugares del mundo, y cuando digo “como en muchos lugares del mundo” lo digo sobre la base de la experiencia que he tenido en mis relaciones de trabajo con otras organizaciones de otros países, lo digo partir de la experiencia que he tenido como miembro del consejo regional de ILGALAC [Asociación Internacional de Gais, Lesbianas, Bisexuales, Trans e Intersexuales], electo en la VI Conferencia Regional de la IGALAC que tuvo lugar en La Habana en mayo de 2014, lo digo con base en esa experiencia acumulada, no lo voy a dejar descansar en suposiciones o ningún posicionamiento que no esté debidamente fundamentado.

El activismo independiente y desde las instituciones.

Entonces decía que, tanto aquí como en otros lugares del mundo hay diversos activismos, hay distintas formas de hacer activismo. Hay activismos que entroncan más con el trabajo comunitario; hay activismos que dialogan más con los espacios, con los entornos virtuales y de ahí el llamado ciberactivismo; hay activismos que como tú bien decías están más vinculados o están en diálogo con instituciones estatales.

Hay otros activismos que, aunque abordan temas relacionados con derechos de modo general, con derechos humanos, tienen una esencia más de promoción de salud —o al menos iniciaron desde ese lugar—, estoy pensando en grupos de activistas que tienen más de veinte años de trabajo en este país y que surgieron a partir de la urgencia de hacerle frente, desde la sociedad civil, a la epidemia del VIH/SIDA, estoy hablando de la Red HCH que tiene más de veinte años de fundada y que fueron motivadas justamente por un resorte vinculado a la promoción de salud y después han ido digamos, moviéndose o han ido simultaneando sus apoyaturas con un enfoque más ligado al de derechos humanos.

“Hay una tendencia en el ámbito nacional a satanizar el activismo que está de manera clara y abierta vinculado a instituciones.”

Y también hay otros activismos que se realizan —algunos a título individual, otros a título no tan individual—, digamos, más despegados de las instituciones, aunque yo digo [que] no pudiera existir un activismo efectivo que se piense sobre la base de la imposibilidad del diálogo con las instituciones porque, definitivamente, ese proceso de reivindicación de derechos nos ubica en un necesario escenario de diálogo y de negociar con las instituciones estatales que, en última instancia, somos quienes tenemos la responsabilidad, cada quien desde su lugar con sus mandatos institucionales, de acompañar, de reconocer y de garantizar estos derechos de los que estamos hablando.

Yo creo que el tema de los activismos no surge el 11 de mayo de 2019, sin embargo, ese 11 de mayo se dio un suceso sobre el cual yo creo que es válido discutir y que no lo hemos hecho lo suficiente desde distintos lugares. Yo creo que eso que se dio ese 11 de mayo nos invita a reflexionar sobre lo que sucedió ahí y pudiera igual conducirnos a reflexionar sobre el estado actual de los activismos que se dan en nuestro contexto. A mí me gustaría señalar que hay una tendencia en el ámbito nacional a satanizar el activismo que está de manera clara y abierta vinculado a instituciones, y definitivamente yo no puedo legitimar posicionamientos de este tipo porque sería incorrecto satanizar a uno u otro activismo por el hecho de su vínculo con instituciones estatales.

Yo creo que eso es un punto importante. Como tampoco estaría bien satanizar a formas de activismo que se hacen sin un vínculo con la institución, que repito, no significa que no pueda haber diálogo con la institución o con las instituciones. Yo creo que en ese sentido [existe] la necesidad de generar diálogos, no desde las violencias que muchas veces intentamos denunciar. Y eso es algo que yo estoy observando, yo decía —y lo pienso— [que] hay que ganar mucho en los procesos de negociación y de diálogo como parte de las agendas del activismo, sobre todo del activismo que se está haciendo sin una afiliación o sin una alianza concreta con las instituciones.

Yo creo que las demandas —que además eso forma parte de un proceso que está súper estudiado y sostenido en evidencia científica— son los procesos de auditoría social, son esos procesos desde los cuales la sociedad civil interviene, alerta, critica sobre la gestión que hacemos las instituciones estatales, y que es un proceso necesario, pero mucho tenemos que pensarnos cómo hacemos este proceso.

Porque las demandas como activistas no podemos montarlas sobre dispositivos inquisitoriales y muchas veces violentos, si nuestro activismo se apoya o tiene sus apoyaturas fundamentales en el logro de la dignidad humana, en reivindicar un grupo de derechos que nos han sido arrebatados. Y en este caso yo formo parte de ese colectivo porque, aunque tenga un rol como funcionario público, soy parte de este colectivo y he experimentado un grupo importante de expropiaciones de mis derechos y un grupo importante también de vulneraciones a lo largo de mi historia vital. Pero no puede ser [el activismo] sobre la base de una demanda inquisitorial, no puede ser sobre la base de pensar que tenemos todos los elementos sobre la mano sin ver qué hay del otro lado desde el cual se toma una decisión.

Yo creo que la riqueza del asunto —estemos o no conectados con instituciones— es la posibilidad de dialogar sin predisposición o sin prejuicios, porque ahí también estamos atravesados por otros posicionamientos que tenemos en los propios activismos, que pueden ser posicionamientos ideológicos, por supuesto, pero que pueden ser un montón de otros posicionamientos respecto a la manera en la que vemos la vida, posicionamientos incluso religiosos, filosóficos…

“Hay que ganar mucho en los procesos de negociación y de diálogo como parte de las agendas del activismo, sobre todo del activismo que se está haciendo sin una afiliación o sin una alianza concreta con las instituciones.”

Yo creo que también hay que llamar la atención en esta clave que les estoy diciendo sobre una posible superposición de agendas. En la reciente conferencia de prensa que tuvo lugar como antesala de las Jornadas Cubanas Contra la Homofobia y la Transfobia, un periodista de una agencia extranjera acreditada en Cuba me preguntaba qué opinión tenía yo sobre justamente los llamados activistas independientes, yo diría los activistas, cualquiera que no esté vinculado a la institución.

Y yo decía que en lo personal, y como representante de la institución, no sostenemos un criterio de deslegitimación de ese activismo, que solamente alertábamos y nos manifestábamos contrarios a grupos de activistas o activistas individuales, sobre todo activistas individuales, que superponen su agenda —y esta es mi opinión personal y por supuesto, con base en ello y con el respeto que merece cada una de nuestras posiciones personales— y entonces, parapetado en una reivindicación de derechos LGBTIQ+, realmente lo que hay es una acción de dinamitar de manera constante y muchas veces no sostenida en evidencia, la gestión de instituciones, sobre todo la institución de Cenesex, y ahí también entonces tengo que hablar de la necesidad de repensarnos como activistas —todos, aquí ahora sí estoy hablando de todos y todas— sobre nuestras agendas y sobre tratar de construir agendas que no solo estén centradas en demandas, sino también en propuestas y en propuestas de cambios donde nos involucremos nosotros y nosotras y nosotres como agentes de esos cambios, como personas que pueden contribuir a esos cambios.

Y por supuesto, ahí también tengo que poner sobre la mesa —porque lo considero, porque lo he vivido, porque lo he experimentado— que tendríamos que pensarnos si es realmente efectivo, saludable y si contribuye a nuestras luchas, porque tenemos evidentemente objetivos comunes, que algunas agendas de algunas maneras de hacer activismo estén centradas única y exclusivamente en la crítica a otras instituciones.

Yo creo que tenemos que dar un salto cualitativo, más allá de insatisfacciones e incluso más allá de errores o desaciertos que podamos tener las propias instituciones, porque también cuento con eso, o sea, también cuento con que puedan existir desaciertos, errores y acciones no acertadas por parte de las propias instituciones.

“Con el Código de Las Familias, ¿podemos decir que en materia jurídica ya se cumplirían todos los derechos? ¿Cuál es la opinión de los panelistas respecto a que la propuesta del Código de las Familias vaya a referendo?”

Kenneth Fowler: Voy a leer ahora una pregunta que nos han dejado a través del bot y creo que eso me puede dar el pie forzado para llegar a las últimas intervenciones, las intervenciones de cierre de nuestros panelistas. Jannet me deja una pregunta que dice: Con el Código de Las Familias, ¿podemos decir que en materia jurídica ya se cumplirían todos los derechos? ¿Cuál es la opinión de los panelistas respecto a que la propuesta del Código de las Familias vaya a referendo? ¿No es un riesgo que no se apruebe? Si este código no fuera aprobado, ¿cuál sería el camino a transitar? Entonces dejo los micrófonos abiertos a los panelistas y cuando hayan logrado responder la pregunta de Jannet pudiéramos ir llegando a las intervenciones finales.

Teresa: Yo, personalmente, no soy jurista y por supuesto no lo voy a manejar desde ese punto, yo lo voy a manejar como simple activista y ciudadana. Tengo entendido que los derechos humanos son inalienables y que no se refrendan, tengo entendido que los derechos humanos se reconocen y en este sentido no estoy de acuerdo con que un derecho humano tenga que llevarse a un referendo, porque eso significa que está expuesto a que las personas, movidas por sus prejuicios, movidas por todos los esquemas, por una educación sexista que han tenido toda la vida, elijan que no, que no tenemos derecho a matrimonio, que no tenemos derecho a reconocimiento de nuestras familias. Lo que pasa es que también tengo mucha fe en nuestra Constitución y en todos los artículos que hay en ella que avalan que no es posible oponerse a los derechos de las personas.

Ahí está en el Artículo 42, lo decía Yamila, lo ha dicho Manuel en otras ocasiones, pero [también] está el Artículo 1 de la Constitución. La Constitución tiene muchísimos artículos y realmente sería un sinsentido permitir que ese referendo impida que se cumpla lo que está establecido por esos artículos. Pero yo, Teresa de Jesús, como persona independiente en este sentido, pienso que los derechos no se deben de refrendar, los derechos no se deben llevar a referendo, sino que los derechos simplemente se reconocen.

Sobre el referendo al Código de Las Familias.

amila: Con respecto al referendo. Obviamente estamos ante una situación en que llevar a referendo cualquier norma jurídica, como se llevó la Constitución, puede sencillamente poner, no quiero decir en riesgo, pero definitivamente hay una posibilidad de que la norma de que se trate se apruebe o no se apruebe. De ahí la importancia de llevar una política, un programa, un plan vinculado a la comunicación, muy importante, de cómo todos los activismos, como hemos estado hablando, como han estado hablando ustedes en todo este tiempo, sean súper activos en la fórmula de mejor calidad para llevar adelante el trabajo con nuestras poblaciones, de eso es no cabe duda.

Ahora, igual que se desarrolló la consulta popular y el referendo de nuestra Constitución, en que se incluyen derechos, porque nosotros aprobamos en nuestra Constitución un título que se dedica completamente a derechos, deberes y garantías —y fue llevado a referendo— pero no se llevó uno de esos derechos en específico, sino que se llevó todo un texto constitucional, con todo lo que ello conllevó y llegamos, lo aprobamos en referendo. Lo que hizo la Asamblea Nacional [del Poder Popular] y se incorporó a una de las Disposiciones de la Constitución —que todos no, pero que el 86% de nuestra población aprobó— fue trasladar esas fórmulas participativas que se utilizaron en la Constitución al Código de Las Familias.

“Los derechos no se deben de refrendar, los derechos no se deben llevar a referendo, sino que los derechos simplemente se reconocen.”

Eso no quiere decir que el Código de Las Familias sea la única legislación que en la práctica cubana vaya a tener esa posibilidad de consulta popular y referendo, fue una de las cuestiones que se decidió en su momento, que se aprobó en el propio referendo de la Constitución.

Ahora, una cuestión muy importante, más allá de que estemos o no a favor, nos guste o no, consideremos que es un riesgo o no, que todos son pensamientos y temores legítimos por completo, nosotros no estamos llevando en el Código de Las Familias un derecho a plebiscito, a referendo, no es eso. Estamos llevando todo un cuerpo normativo, todas las instituciones del derecho familiar, todas las instituciones jurídicas familiares, estamos hablando del matrimonio y de las uniones de hecho, pero junto con el matrimonio, estamos hablando del divorcio, de la nulidad del matrimonio, del régimen económico del matrimonio…

En uniones de hecho una cosa muy interesante es que el propio Artículo 82 diferencia a matrimonio y uniones de hecho como instituciones con entidad propia, que es algo que no ocurre en la actualidad, es decir, en la actualidad se asimila la unión de hecho al matrimonio y solamente hace falta para ello formalizarlo y reconocerlo judicialmente.

Ahora, estamos hablando de que con el nuevo texto constitucional lo que se va a llevar al Código son dos instituciones con entidad propia que tendrán sus requisitos, sus estilos, todas las cuestiones vinculadas a su desarrollo. Pero estamos hablando [también] de la afiliación, de las relaciones parentales; estamos hablando de las instituciones de guarda y protección, de lo relacionado con las personas adultas mayores, las personas con discapacidad, con respecto a los propios cuidadores que también necesitan una protección; estamos hablando del reconocimiento a figuras tan importantes y mecanismos para que estos derechos no se queden en lo abstracto, sino para que se puedan ejecutar, por ejemplo para otros parientes, más allá de madres y padres, en las relaciones con niños, niñas y adolescentes.

Estamos hablando de los derechos de las abuelas y los abuelos, de otros familiares que cuidan niños, niñas y adolescentes estamos hablando de los derechos y de reconocimiento y de garantías para las madres y padres afines, es decir, las madrastras y los padrastros. Así que pudiera estar hablando ahora de toda la gama de cuestiones que va a llevar este Código, por lo tanto, no se va a llevar a referendo un derecho, se va a llevar a referendo todo el contenido integral, todas estas instituciones, porque la Asamblea Nacional [del Poder Popular] consideró que, por la importancia y por la trascendencia que tenían las instituciones familiares en la población —y ello obviamente de alguna manera salió en el debate constitucional —, era necesario que se llevara a consulta popular y referendo. Y reitero que, más allá de nuestro criterio personal en [cuanto a] lo que esto puede llevar, considero que tenemos que informarles a nuestros activistas y a la población en general lo que se va a consultar y lo que se va a llevar a referendo, para que tampoco exista una equivocación en esto.

¿Cómo se educa a la población?

Además, déjenme decir una cosa muy importante, habrá personas [en desacuerdo] —como nos pasó en la Constitución— no todo el contenido íntegro de la Constitución necesariamente [me tiene que gustar] —en lo personal, me puede gustar y puedo considerar que todos los artículos son lo perfecto— pero cuando aprobé la Constitución, cuando di el sí por la Constitución, aprobé la esencia de un proyecto social, todo lo fundamental que consideré que era de mayor peso. Eso mismo nos va a pasar con el Código, puede ser que haya cuestiones con las que yo no esté de acuerdo y que desde lo personal —vamos a poner lo que va a ser el debate, realmente uno de los debates más importantes sobre el tema del matrimonio, sobre el tema de la adopción, sobre el tema de la reproducción asistida para las parejas del mismo género o para personas solas— pues sencillamente las personas que no estén tentativamente de acuerdo con eso, necesariamente tendrán que saber las otras cuestiones que se van a incluir en el proyecto y que las van a beneficiar.

Nada más tenemos que pensar en todos los retos que tenemos por delante, todas las necesidades y todos los conflictos familiares que un código de hace más de 45 años no soluciona hoy, incluso para las propias personas LGBTIQ+, porque también estas personas son abuelas, abuelos, son madres, son padres, son cuidadores, son personas que se cuidan, en fin [que] es una riqueza increíble de los contenidos.

Otra pregunta que se hacía era ¿qué pasaría si el referendo dijera que no, es decir si la mayoría de la población votara que no? Bueno, a mí no me queda otra cosa que pensar, no sé qué cree Manuel también que es jurista como yo, pero desde mi punto de vista lo que va a ocurrir es que va a quedar vigente el código de 1975, vamos a quedar por tanto con una norma jurídica que va a ser absolutamente insuficiente para responder a las necesidades de las familias cubanas y tendrá que llevarse en un momento posterior un proyecto de Código de Las Familias a la Asamblea Nacional [del Poder Popular] para ser discutido y aprobado, y no necesariamente llevado a consulta popular y referendo, porque tendría que ser otra decisión de la Asamblea que esto ocurriera, no es necesariamente que eso vaya a ocurrir. Son mis criterios personales, yo creo que tenemos que informarle bien a la población todo el contenido en la medida que se vaya dando a conocer el contenido del anteproyecto, todas las cuestiones que pudieran tenerse para que las personas conozcan, y conozcan todo lo que está implicado en sus vidas y en sus familias ese futuro Código de Las Familias.

Manuel: Voy a tratar de dar una respuesta muy sucinta a los varios temas que integraron la pregunta de la persona. Primero, ¿si se aprobara un Código de Las Familias ya habríamos llegado a la cima en relación con el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTIQ+? Pues la respuesta, desde mi perspectiva —y yo creo que hay consenso sobre eso— es no, de hecho, no hay nada más alejado de la realidad. El código de Las Familias, como bien Yamila dijo, en caso de aprobarse en los términos en los que se debe estar presentando el proyecto con todas las cuestiones que ella esbozó, y que tienen que estar en sintonía con nuestra actual Constitución, pues resolvería o daría respuesta o garantizaría solo un grupo de derechos, aquellos derechos que están vinculados al ámbito jurídico-familiar. Pero, incluso hay un grupo de derechos vinculados al ámbito jurídico-familiar que no quedarían completamente garantizados en este Código de Las Familias y pongo un ejemplo.

Es el caso del acceso a la reproducción asistida para las parejas del mismo género y para otras personas que, sin ser LGBTIQ+ en sus proyectos de vida contemplan la formación de familias sin que exista ni un matrimonio ni una pareja estable. En ese caso, aunque el Código de Las Familias debe sentar las bases para que se reconozcan las técnicas de reproducción asistida como un hecho generador de filiación, o sea como un hecho que genera vínculos filiatorios, este tema tiene que ser necesariamente desarrollado por normas específicas, que serían competencia del Ministerio de Salud Pública, para poder garantizar concretamente el acceso a estas técnicas de reproducción humana asistida.

“¿Si se aprobara un Código de Las Familias ya habríamos llegado a la cima en relación con el reconocimiento de los derechos de las personas LGBTIQ+?”

Este es un ejemplo que les pongo pero definitivamente, como bien decía Teresa, la lucha de las personas LGBTIQ+ debe estar enfilada en nuestra dignidad como seres humanos, que no se reduce a los derechos relativos al ámbito familiar, que no se reduce a la posibilidad de poder dar relevancia jurídica a nuestro vínculo, que vendría a ser el matrimonio o la unión según la opción que deseemos —porque deberíamos tener acceso tanto al matrimonio como a la unión, según las perspectivas de las parejas, según los proyectos de vida de las parejas. Hay un grupo importante de derechos que tienen que garantizarse en otras normas jurídicas.

Yo en la Mesa Redonda hablaba de los temas de la protección ante cualquier violencia basada en nuestras orientaciones sexuales y nuestras identidades de género. Eso tiene que tener cabida en el Código de Las Familias para el ámbito familiar, pero un posible Código Penal tiene que responder de manera efectiva a esta situación. Y, por ejemplo, en el ámbito procesal Yamila hablaba del llamado Código de Procesos. En el ámbito procesal tienen que haber suficientes cauces procesales para que las personas LGBTIQ+ podamos acceder a los mecanismos judiciales para reivindicar nuestros derechos y ofrecer tutela judicial efectiva a nuestros derechos.

Pero también en el ámbito administrativo, específicamente en el ámbito contravencional, esas normas jurídicas que contienen contravenciones, que contienen conductas prohibidas que —sin ser delitos penales— se prevén determinadas consecuencias jurídicas como multas, cartas de advertencia, posibles órdenes de alejamiento o restricción de acercamiento de una persona a la otra. Esos son otros de los temas que nos quedan pendientes y que no vamos a resolver con un Código de Las Familias.

[También quedarían] los temas asociados a la discriminación en el ámbito laboral, sobre todo respecto a las identidades de género o expresiones de género no hegemónicas, esto no se va a resolver en el Código de Las Familias. Estoy pensando también el reconocimiento del derecho de las personas trans a que se les reconozca —valga la redundancia—, jurídicamente, su identidad de género a través de procesos expeditos, no judicializados y despatologizados; eso tampoco se va a resolver con un Código de Las Familias.

Eso tendría que resolverse en una posible modificación de la Ley de Registro Civil y de su Reglamento. Y quizás si me pongo a pensar se me pueden ocurrir un montón de otros derechos sexuales que necesitan el pronunciamiento institucional, que necesitan el respaldo legal y que no va a ser en este Código de Las Familias porque simplemente no es el entorno jurídico para ello.

Además, como guinda del pastel, está algo que Yamila había dicho, llegaremos a un punto en el que tengamos todas las normas jurídicas necesarias para reconocer y garantizar nuestros derechos. Quedará entonces el reto —o permanecerá el reto— del cambio cultural. Yo en los últimos días he sido un poco criticado en algunos muros de Facebook y cuentas de redes sociales cuando he dicho: “sostengo y defiendo —y esto lo sostengo basado, por supuesto, en evidencia científica— que uno de los obstáculos principales para garantizar los derechos —no solo a nuestro país sino en cualquier contexto—, son los mitos y los prejuicios que sostienen las conductas discriminatorias”.

Porque les digo, como dije también en la Mesa Redonda, cualquier resistencia de un funcionario público a reconocer un derecho, o cualquier resistencia a tratar dignamente a una persona LGBTIQ+ o a cualquier otra persona que no encaja en su ideal, en su perspectiva de lo legítimo, de lo sano, de lo exitoso, detrás de esa negativa, detrás de esa conducta discriminatoria lo que hay es un mito, lo que hay es un prejuicio, lo que está justamente es el patriarcado. Y al patriarcado lo sostiene fundamentalmente un poder cultural, y un poder cultural que cuando usted lo operacionaliza, lo que hay ahí hasta los tuétanos son los mitos, son los prejuicios.

Por eso estoy diciendo que, incluso teniendo un ordenamiento jurídico ideal, nos quedará el reto del cambio cultural, porque entonces los operadores del sistema jurídico tienen que interpretar esas normas jurídicas, pero también tendríamos que, los destinatarios y destinatarias de las normas, tener las herramientas para ejercer nuestra ciudadanía, para saber qué derechos nos asisten, para saber cómo reivindicarlos. Y por supuesto estará la gran mayoría de la población, que quizás no son los destinatarios de estos derechos específicos cuando estamos hablando de derechos de personas LGBTIQ+, pero que son claves para lo que los juristas llamamos realización del derecho, para que el derecho sea efectivo.

Y es lo que yo también identifico con el respeto de la otredad o el respeto de las terceras personas como un resorte fundamental para que yo disfrute de mi derecho, si no vamos a vivir permanentemente haciendo denuncias en procesos judiciales, si las personas no están en esa clave de respetar nuestros derechos. Insisto, la actualización del ordenamiento jurídico no debe esperar por que se produzca el cambio cultural, o el proceso de transformación social, o el proceso educativo, no estoy diciendo esto. Los cambios legislativos urgen, pero en paralelo no podemos perder de vista estos otros desafíos.

“Llegaremos a un punto en el que tengamos todas las normas jurídicas necesarias para reconocer y garantizar nuestros derechos.”

Respecto al tema del referendo, yo no voy a abundar más sobre este punto porque voy a ser muy sincero. En el punto en el que estamos, el hecho de debatir si se debió llevar o no a referendo, para mí, en este contexto y con las urgencias que tenemos y con las prioridades que tenemos, es irrelevante. No obstante, voy a dar mi opinión personal. Mi opinión personal como jurista, como activista, es que el Código de Las Familias no tenía por qué llevarse a referendo. Pero ese ya es un hecho, la realidad ya está, y como jurista y como activista, yo prefiero poner mi mirada en ese referendo como un reto y prefiero poner mi mirada en ese referendo como una consigna que debe ser leída por las y los activistas en clave de generar y movilizar —no solo movilizarnos como activistas— sino movilizar a todas las personas a las que podamos influir, para que vayan a las consultas, para que se expresen en el proceso de consulta y para que definitivamente voten positivamente en un referendo.

Yo también quería aportar que, aunque no estuve en su momento de acuerdo con el referendo, ello no significa —porque también se intentó decir que era jurídicamente incorrecto llevar a referendo el Código de Las Familias por esta idea— que ha sido acríticamente asumida por algunos activistas, de que “los derechos humanos no se refrendan”.

Un grupo de elementos los dio Yamila de manera clara, el referendo no es sobre un derecho humano, es sobre una norma jurídica que contiene más elementos y no solo derechos humanos, aunque evidentemente los contiene y corremos los riesgos que ya ella comentó y el riesgo que la propia persona que formuló la pregunta ubicó sobre la mesa. Por ejemplo, los textos constitucionales, que son las normas jurídicas supremas de cualquier ordenamiento jurídico, que además contienen por excelencia el tema de los derechos y sus garantías, siempre son llevados a votación popular en cualquiera de sus variantes y son una norma jurídica que contiene derechos humanos.

Consideraciones de Verde Gil Jiménez.

Como les dije, este no es el punto en el que me voy a detener pues justamente yo considero que ahora mismo nos debe ocupar el compromiso, desde los activismos, de cómo asumir ese proceso de referendo. Y si no se llega a probar el Código de Las Familias en un proceso de referendo va a suceder lo que les dijo Yamila, tendríamos el código de 1975, pero tendríamos  entonces un código inconstitucional y nuestra Asamblea Nacional del Poder Popular tendría que pronunciarse sobre esa inconstitucionalidad y, en definitiva, tendría que presentarse un nuevo anteproyecto de Código de Las Familias porque lo que sí está claro es que el código de 1975 no es compatible en modo alguno con nuestro nuevo texto constitucional y sobre todo con el Artículo 40 que pacta la dignidad como el valor supremo para interpretar los derechos humanos en nuestro contexto, y con el Artículo 42 y el Artículo 81 y [el Artículo] 82.

Kenneth Fowler: Tengo una pregunta de JF que dice: ¿Cómo se educa a la población para que comprenda la importancia de declarar y hacer valer el derecho de las personas LGBTIQ+ sin que parezca una imposición o una moda, como algunos informalmente dicen? Verde, si pudieras comentar sobre eso y entonces eso daría pie a un comentario bien corto sobre qué no falta y cuál es el camino a seguir.

Verde: Yo quería hablar un poquito más sobre los desafíos de la comunidad trans, que al final es la comunidad que más represento. Pero para responder la pregunta sin redundar en lo que ya dijeron otros panelistas, creo que la manera de educar y de hacer de crear conciencia sobre la importancia de los derechos de la comunidad, siempre es partiendo de los puentes comunes, de un enfoque humanista, que no sea sectario, en vez de ese enfoque de algo superfluo o pasajero; que se haga entender desde las cuestiones elementales de derechos intrínsecos de cada persona, se reconozca, se respete y sobre todo se parta de una idea de equidad social, no de buscar entonces derechos civiles para una minoría, ni mucho menos; se trata precisamente de dignificar a personas que ahora mismo están vulnerables y tienen menos derechos.

Creo, como decía antes, [que debe educarse] desde un discurso que sea inteligente, que sea persuasivo, pero en el buen sentido, que sea de sensibilizar, desde su experiencia, desde el punto anecdótico que también es muy importante, desde una comunicación que también se apoye en elementos gráficos, visuales, para que las personas también busquen más apoyo para comprender fenómenos que a veces en abstracto son difíciles de entender.

Y desde un acercamiento humano; es mucho más fácil que la personas entiendan si los propios agentes de las campañas comunicativas, si las propias figuras docentes, si las figuras que vayan entonces a dar una especie de conferencia o conversatorio sobre el tema son personas propias de la comunidad [LGBTIQ+], siempre con la cuestión de partir de esa experiencia vivida y no de esa teorización ajena.

Tengo amistades muy diferentes, personas que tienen criterios ideológicos opuestos a mí; tengo personas que practican la fe, y con todo y eso, con el diálogo, con la compresión, con el respeto, con la calidez, hemos llegado a establecer puntos comunes; hemos llegado a poner por delante el afecto y toda la afinidad. Al punto que son personas que, aun teniendo esos posicionamientos ideológicos contrarios, teniendo esas concepciones sobre la filosofía de la vida, sobre la religión muy diferentes a la mía, han logrado reconocer la importancia de respetar, de defender, de querer dentro de su sociedad que las personas de las comunidades LGBTIQ+ tengan los mismos derechos que tienen las personas que no son de la comunidad. Creo que es la manera.

Teresa: Mi experiencia como profesora durante veinticinco años es que tú educas cuando creas empatía, cuando logras que las personas se pongan en el lugar de la otra persona, el lugar del personaje de un libro o en lugar de ser humano que te está contando su historia de vida. Yo creo que la mejor manera de educar, sin dar teque, sin imposiciones, es cuando tocas las fibras más sensibles de la humanidad, de la otra persona y cuando la otra persona se da cuenta de que también puede encontrarse en esa situación o una situación parecida, aunque no por los mismos motivos. Esa es la mejor manera de educar.

¿Qué hace falta? ¿Perspectivas [futuras]? Hay que trabajar mucho en el respeto y el respeto de unos hacia otros. Hay que trabajar mucho realmente en la capacidad de comprender que la esencia humana va más allá de una orientación sexual, una identidad de género; va más allá de un color de la piel, de una religión o una ideología; la esencia humana sencillamente estaría en darte cuenta de que, por muy distinto que tú creas que eres de la otra persona, vas a sufrir o te vas a alegrar por las mismas cosas prácticamente.

Yamila: Yo creo que es un tema que ha transversalizado este debate, los retos que tenemos en materia de sensibilización, de educación y de capacitación también. Yo, como jurista, además diría desde el enfoque de la cultura jurídica, que tanta falta nos hace, porque es importante que las personas no solo conozcan sus derechos en abstracto, sino también que los conozcan para el ejercicio efectivo cuando se vean vulnerados.

Creo que es una responsabilidad de todas las instituciones, de todas las organizaciones, de todos los activismos, enfocarse en la educación y en la sensibilización de las maneras más adecuadas —digo de las maneras más adecuadas porque hay que saber cómo llegarles a determinados públicos, a determinadas personas. No es proyectarse como que uno tiene un dominio de todo, lo más importante, yo digo que no es lo que uno sabe, sino cómo lo transmite y cómo lo hace llegar a las personas.

Yo creo que en un momento tan importante como este que estamos viviendo, en que necesitamos tanto lograr consensos, lograr sensibilización, la manera en que transmitimos y los enfoques que llevamos son imprescindibles para lograr que las personas realmente sientan que en definitiva estamos hablando de los derechos y que, más allá de criterios y gustos personales, el derecho en sentido general debe ser por igual para todos y todas las personas.

Manuel: Empatía, me encanto eso que dijo Teresa. Es fundamental, esa es la clave de procesos educativos que no solo tienen lugar en la escuela, se puede educar en los rincones y en los espacios más insospechados. Empatía, generar esa capacidad de que la otra persona se ponga en el lugar del sujeto oprimido, como un resorte súper interesante para lograr esa sensibilización, lograr esa educación. Como segundo punto, evidencia científica, nosotros tenemos que sostener o hacer descansar nuestros procesos de educación y sensibilización en evidencia científica.

Está probado que es un arma poderosísima demostrarles a las personas, por ejemplo, que la homosexualidad no se aprende, no se imita, no es posible que se contagie. Y como tercer punto, yo creo que abrazar de manera muy fuerte la idea de que esta lucha, que persigue la justicia social, que persigue la dignidad humana, que busca reconocer los derechos de las personas LGBTIQ+, no implica expropiar al resto de las personas de sus derechos, implica generar un estado, implica generar un espacio donde todas las personas quepamos, convivamos en armonía, y donde todas las personas tengamos todos los derechos.

Fuente: cubacimarronas.cubava.cu

Ver además:

Declaración  Cimarrona: https://cubacimarronas.cubava.cu/

Programa Nacional para el Avance de las Mujeres: http://www.granma.cu/pensar-en-qr/2021-04-05/por-que-un-programa-nacional-para-el-adelanto-de-las-mujeres-en-cuba-05-04-2021-21-04-38

Jornadas Cubanas Contra la Homofobia y la Transfobia: http://www.cubadebate.cu/fotorreportajes/2021/05/16/jornadas-contra-la-homofobia-y-la-transfobia-todos-los-derechos-para-todas-las-personas/

Plan de Desarrollo Económico y Social hasta 2030: https://www.mep.gob.cu/es/pndesods/programa-nacional-de-desarrollo-economico-y-social-2030

CENESEX: https://www.ecured.cu/Centro_Nacional_de_Educación_Sexual

Código de Las Familias: http://www.cubadebate.cu/noticias/2021/05/03/aprueban-comision-que-elaborara-el-proyecto-de-codigo-de-las-familias/

Por una Cuba con todos los derechos para todas las personas: http://www.cubadebate.cu/especiales/2021/05/14/por-una-cuba-con-todos-los-derechos-para-todas-las-personas-video/