El martes 16 se reunieron frente al mar, frente a la Bahía. Esta vez no fue para planificar salidas, discutir de fútbol, teorizar sobre las pruebas o soñar un futuro. Nada es igual para el grupo de la vocacional de Leo. Asumen el duelo y asimilan poco a poco la realidad. Se despidieron de Leo ese día, pero volverán los muchachos y muchachas del duodécimo 25, vendrán hasta el Cuartel de Bomberos con los pulóveres de la graduación, con sus flores, con su luto, con las penas que son ya tan suyas como de toda Cuba.