Cruzada Teatral hacia montañas cubanas por vigesimonovena ocasión

Yaymara Villaverde Marcé
28/1/2019

El juglar de alma, el actor que a la vieja usanza lleva su retablo a cuestas, y halla satisfacción plena conquistando risas y embelesos en su andar, encuentra especial realización en la Cruzada Teatral Guantánamo-Baracoa, que cada 28 de enero surca las montañas del extremo oriental cubano para durante 34 días llevar arte a sus habitantes, por la única recompensa de ser y hacer feliz.

Los espectáculos de títeres: cada año entre lo más esperado del repertorio. Fotos: Víctor Batista
 

Una colega siempre acertada me dijo una vez: “la Cruzada es un niño que sonríe, año tras año, hasta convertirse en un hombre o una mujer amante del teatro”, y efectivamente, hay toda una generación de esas lomas que creció conociendo los clásicos de la literatura y la dramaturgia cubana y universal, gracias a esta iniciativa trascendente, que no llena bolsillos pero sí el corazón.

Se trata del mayor suceso comunitario de esa manifestación en Cuba, el producto líder del Consejo de las Artes Escénicas en Guantánamo, que llega a su edición 29 sin perder la esencia, con el mismo entusiasmo de una trayectoria de miles de funciones gratuitas en parajes rurales -cada año cerca de 200-, y decenas de millares de espectadores beneficiados con la entrega.

Inspirados en el humanismo del Héroe Nacional José Martí y honrándolo en el aniversario de su natalicio -ahora el 166- los “cruzados” emprenden su travesía de cientos de kilómetros, por el Grupo Orográfico Sagua-Baracoa, en camión la mayor parte, y en carretas y mulos si se trata de los sitios más recónditos. Con mochila al hombro y lo esencial para pernoctar en condiciones de campaña.

El emblemático camión que transporta a la Cruzada
 

El proyecto, Premio Nacional de Cultura Comunitaria, lo crearon en 1990 un puñado de teatristas locales que se aventuraron entonces por el lomerío, con mucho menos recursos. “Una cosa de locos” -hubo quien pensó-, pero de locos enamorados del arte, que resultaron muy cuerdos y sumaron a muchos de todas partes, hasta superar más de 50 los colaboradores asiduos.

Varios de los fundadores ya peinan canas y el público infantil de los inicios es ahora adulto y acude a los espectáculos junto a sus hijos, pero la cita cultural en sí es apenas una moza de veintitantos, que consolida sus atractivos, manteniendo la fidelidad de sus admiradores, de antaño y nuevos, que la esperan siempre con grades expectativas.

Unidos en la vida, la profesión y la defensa de la Cruzada los titiriteros
Emilio Vizcaíno y Gertrudis Campo (Tula), del Guiñol Guantánamo:
él director del itinerario desde hace varios años, y ella una de las fundadoras en activo.

 

Al frente de la Cruzada se han consagrado los grupos del guaso Guiñol, Elenco Dramático, La Barca y Ríos, y habitualmente se unen de otras regiones del país y extranjeros, atraídos por la noble iniciativa, el escenario campestre, la acogida multigeneracional, y la fascinación que provoca el teatro en los niños serranos, quienes corren al encuentro con los artistas.

Muchas de las compañías invitadas se hacen asiduas, es el caso de Andante, de Granma, constante desde la segunda versión y confirmado para la actual, en la que también repiten Teatro La Proa, de La Habana; Los Zahoríes, de Las Tunas; Kalipatos, de México; y llegan por vez primera El Arca, de la capital cubana; Sangría, de Brasil; y de Argentina “Dos de Rulos Teatro”.

Ury Rodríguez Urgellés, primer actor, director artístico del grupo de teatro guantanamero La Barca,
narrador oral, titiritero, dramaturgo, guionista y pedagogo, el “cruzado” con más ediciones vividas.

 

Los tres últimos estarán desde la arrancada este enero, junto a los guantanameros habituales, más los clown de Carpandilla y la Brigada José Martí -que celebra su aniversario 15-; mientras el resto de los mencionados y la actriz mexicana Eugenia Cano, ya conocida en estas rutas, subirán a las elevaciones orientales de la Isla en la segunda etapa del itinerario, a partir del 15 de febrero.

Eldys Cuba, organizador del programa, subrayó que este año se involucrarán, en una fase u otra, cerca de una veintena de grupos, y entre ellos mencionó, además, al santiaguero Punto de Giro, y de Guantánamo a la compañía infantil La Colmenita, las Estatuas Vivientes del Dramático, trovadores de la AHS, y el Teatro Lino de las Mercedes Álvarez, que cumple 85 años de fundado.

Como de costumbre, el cronograma abarcará espectáculos en cerca de 200 comunidades de los municipios de Manuel Tames, Yateras, San Antonio del Sur, Imías, Maisí y Baracoa, e incluirá talleres sobre manejo de títeres, teatro callejero y narración oral, acciones de superación que a lo largo de la historia de la Cruzada han servido de escuela a artistas aficionados de esos parajes.

El actor local Emilio Vizcaíno, director general del evento, señaló a La Jiribilla que se ofrecerán como promedio seis funciones diarias, en horario matinal y nocturno, ritmo que logra la tropa de juglares dividiéndose en varios grupos, tras levantar campamento, para llegar al mayor número de localidades posible.

“Este suceso cultural en áreas rurales se ha redimensionado en todo este tiempo -dijo-, propiciando el aporte de otras artes y sensibilidades. Todo el que tenga un valor estético que mostrar ―profesional o aficionado―, y pueda dinamizar la vida en las comunidades, es bienvenido. En la Cruzada, como en las tradicionales familias cubanas, donde comen cinco comen seis”.

Al repertorio de obras se incorporarán ahora estrenos abordados desde diversas estéticas, y también serán novedades la apertura del espacio Laboratorio Teatral para Todos, a inicios de febrero en Yateras, y un Primer Encuentro de Mujeres Creadoras, que en marzo en Baracoa, casi al cierre del periplo, destacará el papel de las féminas en los éxitos de la Cruzada.

Otro momento importante de esta edición tendrá lugar en el extremo-oriental municipio de Maisí, con amplio despliegue titiritero para una jornada dedicada a la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA), y días después, el 25 de febrero, en la zona de Boca de Yumurí, se desarrollará el coloquio central Teatro y Comunidad.

Tras llegar en camión a las cabeceras municipales, “los cruzados” se esparcen en pequeños grupos
para extenderse a los lugares más intrincados, a veces en transporte con tracción animal.

 

Este capítulo de la Cruzada será otra inolvidable experiencia ―dijo Vizcaíno― y con la mira puesta al venidero aniversario 30 de esta expedición que, mientras haya serranías, pobladores en ellas y voluntad de todos existirá ―aseguró― y acudirán a su llamado creadores de diversas partes de Cuba y el mundo, con la misma noble motivación: llevar la magia teatral a las montañas.

Especial de la ACN para La Jiribilla