Álvaro Castillo Granada

Mi Eliseo, Fefé

Y de tanto oír hablar de él, de tantas memorias suyas que me fueron entregadas, de tantas miradas observadas sobre él, fui haciéndome de mi propio Eliseo, de un poeta claro y diáfano, melancólico y feliz; que dotó la realidad de una pátina indeleble: la del recuerdo encontrado y compartido.