Contamos con el talento creador y el compromiso de nuestros intelectuales y artistas

Alpidio Alonso Grau
10/2/2021

Un saludo a todos. Amigas, amigos, compañeras, compañeros.

Comienzo agradeciendo al Director de la Biblioteca Nacional de Cuba José Martí, por su colaboración (la suya y la del resto de los trabajadores de la Biblioteca), para realizar esta presentación en el mismo escenario en que hace casi 60 años se produjeran los intercambios memorables entre Fidel y un nutrido grupo de intelectuales cubanos, donde el líder revolucionario pronunciara el discurso con el que concluyeron aquellos encuentros, conocido luego como Palabras a los intelectuales.

Agradezco la presencia aquí de compañeros de la dirección de nuestro Partido, y de un grupo de artistas, de importantes figuras del arte y la literatura cubanos que han venido a acompañarnos esta mañana.

El Ministro de Cultura Alpidio Alonso inauguró esta mañana, en la Biblioteca Nacional José Martí,
el programa de acciones con que se celebrará el aniversario 60 de que Fidel pronunciara
el discurso Palabras a los intelectuales.

Está aquí Miguel Barnet, gran poeta cubano, una figura imprescindible de nuestra cultura, Presidente de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba.

Saludo la presencia aquí de Luis Morlote, presidente de la Uneac; de Abel Prieto, Presidente de la Casa de las Américas; de José Ernesto Nováez, Vicepresidente de la Asociación Hermanos Saíz, que este año cumple 35 años de creada.

De igual manera agradezco la compañía de otros destacados intelectuales y artistas que han venido a compartir con nosotros esta mañana el anuncio de esta celebración.

Porque eso es lo primero que quisiera subrayar: hemos venido a presentar el programa de actividades con que el Ministerio de Cultura, las organizaciones de creadores, los instructores de Arte y el resto de los trabajadores de la cultura vamos a celebrar el 60 aniversario de las palabras de Fidel a los intelectuales. Es decir, concebimos este aniversario como una gran celebración, como una verdadera fiesta de la cultura cubana. Y en esta ocasión, queremos que esa fiesta, que todos los intelectuales cubanos vamos a celebrar, sea en primer lugar una fiesta de los jóvenes.

Han sido los jóvenes quienes han preparado la campaña promocional de este aniversario. Han sido ellos quienes han asumido con toda su energía renovadora la concepción de esta celebración como una nueva oportunidad para continuar profundizando en el diálogo que se inició precisamente con las Palabras a los intelectuales; un diálogo que nunca se ha interrumpido, un diálogo que sigue vivo, un diálogo que continúa siendo necesario y que constituye una divisa fundamental de la política cultural de la Revolución.

Precisamente bajo esa impronta renovadora y fresca del pensamiento de los jóvenes artistas se concibió el diseño de esta campaña, que alude a la metáfora del vaso medio lleno o medio vacío, cuya ambigüedad nos enfrenta al múltiple universo de visiones e interpretaciones que concurren y se entrecruzan en el cotidiano diálogo de los seres humanos.

Fue Fidel quien inició ese diálogo y somos nosotros, y son las más jóvenes generaciones de escritores y artistas cubanos, los depositarios de esa herencia ejemplar; nos corresponde a nosotros mantener viva esa llama, la llama de la participación, del diálogo franco, honesto, transparente entre quienes estamos interesados en vigorizar y fortalecer la cultura cubana. También a esto nos referimos cuando nos decimos comprometidos con la continuidad.

De ahí el lema de la Campaña: “Tienes la palabra”. Se alude, naturalmente, a la frase final de aquel discurso en el que Fidel, mirando al futuro, como siempre hizo, se refiere a la responsabilidad del intelectual con las generaciones que vendrán, “que serán, al fin y al cabo —como afirmó—, las encargadas de decir la última palabra”. Aquí están representadas esas nuevas generaciones, compartiendo con los más veteranos la complejidad de ese diálogo que, lejos de paralizarse, lejos de enmudecer, no ha hecho sino enriquecerse, renovarse, ganar en vitalidad y hondura durante estos 60 años.

Estuvo presente, entre otros grandes intelectuales de la Isla, Miguel Barnet, “una figura
imprescindible de nuestra cultura, Presidente de Honor de la Unión de Escritores y Artistas de Cuba”.

Se trata, por tanto, de una invitación al intercambio, a la confrontación de ideas, a la evaluación responsable de los temas y fenómenos más diversos, sin simplificaciones esterilizantes, sin renunciar a la complejidad y a la profundidad que debe caracterizar el criterio de un verdadero intelectual; criterio siempre presidido por la ética como condición esencial para conseguir que ese diálogo fructifique.

Es muy reconfortante constatar el hecho de que sean precisamente los jóvenes quienes se hayan apropiado de esta celebración, y que sean ellos quienes reconozcan la vigencia y la extraordinaria vitalidad de este discurso fundador.

Con Palabras a los intelectuales se inauguró simbólicamente la Política Cultural de la Revolución. Están en las ideas y en el espíritu de ese discurso la esencia humanista y el profundo carácter democratizador y martiano de esa política, gracias a la cual un país pobre, subdesarrollado, de más de un millón de analfabetos y semianalfabetos, y pese a las innumerables dificultades derivadas del bloqueo imperialista, ha llegado a ser un país de hombres y mujeres preparados, con más de un millón de profesionales universitarios, sembrado de escuelas, universidades e instituciones culturales y científicas que no solo disfruta, sino que comparte, los beneficios de una fuerza de trabajo calificada creada por la Revolución. La gran acumulación cultural de estos años ha sido decisiva para el éxito de la resistencia de este pueblo.

Celebramos, por tanto, el extraordinario saldo emancipador de la política cultural de la Revolución.

Para comprenderlo a cabalidad no debemos pasar por alto el hecho de que este discurso de Fidel fue pronunciado apenas unas semanas después de la declaración del carácter socialista de la Revolución y de la victoria del pueblo frente a la invasión mercenaria por Playa Girón. Es, por tanto, un discurso impregnado del espíritu de ese particular momento de nuestra historia, concebido al calor de los debates de una época preñada de contradicciones, sacudida por la fuerza transformadora del turbión revolucionario.

Recordemos: 1961 no es solo las Palabras a los intelectuales, es también la Campaña de Alfabetización y, como ya dijimos, la declaración del carácter socialista de la Revolución, la victoria de Girón y el primer Congreso de Escritores y Artistas del que nació la Uneac.

Quizás por ello Palabras a los intelectuales es un discurso que trasciende el ámbito de lo artístico literario y, con admirable originalidad, se proyecta mucho más allá, para constituirse en una plataforma inclusiva de extraordinaria amplitud, en una convocatoria sin precedentes a la participación, que mantiene plena vigencia. El mismo revolucionario que en aquellos días convulsos defendía el derecho de la Revolución a existir y a defenderse y que, abocado a esas circunstancias, no dudó en afirmar: “dentro de la Revolución todo, contra la Revolución, nada” es el que, con extraordinaria lucidez, en ese mismo discurso, dejó plasmada una fórmula que mantiene plena actualidad: “la Revolución solo debe renunciar a aquellos que sean incorregiblemente contrarrevolucionarios, que sean incorregiblemente reaccionarios”.

Bajo esa dialéctica se ha gestado el diálogo y se han construido los consensos.

Bajo esos principios, alejados de cualquier dogmatismo, se fundó la política cultural, abierta, inteligente, flexible, de la Revolución. Con esos presupuestos, que reconocen la diversidad y apoyan la experimentación y el riesgo, se han gestado en estos años algunos de los momentos más sobresalientes que puede exhibir el arte cubano en su devenir. No ha sido con criterios mercantilistas, ni promoviendo la banalidad y el facilismo como se ha conseguido el extraordinario prestigio de que disfruta hoy el arte cubano; sino fomentando el pensamiento crítico, la profundidad, el rigor de una vanguardia que ha encontrado en las instituciones el respaldo necesario para su trabajo.

Lo logrado es fruto de esa política. El vigor que mantienen nuestras tradiciones, la amplitud y calidad de nuestra enseñanza artística, el nivel profesional de nuestras compañías danzarias, la extendida y creciente avidez por el teatro, la solidez en la formación y el virtuosismo de nuestros músicos, la diversidad y pujanza de nuestras artes visuales, el prestigio del cine cubano, la masividad de nuestro público lector, son frutos de esa política. ¿De qué otra manera concebir una programación como la que mantienen nuestras instituciones todo el año y un sistema de eventos de una amplitud semejante al auspiciado por nuestras instituciones?

Cierto que la aplicación de esa política no ha sido perfecta, que no ha estado exenta de errores (mucho más cuando debe concretarse en condiciones tan difíciles, en medio de una trinchera); pero por encima de ello nadie podría negar que hay una obra, y que hasta en las circunstancias más adversas ha prevalecido la voluntad de defender la cultura y contribuir al enriquecimiento espiritual del pueblo. “Si no se piensa en el pueblo y para el pueblo —decía Fidel—, es decir, si no se piensa y no se actúa para esa gran masa explotada del pueblo, para esa gran masa a la que se desea redimir, entonces, sencillamente, no se tiene una actitud revolucionaria. Al menos ese es el cristal a través del cual nosotros analizamos lo bueno, lo útil y lo bello de cada acción”.

“(…) Sin cultura, como nos dijo Fidel, no hay libertad posible. Con seguridad, venceremos”.

La Revolución y el socialismo cubanos no podrían entenderse sin la educación y la cultura. La cultura es central en nuestro proyecto socialista. Como dijera Fidel, la Revolución es hija de la cultura y las ideas.

Por eso, aunque no estamos satisfechos con lo realizado y creemos que hay todavía muchas cuestiones que necesitan ser rectificadas en la labor de nuestras instituciones, sentimos un gran orgullo por esa política cultural que nos ha traído hasta aquí.

Por eso Sin cultura, como nos dijo Fidel, no hay libertad posible. Con seguridad, venceremos.

Estaremos, instituciones y creadores, inmersos en la realización de un gran Plan de acciones culturales que quiere estar a la altura de esta celebración y que encontrará escenarios en instituciones y espacios diversos de todas las provincias del país.

Será una oportunidad para dialogar de muchas maneras:

Esta es solo una muestra pequeña de las actividades que se realizarán en torno a este aniversario.

Quisiera terminar esta presentación ratificando nuestro compromiso con la continuidad de la política cultural esbozada por Fidel en sus Palabras a los intelectuales y ratificando el apoyo que continuará brindando el Estado Cubano al trabajo de nuestros artistas y a la defensa y desarrollo de nuestra cultura.

“Sin cultura, como nos dijo Fidel, no hay libertad posible. Con seguridad, venceremos”.

Sabemos lo que representa nuestra cultura frente a los intentos de recolonización puestos en marcha contra nuestros pueblos, y no ignoramos los esfuerzos y los recursos millonarios que se emplean para utilizar la cultura con fines subversivos contra la Revolución. Fracasarán. Para enfrentarlos contamos con el talento creador y el compromiso de nuestros intelectuales y artistas y con la savia nutricia de nuestra cultura enraizada en el pueblo.

El destino y la prosperidad de los cubanos está definitivamente asociado a la defensa y desarrollo de nuestra cultura y de nuestra identidad. Sin cultura, como nos dijo Fidel, no hay libertad posible. Con seguridad, venceremos.

Por eso quiero agradecerles nuevamente su presencia aquí y desde ya les decimos que contamos con ustedes para promover este esfuerzo durante todo el año.

Muchas gracias.

* Presentación del ministro de Cultura Alpidio Alonso Grau del programa de acciones culturales para celebrar el 60 aniversario de Palabras a los Intelectuales a la prensa cubana y extranjera acreditada en Cuba. Biblioteca Nacional de Cuba José Martí. 10 de febrero de 2021.