Damas entre damas

Laidi Fernández de Juan
15/1/2016

Es un placer reseñar la hermosa compilación de textos que gracias al cuidado de Nancy Alonso y de Mirta Yáñez, y bajo el sello editorial Boloña (Publicaciones de la Oficina del Historiador de la Ciudad) ha visto la luz, y con toda justeza, obtenido Premio de la Crítica Literaria recientemente. Damas de Social. Intelectuales cubanas en la revista Social, además de constituir un merecido homenaje a muchas mujeres que intervinieron en las inquietudes sociales de su época y dejaron un trazo profundo en el progreso de la cultura cubana, es un volumen de exquisita factura, tanto en términos de diseño como en lo que a literatura se refiere.

Con gran tino, las autoras utilizaron los dibujos, las fotografías, las ilustraciones de cubierta de Social, publicación importantísima no solo en Cuba sino en Latinoamérica, cuyo jefe de redacción fuera el primer historiador de la ciudad de La Habana, Emilio Roig de Leuchsenring, y su director, Conrado W. Massaguer. El resultado de la selección de imágenes es de suma elegancia, un verdadero festín que recrea gustos, estilos, colores, matices de épocas que por sí solas cuentan historias y nos permiten un viaje mágico hacia el pasado.

La narradora Nancy Alonso, en su Nota Introductoria, devela el misterioso origen de su minuciosa tarea investigativa, cuyas causas y consecuencias quedan plasmadas en el libro, como evidencia de una postergación que ha llegado a su fin. Aparecen 28 Damas, acompañadas por autoras contemporáneas a quienes Alonso llama “Damiselas”, quienes asumieron la gentil labor de traer a la actualidad a sus antecesoras a través de cartas, poemas, comentarios: diversas formas de rendirles tributo  a aquellas mujeres que allanaron el sendero contra la marginación y la injusticia de la desigualdad de la mujer, tal como reza en la dedicatoria del cuaderno.

El criterio de selección de las Damas, muy bien explicado en el prólogo, se basó en dos premisas: que fueran autoras cubanas, vivas y actuantes en el momento de Social, y que representaran diferentes esferas culturales (literatura, pedagogía, música, artes plásticas, periodismo, crítica de arte, feminismo), y el de las Damiselas se basó fundamentalmente en colegas que reunieran al unísono la condición de ser colegas tanto de Nancy como de Mirta, y que escribieran trabajos breves cuyos contenidos variaran según las preferencias de cada quien. Me honra ser una de estas Damiselas, de modo que doy fe de la libertad que se otorgó a quienes fuimos seleccionadas para revivir nombres, en la mayoría de los casos desconocidos por nosotras. Solo tres Damas no nacidas en Cuba, pero cuya labor resultaba insoslayable para nuestra cultura, aparecen en “Damas de Social”: Blanche Zacharie de Baralt (EE.UU.); María Muñoz de Quevedo (España) y Lola Rodríguez de Tió (Puerto Rico).

Como resulta imposible reseñar las más de 300 páginas de este volumen exquisito, a modo de ejemplo relaciono algunos de los célebres nombres de Damas, escritoras reconocidas como primordiales en el quehacer cultural cubano, con su respectiva Damisela: Luisa Pérez de Zambrana/Josefina Toledo; Dulce María Borrego/Denia García Ronda; María Collado/ Isabel Moya; Fanny Crespo/ Helen Hernández Hormilla; Marisabel Sánchez/Rosa Ileana Boudet; Ofelia Rodríguez Acosta/Zaida Capote Cruz.

Mirta Yáñez, además de su aporte de “convocante” para lograr la conjugación de autoras preliminares con contemporáneas (por decirlo de alguna manera), exhibe la amplitud de su destreza ensayística en un memorable texto titulado “Social, sus Damas, mi Álbum de apuntes”, en el cual ofrece su visión particular de cada una de las mujeres consideradas Damas, enaltece la labor de Emilio Roig (no es muy frecuente encontrar caballeros que sepan defender, sin paternalismos ni subestimaciones frívolas, la labor de las mujeres intelectuales cubanas), y sobre todo, reconoce la importancia del número monográfico de Social, dedicado exclusivamente a intelectuales femeninas, lo que demostró la intensidad, facundia y belleza de la labor de las mujeres cubanas en las primeras décadas del siglo XX.

No solo por la belleza de esta feliz iniciativa, sino también debido a la justicia que representa, y por el indiscutible valor referencial que constituye, celebramos la publicación de Damas de Social, Intelectuales cubanas en la Revista Social, felicitamos a Nancy Alonso y a Mirta Yáñez, y sugerimos su lectura, análisis y valoración.