Dentro de la extensa y profunda labor como pensador de Cintio Vitier se destaca este libro por más de una razón. En primer término porque se trata de una obra de madurez de ideas expresadas antes algunas de ellas y, sobre todo, de una perspectiva de análisis del ethos cubano al igual que de los procederes sustentadores de semejante indagación que fue desenvolviendo a lo largo de los años. Como prueba de ello basta recordar aquellas conferencias que él agrupara en Lo cubano en la poesía, publicadas en 1958, dieciséis años antes de esta pieza que ahora nos ocupa, datada por el autor en 1974, meses antes de haber cumplido los cincuenta y tres años de edad. El alma y el ser cubanos ocuparon siempre no solo la prosa de Vitier, sino también su poesía desde joven, en la que su cuidadosa selección de las palabras fue ejercicio habitual, tanto como lo fueron también los temas que abordó acerca de la espiritualidad.

“Originalidad e importancia para la vida cubana, para la cultura de la resistencia y por el bien mayor del hombre son rasgos que sostienen la vigencia de este libro”. Foto: Tomada de Internet

Pero no se piense que en este caso nos hallamos ante un escrito repetidor de lo ya dicho. Vitier se vale de diversos asuntos y juicios propios que había examinado previamente para darle forma plena a su tema: la eticidad sustentadora del pueblo cubano a lo largo de su proceso integrador como nación y de su plenitud con la Revolución llegada al poder el 1ro. de enero de 1959. Por eso incluye saberes desde diversas disciplinas que van desde la historia del país hasta la psicología social de este pueblo, con el significativo auxilio de su dominio sustancial de nuestra cultura artística y literaria.

Otro elemento interesante de este singular estudio es su sabor ensayística. Vitier elude, a conciencia, sin dudas, la cierta rigidez expositiva a que pudiera obligarle la rigurosidad académica, y entrega sus explicaciones mediante el encanto comunicativo del ensayo, esa manera de conversar libremente con el lector sin obligarlo a una concentración suprema, pero haciéndole degustar el texto. Cada uno de los seis capítulos goza del sabor especial de ese género, ya que pueden ser asimilados por sí mismos, como piezas separadas, aunque el autor evita hábilmente el poner en peligro la unidad estilística, conceptual y expositiva del conjunto de sus páginas. Por ello, apenas añade al pie un número muy pequeño de notas, las que no pretenden certificar cada una de las citas empleadas.

Otra característica es que el análisis de la eticidad no se limita al plano de la conciencia. Con certero y bien sustentado juicio, Vitier explora las ideas desde el siglo XVI hasta el XX: desde Miguel Velázquez, quien en 1547 dijo de Cuba que era “Triste tierra, como tierra tiranizada y de señorío”, hasta Fidel Castro, pasando por las de Heredia, Varela, Luz, Céspedes, Aguilera, Agramonte, Gómez, Maceo, Martí, Mella, Martínez Villena y Guiteras. Mas el lente autoral enfoca además la actuación de esas personalidades junto con la de las grandes mayorías. La eticidad cubana es, pues, para Vitier, pensamiento y acción, especialmente la acción dirigida a alcanzar el nacimiento y el desarrollo pleno de la nación, libre de dominaciones extranjeras y para el bien y el servicio de todos los cubanos.

“Vitier se vale de diversos asuntos y juicios propios que había examinado previamente para darle forma plena a su tema: la eticidad sustentadora del pueblo cubano a lo largo de su proceso integrador como nación y de su plenitud con la Revolución”.

Ese sol del mundo moral no aspira a ser entendida como una obra filosófica, si bien desliza elementos propios de ella, ni tampoco de historia, a pesar de que sigue en estricto orden cronológico aquellos acontecimientos y procesos que van entregando el desenvolvimiento de esa eticidad. Tampoco es un examen a fondo del desarrollo de la cultura artística y literaria, a la que, sin embargo, Vitier acude con frecuencia para fundamentar sus tesis y mantenerse fiel a su objetivo, descrito arriba.

Los objetivos de su empeño nos los da el autor en su Prólogo, al afirmar: “De lo que se trata aquí es solo de señalar aquellos momentos claves en el proceso de forja de la nacionalidad que denotan un fundamento y una continuidad de raíz ética, es decir, una creciente, dramática y dialéctica toma de conciencia”.

Por otro lado, Cintio Vitier demuestra con creces su siempre declarada filiación martiana, en armonía con su religiosidad cristiana, a mi ver afinada esta, gracias a su identificación con el Maestro, y por ello bien lejos de cualquier postura dogmática o eclesiástica. Mirada abarcadora sin esquematismo ni sectarismo, aglutinadora de todo y de todos los que contribuyeron a ese desarrollo de la eticidad como base amorosa de la nación cubana.

Texto que nos ayuda a conocernos mejor y que nos incita a mantener esta dignidad moral que ha acompañado al coraje, la decisión y la esbeltez de este pueblo desde los albores de los rasgos identitarios y del proceso formador de la conciencia nacional. Escrito con la excelencia literaria de un autor de fuste que puede ser disfrutado por el lector menos avezado en estas cuestiones. Originalidad e importancia para la vida cubana, para la cultura de la resistencia y por el bien mayor del hombre son rasgos que sostienen la vigencia de este libro, cuya primera edición en 1975 estuvo a cargo de la editorial mexicana Siglo XXI, y que sus similares cubanas no asumieron hasta 1995, cuando lo entregó Ediciones Unión de la Uneac, institución a la que siguieron la editorial Félix Varela y el Centro de Estudios Martianos, cada una con dos ediciones hasta 2015.

“Un poeta sencillamente enamorado de su patria”. Foto: Tomada de Universidad Central “Marta Abreu” de Las Villas

Siempre molesta esa espera de tantos años para que esta obra apareciera en donde era más necesaria, y donde tenía y tiene sus lectores más interesados; pero no deja de satisfacer que en solo un decenio se haya reproducido en seis ocasiones, clara muestra de la muy favorable acogida por los lectores de la Isla. No podía ser de otro modo, ni podrá serlo en ocasión alguna, puesto que este libro se ha impuesto en la patria que ya tenemos y en la que trabajamos para su sistemático perfeccionamiento. Y hay que cumplir ese llamado implícito que de hecho nos hace a no dejar que disminuya o desaparezca esa eticidad que nos entrega “un poeta sencillamente enamorado de su patria”, como el mismo Vitier se define en el Prólogo. Acompañémosle, pues, en su recorrido siguiendo el sol de la patria, ahora cuando conmemoramos el centenario de su nacimiento el 25 de septiembre de este 2021.

La Habana, abril de 2021


Nota:

Prólogo a la edición de Ese sol del mundo moral concebida por la Colección Bachiller, de la Biblioteca Nacional de Cuba “José Martí”, en ocasión del centenario de poeta y ensayista Cintio Vitier.

1