Perdieron los que han gastado millones en destruir la relación de los cubanos con tradiciones identitarias como el béisbol.

No podían soportar que estuviéramos en las semifinales del Clásico Mundial. Pasara lo que pasara, nuestro equipo ya había ganado mucho para Cuba: nos ha dado orgullo de ser cubanos, alegría compartida dentro y fuera de fronteras y confirmar que no nos equivocamos al convocar a todo el que sienta motivación por llevar con respeto las cuatro letras en su pecho.

“Ganamos el sueño de volver en grande al béisbol internacional y que las nuevas generaciones se reconcilien con nuestro deporte nacional y vean en él ídolos y satisfacciones”.

Perdieron los herederos de los batistianos, sembradores de odio contra Cuba, que enviaron sus empleados al estadio a exhibir la intolerancia, la violencia y el extremismo que los ha abanderado siempre en su resentimiento contra un pueblo que no han podido doblegar, ni con el apoyo del gobierno más poderoso de la historia. Nadie piense que no cobran por sus payasadas.

“Hoy Cuba es más Cuba”.

Recuperamos la pelota como factor de cohesión social. Ganamos el sueño de volver en grande al béisbol internacional y que las nuevas generaciones se reconcilien con nuestro deporte nacional y vean en él ídolos y satisfacciones.

Queda mucho por hacer, pero hoy Cuba es más Cuba y conoce mejor a quienes no quieren que lo sea.

Tomado de La pupila insomne

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